DIÁLOGOS LITERARIOS Y DEMÁS

de


JOSÉ MARÍA TORRES MORENILLA

***

Último trabajo: mayo 05, 2020

 

(en colores los diálogos de los amigos)

 

 

 

(Federico García Lorca, dibujo de joven de Torres Morenilla)

 

 

Medio pan y un libro.
 
 
 
 
Locución de Federico García Lorca al Pueblo de Fuente de Vaqueros (Granada).
Septiembre 1931.

 

"Cuando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta de cualquier índole que sea,

si la fiesta es de su agrado, recuerda inmediatamente y lamenta que las personas

que él quiere no se encuentren allí. ‘Lo que le gustaría esto a mi hermana, a mi padre,

piensa, y no goza ya del espectáculo sino a través de una leve melancolía. Ésta

es la melancolía que yo siento, no por la gente de mi casa, que sería pequeño y

ruin, sino por todas las criaturas que por falta de medios

y por desgracia suya no gozan del supremo bien de la belleza que es vida y es

bondad y es serenidad y es pasión.

Por eso no tengo nunca un libro, porque regalo cuantos compro, que son infinitos,

y por eso estoy aquí honrado y contento de inaugurar esta biblioteca del pueblo,

la primera seguramente en toda la provincia de Granada.


 

No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle

no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí

violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin

nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a

gritos. Bien está que todos

los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos

del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio de

Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social.


 

Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de

un hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente

con un pedazo

de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tiene

medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros, muchos libros los que

necesita y ¿dónde están esos libros?


 

¡Libros! ¡Libros! Hace aquí una palabra mágica que equivale a decir: ‘amor, amor’,

y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para

sus sementeras. Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dostoyevsky, padre de

la revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Siberia, alejado

del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita

; y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: ‘¡Enviadme libros, libros,

muchos libros para que mi alma no muera!’. Tenía frío y no pedía fuego, tenía

terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras

para subir la cumbre del espíritu y del corazón. Porque la agonía física, biológica,

natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la

agonía del alma insatisfecha dura toda la vida.


 

Ya ha dicho el gran Menéndez Pidal, uno de los sabios más verdaderos de

Europa, que el lema de la República debe ser: ‘Cultura’.

Cultura porque sólo a través de ella

se pueden resolver los problemas en que hoy se debate

el pueblo lleno de fe, pero falto de luz.

 

 


 

Prólogo a mi Río Darro al encuentro de Granada

 

BAJO LAS SOMBRAS DEL SALÓN

Con este cansancio que tengo hoy qué bien me vendría estar sentado en una de las sombras del Salón, oyendo en el recuerdo el goteo lejano del río Genil, hoy un espejo verde, callado, sin guijarros ni grietas, serenamente cansado y tan lleno como yo de las viejas tropelías, de los duros amores de la vida que contempla el Sol granadino, primo del de Jaén y rival del malagueño, que se atraviesa por todos los caminos que van a dar a la mar, que es el morir o sea todo lo contrario de estar sentado bajo una de las sombras del Salón y recibir el blanco aliento de los tranvías de la Sierra, siempre espectrales, también entonces, cuando subían por quebradas cañadas y puentes de puntillas sobre el abismo, amarillos pálidos, muertos de miedo frente a los abigarrados de los tranvías de la ciudad. Aquellos tranvías de la Sierra cargados de aire, de olores desterrados, de aguas subterráneas. Todavía queda un ligero atisbo de tranvías en el cruce de la Sierra, en la carretera que parte del Salón, cuando al fondo los miraba la Reina Isabel sentada magníficamente, como una reina, con su hermosa papada y la rara belleza, mezcla de buena educación y de viejos temores. Bam, bam, suenan los alabarderos de viejas pelucas y terciopelos más viejos, los escudos y los timbales, las chirimías gatunas de las trompetillas de plata, toda la cohorte de un Imperio naciente bajo los pies de la hermosa reina. Oh mi Señora sentaos en la alfombra verde de la Vega, que os contemple la cautiva Sierra Blanca y su nieve os refresque las mejillas, que tiemble la chopería ante vuestro terror y las palomas vuelen como jaculatorias ante la serena majestad de vuestras preguntas. ¡ Vivan la Virgen de la Alhambra y la Reina Isabel Primera de Castilla!, las hermosas mujeres granadinas que se pasean por su Salón vestidas de fiesta, perfumadas y adornadas con las flores de sus sonrisas. Que sonría Granada entera, bajo las sombras del Salón, que es es el único capaz de soportar el asfixiante calor de una ciudad encendida en la nieve, toda hecha agua, agua por aquí, bajo de aquí, en cascadas, en torrentes, en cuevas subterráneas, en los jardines, en los cauchiles, por las veredas, aguas eternas de las eternas nieves, las que toma el aire y las regala a puñados en los rostros de la Reina. Ay, mi Señora, cuánto tiempo hace que no vienes por aquí y nos enseñas a amar a Cristo, a juerguearnos con Cristo, como debe ser, sin quiebra ni medida, alborotadamente, bajo los cimbeles de la Caballería Real, la que trona más que los truenos y hace temblar las piedras de los caminos. Yo te amaría, serías mi amor secreto, mi amor carnal, el más imposible de todos, mi velado amor para una tarde fresquita en las sombras del Salón.

Aunque me pongan la música.

José María Torres Morenilla

 

 

 

Querido amigo: te vas superando a ti mismo, cosa difícil. Madurez, atrevimiento sin censuras, fluyen tu pensamiento, tus recuerdos, anhelos y fantasías como el agua del río Darro, como las acequias del Generalife, como la lluvia en tormenta convertida en olas de mar mediterráneo. Sí señor, sigue por ahí.
Me permito reenviarte tu texto, con alguna puntuación.... y eso que me he autocensurado el poner puntos o puntos y comas porque intuí que querías ese efecto entre gongorino y rubendariano, entre nerudiano y gustavoadolfianobecqueriano.
Me ha gustado, sí señor.
Que viva More
Un abrazo
Alfonso

 

 

 

Prólogo a Guía para Hombres en marcha de Alfonso Colodrón

 

Debería contestar una a una todas tus metáforas, si metáfora es la apariencia de algo que no es, vestida de algo que es. 1º Para ser 
poeta te lo tienen que decir,2ª Para ser poeta de conferencias, clases, tertulias y demás te lo tienen que decir otros poetas. 3º Me gustan los 
relojes, son mágicos, los compro rotos los arreglo, los compro nuevos los escacharro, no tengo afición, sino aflicción, dolor por el reloj 
roto,4º Nadie me encarga nada, ni tú siquiera me encargas prólogos porque lo haces fuera de tiempo, sin tiempo, y eso no es un encargo 5º 
Detesto mi pintura, no la disfruto, me gusta Granada y cuelgo mis cuadros de Granada para tener la Granada que me robaron en mi corazón 
6º He vendido algunos cuadritos por poquísimo, pero mi idea era vender en un principio, ahora no, ahora es colgarlos en Internet para que la 
gente los disfrute si le gustan, para que me conozcan las gentes y vean esta faceta mía de la pintura, que es fascinante, pero que G. a D. no 
ha sido conclusiva en mi vida y no me tengo que ganar la vida adornando paredes de otros. Te aconsejo que pases por mis "Paisajes y retratos" 
verás que es un multipoema, para ser visto y luego me dices. Mis cuadros no son cuadros de colgar, sino de buscar, tengo unas rosas que 
parecen enormes y solo tienen unos milímetros, no hago miniaturas, solo me interesa el ritmo, la esencia y el color también. O sea es una 
barbaridad lo que me has dicho: yo publico, edito mi poesía para el mundo, edito mis pinturas para todos, hay gentes en el mundo entero que 
me conocen, que me leen, que ven mis cuadros y los reproducen, los ponen en sus escritos, en su vida. Todo lo contrario de lo que dices. A 
ti, incluso, te regalé un cuadro que olvidaste (copia de Jacqueline de Picasso) otro del Darro y un árbol que sintetiza el enorme pino de la 
naturaleza y que debe estar en el sótano de tus cosas. O sea, tú me conoces, pero te conoces más a ti y me dices cosas que no son tuyas, 
pero que forzosamente no han de ser mías también. 
 


Vayamos por la línea recta: hay un universo de lo que vemos, otro de lo que somos yotro más palpable de lo que queremos ser. En el primero vemos a los 
otros y a las otras y nos formamos una opinión crítica siempre, incluso admirativa o loatoria, pero siempre con un juicio y para el juicio nos 
apoyamos más en los otros que en nuestra intuición siquiera. El Universo de lo que somos es el más importante: porque somos, desde que 
nacemos, trágicamente portadores de un ego ancestral, venimos al mundo con nuestra tragedia (moriremos queramos o no) y además no con utopías, 
ni lugares comunes, ni topismos, limpios de polvo y paja (nunca mejor dicho) con Vida, la vida de nuestros ancestros, la misma también de los 
dinosaurios y la historia de las gentes, de los familiares y de los que, por lejanos, ya no son familia. Y somos esos, hemos heredado sus 
gustos, sus miedos, su valentía, su hombría, su gallardía, su consenso sexual, lo que está bien y lo que está mal. Ojo, también somos, no en 
el plano meramente físico o heredado, somos la vida del prójimo, de los vivos coetáneos, el enemigo también, y también, y esto sí que es 
esotérico, en el plano espiritual también están en nosotros los pensamientos de los que murieron (el pensamiento es intemporal, nuestro 
cerebro intrínsecamente no juega con el tiempo, pues el tiempo es solo una medida de la Física, pero como todo lo absoluto, no existe, los 
muertos siguen pensando en nosotros, viviendo en nosotros, sus pensamientos rozan todas las cosas, en ese plano no hay muerte, todo 
sigue vivo, como en una película, de aquí que muchos problemas psíquicos en verdad son realidades no comprobables, partos con dolor, 
pues hay un factor benévolo que nos defiende del sufrimiento a los sanos y en los enfermos faltan esas defensas para no ver, para no oír, 
y la vida es un gran sufrimiento, por todo, -creo que el nacimiento es la peor experiencia de nuestra vida-) ¡ Qué lío verdad! Pero es cierto. 
No es macabro, porque en la Naturaleza, que lo es todo, nada es macabro sino las malas ideas o regodearse con el mal ajeno. Todo es natural, 
pacífico y bueno, hasta los desastres porque revitalizan el ánima de todas las cosas, rompen para recomponer, cortan para revivir. Así que 
amigo, mitad reprobación ante tus palabras, mitad lectura de tus amigos, tan interesantes, te hago un Prólogo, en el que a este humilde 
poeta (me lo digo yo, por mis  muchos años de poesía) te pido que pongas las palabras que me has dirigido tú también, para que te vean, 
para que te conozcan, para que entiendan que a veces, como la serpiente mitológica, al tiempo que dices cosas buenas dejas escapar tu venenillo 
de estar por encima de tus amigos, que son usureros, medio poetillas, medio misántropos y tú, el gran despistado, el gran 
desmemoriado beatíficamente concedes el beneficio de tu amistad. Nos conocemos toda la vida. Nunca hemos cambiado. Eres mi amigo. Por eso me 
defiendo de ti ( no soy Dios). Un abrazo y un prólogo (si pones tu carta enterita, con lo de usurero, etc.)

 

  ANÁBASIS

Tenía una idea, tenía mil ideas, pero embrolladas, atormentadas, caóticas, simplistas, en una noche, pero amaneció un día 
siguiente, espléndido en la mañana de Mayo, que recibí en mi senectud con vigor y rectamente y a pesar del riesgo que supone escribir sin 
apenas guión, de formalizar sin apenas idear, apareció mi verdadero escritor, que es una persona que no sabe de nada, cuya verdad es solo 
escribir, y ya salió el hilo conductor, el vislumbre del artículo para mi amigo Alfonso y su libro "Guía para hombres en marcha. de la línea 
al círculo". Partí entonces, como siempre, con una vieja idea: la distancia entre la virginal rosa salvaje y las rosas cultivadas de mi 
jardín. Tengo algunas que de ser tan cultivadas imitan a las primitivas y ofrecen ramos ideales de rosas rosísimas, sin apenas aroma, pero con 
frescura de vírgenes. No tienen recovecos, se ofrecen espléndidas y sencillas, apenas huelen, más parecen rosas entre zarzales, que rosas 
de jardín. La mano del hombre cambió a la rosa y le dio color azul- La rose bleu-y aroma embriagador o la hizo hermosa carmín, cambiante de 
color en su vida, la Emperatriz Soraya. Igual los hombres, los hombres hemos cambiado al hombre, somos la selección del hombre.
 


Llevo tiempo leyendo a Jenofonte, el gran escritor griego, discípulo de Sócrates, con el que discutió sobre asuntos más económicos que filosóficos y que 
ha dado una imagen distinta del gran maestro, su Anábasis fue lectura de sintaxis en la cátedra de griego de Unamuno, pero la retiró como 
texto  porque "los alumnos se aburren de aquella monótona y fatigosísima relación, tan lánguida, que da sueño", a pesar de 
reconocer también que como texto era excelente. Esa expedición de los diez mil hombres griegos, lanzados a defender la causa de Ciro, y su 
intrigante madre, frente a su hermano Artajerjes, una vez muerto Darío y hecha la paz entre Esparta y Atenas me resultó emocionante. Porque 
Ciro muere en combate y aquellos diez mil hombres han de regresar nuevamente a Grecia, por territorios hostiles y bárbaros y la taimada 
persecución de los hombres de Artajerjes. Lo relevante del relato es la descripción de la vida militar de aquellos hombres solos. Su concepto 
democrático cuando votaban las resoluciones a mano alzada y se sometían al dictado de la mayoría, en muchos casos y cuestiones importantes, 
pero también en otros menores como la recogida de comida o las expediciones menores para tomar una ciudad en el camino. También chocan 
con nuestras costumbres el gusto que tenían por los muchachos, de manera que Jenofonte se queja dulcemente que como capitán nunca les 
arrebató un muchacho o que, como capitán también, el mismo Jenofonte, que contaba veinticinco años entonces, fuera acusado de pegarle a sus 
soldados, pues siempre lo hizo " cuando le dieron motivos". El ardor de las batallas, el canto del peán a Apolo, que era patriótico y exaltador, 
los enervaba como hombres griegos, los sacrificios, los augurios y el solemne juramento de los pactos cuya palabra debía ser cumplida a la 
vista de los dioses. Si en algunas cosas podríamos considerar que aquella expedición era antigua,  es más cierto que era una expedición 
de hombres de ayer mismo, dotados de la disciplina, del rigor matemático de la táctica, bajo la gran línea recta de una estrategia en 
favor de una causa más favorable a los griegos y el círculo del nómada campamento, que ha de cambiar día a día, con choques y relaciones entre 
ellos a veces difíciles cuando no rupturistas. No es una lectura aburrida sino rigurosa y maravillosamente escrita en uno de los mejores 
prosistas que nos ha dejado el mundo clásico.
 


El movimiento de hombres y solo hombres, son muchas  ideas para hacer un ejercicio meramente literario o poético, para encontrar lo que el hombre quiere y 
selecciona como hombre, a lo largo de la historia. También es un ejercicio primitivo, de volver a los orígenes, de encontrarse con la 
virilidad que da la suma de virilidades, de ver qué hacían aquellos ejércitos de hombres y solo hombres, de reencontrarnos con la cuna de 
nuestra civilización griega, que es la que nos rige más propiamente como ciudadanos que las religiones o el marxismo. Aquellos iban en 
busca de un mundo culto, frente al bárbaro y opuesto imperio oriental. En busca del hombre occidental, el autor de Europa y de los Estados 
Unidos de América. Creo que la terapia, basándose en el conocimiento interior del hombre va en busca de otro hombre seleccionado, que se 
sienta feliz al conocerse, que se conozca mejor cuando las relaciones se cierran en el círculo y nace dentro un movimiento distinto y 
masculino. El hombre, que es una selección muy femenina de la virilidad, lo que la mujer quiere que sea, también lo puede ser de la 
masculinidad. Arriesgarse a la ventura, juntarse a otros hombres y encontrarse luchando por esa otra idea de lo masculino. Terapia de 
Sierra, de campos y de nieves, agreste, para unos hombres que acabarán por ser luego más altos, más guapos y más buenos. La selección es 
imparable, el hombre la dirige. Nimi magnum est.                                                                                     
 

 

José María Torres Morenilla, Madrid 30 de Mayo de 2014

 


 

 

Presentación a la exposición de pintura de Clara Torres Morenilla

 

 

 

en el Centro Cultural Antonio Machado de Madrid

Calle San Román del Valle, 8

del 2 al 15 de Abril de 2013

 

 

La pintura de Clara

 

Claridad, esencialidad, luz interior y sobre todo comunicabilidad en aquello más profundo y doloroso. Clara suelta su mundo íntimo en personajes que claman por compartir su hondura y su dolor, vestidos sus rostros de magníficos dorados, a veces como un grito o muchos gritos de Mandrágora, otras en esencialidad serena de Modigliani, también con magnífica apostura de un profundo "Lorca" que parece llevar en sí el gran peso de su importante poesía. Pero es en la Naturaleza donde el color se sobresalta y añade una eclosión de sonidos luminosos, un clamor colorista del más puro sentir pictórico. El mar, cristalizado, purísimo, esencial. Su faro que tiene más de tierra que de mar, de campo cultivado, de ciudad vivida.

Su pintura nace progresada, muy pintada antes, quizá por lo cerca que vivió el mundo de la pintura familiarmente, de manera que sus conceptos han madurado interiormente. Su técnica del acrílico está bien dimensionada en un dibujo ágil, sin ambigüedades, confundido con el propio color. El color en Clara es un disfrute, una parte más de las ideas, su amigo del alma que la lleva a la inspirción y a la calma que deja la obra bien terminada.

Portentosa pintora, desbordante pintora, corresponde ahora seguir madurando las ideas y los conceptos en otras obras que vendrán seguramente tras estos primeros años de su salida al mundo de la Pintura.

La pintura puede ser un deleite o puede ser un grito sordo. El pintor ha de ser el dominador de su arte y llevarlo a la más pura expresión de la belleza también, buscando también la satisfacción íntima de la obra. Como Clara tiene inmensas cualidades humanas yo estoy seguro que este movimiento suyo de la pintura la llevará felizmente a su plenitud. Por de pronto sorprende, pero bien sabe ella que estos cuadros vivieron interiormente en su mundo y que han salido con pasión y con gusto. Que no deje nunca de pintar.

 

Clara

 

Es bella cual mujer pura y solemne,

de los colores tiene lados cristalinos,

del espacio sombras y espejos finos,

danza con la canción grácil e indemne.

 

Es joven porque la edad no la corrompe

y clara pues definida no oculta nada,

hermosa como de ser muy bien pintada

y frágil si habilidad nunca la rompe.

 

¿Quién es aquella que para mí es como el bien,

que siendo una se multiplica en cada cosa

y de su mano me soy llevado también?

 

Es para el arte la inspiración gozosa,

para virtud consoladora y sién

y por lo visto nunca lo fue la prosa.

 

José María Torres Morenilla

Madrid 17 de Enero de 2013

 

 

 

 


 

 

Artículo de José Luis Delgado sobre García Lorca en el diario "Granada Hoy" del 1-4-2013

 

 

 

ayer y hoy

                                                                                   García Lorca está en el cielo

No busquéis más sus huesos. Su obra está en todas las bibliotecas y su alma en el cielo Se ganó la gloria como penitente de Santa María de la Alhambra llevando descalzo la pesada Cruz de Guía

                                                                                                                                 por  José Luis Delgado, Granada
 

El 26 de marzo de 1973 apareció en la prensa local un artículo firmado por Rafael Gómez Montero en la sección que Ideal titulaba Andar por Casa. Luego lo hemos visto reproducido en el ABC de Sevilla el 18 de mayo y de nuevo la vimos recogida en la obra de Vila San-Juan, García Lorca asesinado: toda la verdad. Parece ser que esta anécdota curiosa la quiso mantener en silencio el hermano de la cofradía José Martín Campos pero no deja de ser interesante como una faceta más de las muchas que envolvían la personalidad del inmortal poeta granadino.

Pagó con creces su inocencia en Víznar pero es que además tuvo el valor de llevar en procesión y como promesa a la Virgen una pesada Cruz de Guía de la Cofradía de Santa María de la Alhambra, descalzo y con la cabeza cubierta. Tal ocurrió en la Semana Santa de marzo de 1929. Imaginamos la fortaleza física necesaria para bajar y subir luego, tras larguísimo itinerario, las cuestas de la colina roja y pisar descalzo los chinos de la explanada en la Puerta de la Justicia; aquel muchacho de familia bien que algunos tomaban por blandito y de merengue.

Fue un favor que pidió, salir de penitente, y un favor que le hicieron, puesto que ni era cofrade entonces ni tenía traje de penitente, lo cual iba contra las normas. Su petición fue anónima pero la sorpresa vino cuando se presentó en persona en la sacristía y advirtieron los cofrades que se trataba del poeta García Lorca. Tras una reunión con el hermano mayor de la Cofradía, Felipe Campos de los Reyes, se arbitró la fórmula de que saliera llevando una cruz de guía y con la cabeza tapada. No se podía negar a nadie que solicitara salir en la procesión como promesa a la Virgen.

Dice el autor del artículo, el inolvidable Rafael Gómez Montero, que, al finalizar la procesión, Lorca dejó la cruz en un rincón de la sacristía y sin despedirse de nadie dejó escrita una breve nota en la que se leía "que Dios se lo pague". A los dos meses García Lorca firmó el Boletín de inscripción en dicha Cofradía de Santa María de la Alhambra, con fecha de 20 de mayo de 1929 y con una cuota mensual de una peseta.

No hay duda de la devoción que Lorca debió sentir por la Virgen, por lo menos en alguna etapa de su vida. En su obra abundan las alusiones religiosas a la imaginería popular. En 1924, con 26 años, dibujó aquella Virgen de los Siete Dolores a la que parece ponerle de fondo el Sacromonte; al fin y al cabo tuvo una educación cristiana que aparece en algunos de sus poemas, aunque quede lejos de la añeja beatería de la época. Recuérdese que sus primeros estudios los hizo García Lorca en el Colegio de los Escolapios de Almería de donde saltó luego al Colegio del Sagrado Corazón de Jesús de Granada, acogido a la educación fomentada por los jesuitas y regentado por don Joaquín Alemán que, según palabras del profesor Orozco Díaz (Semblanzas granadinas), era hombre de espíritu e ideas conservadoras.

Poco queda ya por saber del insigne poeta. Tal vez lo menos importante, si descontamos los lógicos sentimientos familiares, saber dónde están sus restos. Por lo demás, queda claro que su obra está en todas las bibliotecas del mundo, figura en todas las antologías, está mil veces traducida y la conocen poco a poco todas las escuelas. Eso es lo que importa. Y en cuanto a su alma, seguramente está en el Cielo. Se ganó la Gloria con la promesa que hizo como cofrade descalzo en la procesión de Santa María de la Alhambra y tal vez ocupe sitio de honor preferente por su absurdo asesinato tantas veces recurrente.

José Luis Delgado

 

Querido José Luis: de todas las cosas chocantes de este mundo la menos chocante es el pasaje que cuentas de la vida de Federico García Lorca. Por todo ello Dios le ha premiado con esos versos tan magníficos, que ya lo eran desde muy jovencito. Artista sin par, casi más que la Poesía, que al fin es algo que cultivamos muchos, casi todos. Los granadinos tenemos la suerte de contar con Federico. Lástima como dice Alfonso en el Prólogo de mis Poemas, troncaran en vida su obra. Pero es cosa de los elegidos que suelen morir jóvenes. Un verano, no hace mucho, pasé por su huerta de San José (San Vicente), cerquita de Parque Genil donde teníamos la casa de mis abuelos y vi un anciano y flaco sacerdote, de los que llevan sotana por ese centro cultural de Granada, tuve la premonición que Federico estaba muy cerca de Dios. En estas cosas no hay azar. Estoy seguro de ello, la anécdota es que se le considere ateo. En estos tiempos nadie lo es de verdad, aunque reneguemos de una parte nuestra íntima. Como dicen las gentes "los altos juicios de Dios nadie los conoce" y si Federico quería a su Virgen de la Alhambra yo me alegro doblemente ahora que me lo cuentas porque hice un poemilla a Santa María de la Alhambra. De todos tus artículos este de hoy es especial y el más granadino de todos. Enhorabuena


José María Torres Morenilla 1 de Abril de 2013

 

 

Querido José Luis: Después de tu buen artículo sobra García Lorca, que en mi entusiasmo poético he replicado en mi web, me entero ahora leyendo un pasado Ideal del día 30  de Marzo que, si bien Federico fue cofrade de Santa María, sobre su pregón de 1936 algo te has dejado en tinta.

 
"Uno de los cofrades más ilustres de esta hermandad fue Federico García Lorca, si bien un pregón pronunciado en abril de 1936 le valió una reprimenda de la misma.
En aquel pregón, el poeta granadino pidió a sus paisanos que restauraran "aquella Semana Santa vieja y escondieran, por buen gusto, ese horripilante paso y no profanaran la Alhambra, que no es ni será jamás cristiana, con tatachín de procesiones donde lo que creen buen gusto es cursilería".
 
Cómo cambian las cosas según el tiempo en que suceden. Ya entonces, parece hoy mismo, lo cristiano es rebajado, o desacreditado por la intelectualidad. La Alhambra no será cristiana nunca (salvo las hermosas hurís cristianas esclavizadas por aquellos moros para sus harenes) pero yo formulo que siempre será eminentemente granadina, de Granada y que si no fuera por la tierra, las colinas, la Sierra, el cielo  y la hermosa Vega solo sería un castillo moro de gusto árabe. Y habló Federico de profanación, qué imprevisibles eran entonces para Federico las profanaciones auténticas en su exacto sentido que sufrirían los cristianos granadinos, en sus vírgenes y en sus iglesias. A mí me gustan los monumentos cristianos en la Alhambra y los bosques cristianos, uno de mis sitios preferidos es sentarme en la fuente de Carlos V.
 
Ya ves, de la exultación a la decepción. Un fuerte abrazo

José María Torres Morenilla

 

Muchas gracias por vuestro interés. En Granada es muy conocido el pregón del 36 de García Lorca; yo mismo lo recogí en mi libro sobre la Semana Santa cuya portada y página adjunto en archivo. Lo publiqué en 2010 en la ed. Tleo (ver internet). En la página 33 aludo al pregón y ciertamente en él Lorca critica a Santa María de la Alhambra. Por eso en mi artículo digo textualmente "No hay duda de la devoción....POR LO MENOS EN ALGUNA ETAPA DE SU VIDA...". Cuando salió en la procesión a la que se refiere el artículo era el año 1929; cuando dio el pregón era el año 1936. 

En este artículo "no tocaba" esa otra etapa posterior de la vida "espiritual" de García Lorca, pero sí conocemos el contenido del pregón; pero se conoce menos esta otra etapa anterior de Lorca que ahora destapo en mi artículo del lunes.
Ojalá todos los lectores siguieran con la misma intensidad que vosotros mis escritos y pudiéramos intercambiar opiniones que de otra manera se quedan ocultas y sin posibilidad de aclaración alguna.
Os mando un fuerte abrazo.

José Luis Delgado

 

Querido José Luis: Como no podía ser menos tú conocías de sobra, como toda Granada menos yo, la reprimenda culturista de García Lorca en 1936. Es tanta la influencia del poeta en Granada que lo del "pegote" del Palacio de Carlos V se considera una "profanación", como si la cultura no fuera añadir y lo puro fuera estar viudo. Eso sí, Granada nunca fue cursi, ni siquiera en la procesión de la Alhambra, ni cateta; es capitalina por los cuatro costados, incluso imperial. Un fuerte abrazo.

 

 

 

 

 

LOS POEMAS DEBEN EMPEZAR CON BELLEZA Y TERMINAR CON SABIDURÍA

 

Querido Alfonso: tus correcciones son exactas en el sentido gramatical de la construcción literaria, creo que en ti resuenan vívidamente las enseñanzas que tuvimos en su día. A veces al escribir descuidamos los por y por y los de y de que nos dijeron no estaba bien usarlos, pero en poética hacemos todas esas barbaridades porque vamos al sonido más importante que la gramática, aunque si se puede eludir el barbarismo mejor que mejor. Me gusta me recuerdes el buen gusto literario, me gusta y me afirma en considerarte el mejor de los críticos. Te he hecho caso en algunos apuntes, pero con copia reservada de la primera edición por si la inspiración incide sobre la idea primera: el silencio expectante del amanecer, donde se condensa mi vida, antes de que la ciudad se borre en los ruidos del trajín diario.
 
En cuanto a acabar con sabiduría es muy oriental, salvo que la corriente del escritor moderno huye de la lección sabia, la moraleja, las moralinas, todo lo que sea estar sobre el lector, guiarlo o enseñarlo. Quizá sea algo que debes tener en cuenta a veces, para tu desahogo personal. Eres un escritor magnífico. Académicamente irreprochable, erudito a veces, muy culto, más de lo que piensas de ti, aunque, y no es ponerte un pero, con cierto afán tuitivo y protector del lector, de la cultura y de lo que "debe ser", algo kantiano. Yo quiero también que despegues con fuerza y hondura en ti mismo, que profundices en ti como escritor- es lo que más vale de ti- con tu vida y experiencia, con tu multiamistad. Creo que hasta ahora lo estás haciendo bien, pero todavía queda por dar más y más. Todavía los lectores te necesitan en aquello que para ellos es imposible: tu vida de viajero. También tu poética, limpia, colorista, simpática, alegre, muy literaria y actual, dibujada con modernidad. Porque lo que es la construcción gramatical es de matrícula de honor. Excelente también tu mente privilegiada para cohonestar con citas acertadísimas. En fin, maestro, que te hago caso, pero reservándome mi primer boceto por si la inspiración redondea un poemilla producto de una foto que me impresionó por dentro. Un abrazo.

 

 

 

 

 

                                                                                 Presentación

                                                                      para el libro de Alfonso Colodrón

 

                                                                             HORA DE DESPERTAR

                                                                                                                                                                                                                                                                                      

 

La paz tiene muy buena prensa, pero la guerra resulta mucho más interesante literariamente. La paz es necesaria para el progreso de la humanidad, pero la guerra es mucho más rica en situaciones, en trabajos e incluso en la superación tanto científica como humana de las gentes. Mientras la paz puede ser el hervidero y la levadura de nuevas guerras, la guerra es el cultivo de la paz más imprescindible. Ante la paz hay cierta atonía del alma; en la guerra la tensión, la irracionalidad de la misma, convergen a buscar la paz a toda costa tanto del vencedor, que en la paz descansa, como del perdedor que en la paz puede sobrevivir y rearmarse.

 

Pero qué es la paz, además de no ser la guerra. ¿Hay paz en medio de una guerra, hay guerra incluso en los interludios pacíficos? ¿Hubo alguna vez paz entre los hombres? ¿Cuándo se vivió en paz últimamente? Muchas preguntas para un solo dilema: o guerra o paz. Son excluyentes. La guerra es tan ruidosa desde siempre que basta acercarse a su escenario para decirnos “esto es la guerra”; sin embargo en la calma chicha de la paz casi nunca podremos decir “esto es la paz”, que creo no se ha dicho nunca, porque casi nunca la hubo. Paz no, hay silencio. Silencio de tambores y de cañones; silencio de montañas y de valles, de grandes surcos verdes por donde fluyen los ríos y el horizonte es lejano y bellísimo bajo el fulgor de la luz solar y las sombras de las nubes, la Naturaleza resulta pacífica y honrada, veraz y luminosa, grandiosa y liberadora. Los cielos incluso, a tantos miles de años-luz, parecen pacíficos, sin achuchones, sin corrientes, sin movimiento apenas. Resulta una armonía universal hermosamente pausada, sutil y poderosa al tiempo: nada hay más bello que la paz de los cielos. La verdad es un caos recompuesto, un hacer y deshacer continuo, un equilibrio bajo el principio universal de la contingencia, un eterno bullir de la materia en busca del espacio: la colosal guerra de las partículas por resultar vencedoras. Todo lo existente quiere conseguir su paz, su dominio, su sitio en el mundo para gozar la vida. La paz es una conquista por más que quisiéramos vestirla de entidad espiritual, de Ser, de divinidad que nos ayude a soportar la vida. Nosotros mismos a nivel microscópico y aún menor, somos una guerra de células contra invasores, contra células rebeldes, contra venenos y enemigos íntimos y contra el mal funcionamiento de nuestros órganos. Nuestra paz es la victoria diaria por la vida. Nuestra lucha nunca puede acabar si no queremos perecer y darnos pacíficamente a la muerte.

 

Pero todos los hombres grandes, aquellos que quisieron lo mejor para los otros hombres, siempre fueron buscadores de la paz. La paz maravilla a los guerreros, no sólo por el descanso, sino porque, tras la experiencia de los horrores de la guerra, quieren en paz ver cumplidas sus vidas en aquello por lo que vale la pena vivir, el amor incluido.

 

Alfonso Colodrón fue siempre un viajero, algo guerrero, que ha encontrado su paz en su nueva familia, en su consultoría de Gestalt, en el hermoso jardín que cultiva frente a su casa de Pozuelo y en la amistad para la que es mejor jardinero incluso. Como buen lector que es, puede escribir con claridad y no puede parar de hablar y de escuchar, también en letra impresa. Por ello, escribió esta serie de artículos, que en esta obra recoge seleccionados, y en ella, yo como amigo de infancia que no le pierdo el ojo, leo un recorrido, una secuela expresiva de su mismo carácter, de su ambición humana, de su sueño de hombre que quiere recomponer el mundo, aún diciendo verdades; que busca la paz aún luchando contra la dictadura desde la editorial exiliada en París Ruedo Ibérico, o recogiéndose en plena democracia en su círculo, sin gozar las ventajas de la paz lograda, ni siquiera económicamente, como hacen ahora muchos de sus compañeros ideológicos.

 

Para el autor, la paz no es una utopía, ni siquiera un reclamo publicitario de los guerreros. Es lucha, una lucha sin cuartel contra los convencionalismos, contra la segunda muralla de los hombres en las intenciones de pasar por encima de los otros, los débiles, los menos amparados de la justicia. En cierto modo profesa esta religión del ser humano y por ello ha pasado en algún “rifirafe” televisivo, con enojo de su parte, por ser un hombre religioso, de una religión inventada en Occidente a la que llamaron taoísmo. Pero este autor siempre fue así, con independencia de las ideas, dentro de su profunda religiosidad vivida en los primeros años católicos de su vida y de la que soy particular testigo por nuestra amistad de años. Lo que dice ahora es continuidad lógica de lo que entonces decía. Nos pasa a todos, seguimos siendo los mismos aunque cambien las circunstancias, frente a lo que dijo el filósofo: a un hombre, en su corta vida, no le está dado cambiar ontológicamente ni siquiera en el mundo espiritual (lo que decían antiguamente: “genio y figura, hasta la sepultura”). Podemos cambiar las conductas externas, pero el mundo interior es tan limitado y fijo como lo es la órbita del sol respecto a los espacios interestelares. Solamente los muchos seres humanos en muchos tiempos pueden evolucionar física y espiritualmente.

 

La vida de Alfonso ha sido muy interesante: ha viajado mucho, más que Julio Camba. Ha vivido en persona la Revolución Cultural en Francia, participado en tertulias y amistades de la intelectualidad antifranquista. Ha recorrido el ancho meridiano de la humanidad, desde Japón a la Polinesia, a los Estados Unidos, América del Sur también, en muchos años. Tiene una experiencia de humanidad increíble y una gran facilidad de mayor aún de hacer amigos. Por ello en sus escritos siempre hay algo vivido realmente; no es un simple teórico de las cosas, aunque sean científicas y reguladoras de las conductas humanas. Más bien habla del ser interior, describe con pulcritud el alma humana, también la perversa, la dominadora, y es crítico insobornable, por no ser un ideólogo, sino un observador enormemente curioso, un raro espectador que, contrariando otra vez al filósofo, hace algo más que ver: pone en guardia las personas contra sus guerras inútiles o descubre los oscuros intereses, casi siempre económicos, de las grandes potencias y de los hombres que mandan en el mundo, mientras se empeña en poner en paz y armonía a cuantos le lean o acudan a su consulta. Él lo ha vivido interiormente y sigue intentando profundizar en su vivencia.

 

Cuando me adelantó su libro para que le hiciera el prólogo, quedé fascinado: cada capítulo es una muestra completa del pensamiento moderno. Nada es convencional, ni acordado. Es raro que en estos tiempos alguien escriba así, sin presumir de moderno o de revolucionario. Me parece que hay que estar bien asentado con los pies en la tierra, sin perturbadores sueños de gloria, para resultar glorioso. También es un libro escrito con belleza y dominio del lenguaje. Y aunque hay unidad de criterios y un camino de paz buscado en todo tiempo, estos “senderos de paz” resultan diversos y amenos de recorrer. Se puede hacer de un tirón, como puede recorrerse en unas horas una exposición de pintura, sin dejar de apreciar lo que de singular y hermoso tiene cada cuadro. Es la obra de un enamorado de la vida.

 

Volviendo a los tambores de guerra y los caminos de la paz, el panorama actual del mundo es desolador. Y no tanto porque continúen las guerras, sino fundamentalmente  por la brutalidad de las operaciones de guerra en el terreno de la diplomacia, del Derecho Internacional Público, que es pisoteado cuando los dirigentes actuales, en un ejercicio de agresividad, por emplear un término suave, no han tenido en cuenta las reglas elementales del Derecho Internacional, de los tratados, de las convenciones, de los mecanismos legales reconocidos por todos. Ni siquiera respetan las formas, los usos y costumbres, las mínimas buenas maneras. Ya lo dijo el escritor: hay unas faltas que son imperdonables que son las de la cortesía, la guerra no puede hacerse con argumentos lineales, sin respeto de los tiempos muertos que la han de preceder siempre. Si de algo sirve la diplomacia y el Derecho Internacional es para no dejar con cara de pánfilos a las otras partes del mundo. Les han dicho ahora: no pintáis nada y si os ponéis bravos o a la contra os veréis con nosotros. Todavía parecen sonar en ciertas cancillerías las palabras de Stalin: “¿El Papa, cuántas divisiones tiene?”.

 

Alfonso Colodrón quiere llegar a la paz. Paz en el hombre interior, en el círculo de la familia, en el pueblo, en las naciones, en el mundo; y va desgranando su propósito, párrafo a párrafo, con claridad, sin artificios, en este libro que para mí es una pequeña antología imprescindible, didáctica, pero no engreída, bella y profunda, como el día a día de su vida en busca de la Paz.

 

 

José María Torres Morenilla

 

 



 

 

      Prólogo de Torres Morenilla

                                      

    para

 

                  Quiéreme libre, déjame ser

                libro de Alfonso Colodrón

 

 

       Los humanos son impredecibles, recuerdo el primer día que los ví en la dehesa, el más viejo de todos, el Mayoral era un hombre astuto, como dicen los hombres, curtido por el sol: su rostro oscuro e hirsuto estaba marcado por unas indelebles líneas llenas de sombras, sus manos, poderosas, cogían con decisión la garrocha y montaba a caballo con soltura aunque con una ligera inclinación de su cuerpo hacia el lado izquierdo, resonaban los cueros de su ropaje y su sola presencia nos aterraba, nos paralizaba de miedo desde el pacífico semental que pastoreaba manso entre las hembras, a mi hermanos de cuna, todavía erales, con apenas dos yerbas, como oíamos decir en aquellos campos.

       Aquellos campos: mi alma me lleva a un país de ensueño, vastos, enormes, tenían sus montes rubios, salpicados de encinas, más extensos, de manera que la vista se perdía en la planicie, los llanos que llenaba la primavera de toda clase de confituras vegetales y cuya vista se perdía en la fronda de un riachuelo donde bajábamos a beber, a jugar en las tardes primaverales a hacer el amor, perdidos entre los matojos, donde nos abroncábamos por quíteme usted esas pajas y donde nos recostábamos agazapados y alertas mientras el arroyo canturreaba la suave canción del agua. Eran idílicos, si esa palabra no tuviera un contenido humano más que divino, porque digan lo que digan esos tozudos animales que se llaman hombres, si hay un ser divino es más propiamente el toro. Yo soy un toro. Yo soy un ser libre y defiendo mi libertad con mi vida, desde la misma cuna, entre mis propios hermanos ante cualquiera que lo ponga en duda.

        No quiero reseñar con argumentos fáciles las perrerías que desde el principio me hicieron los hombrecitos, poner a fuego los yerros de mi dueño en edad tan corta fue de las primeras cosas que me hizo odiar a los que andan erguidos y el anticipo de la suerte de vida que para mí querían estos señores. Sin embargo yo me sentí libre también en muchas horas, libre u olvidado, como esos pueblos de hombres que aunque sean esclavos, marcados a yerro, tienen sus momentos grandes, sus tiempos de olvido, con el regalo que la Naturaleza nos da a todos los vivientes. La Naturaleza, el Dios de los hombres, ésta sí que es grande, magnífica, sin límites para nosotros; más aún, en el cielo la pueblan millones y millones de poderosas luminarias, como el Sol, mi amigo de siempre, aunque queme el condenado en la canícula y se alíe con las moscas cojoneras, más importunas que los chistes de mi hermanos. En las noches estrelladas, recostado en la pequeña altura que buscamos los toros para dormir, miro el cielo tan oscuro como mis ojos, tan inmenso y un calofrío me recorre por el lomo, ese monte mío que la pica y las banderillas harán sangrar sin misericordia, para que me “refresque la sangre” dirán los chistosos hombres a los que busco los pies pues nunca me gustaron los chistes malos. Cuando cierro mis ojos ese universo de fuera está dentro de mí, con los fulgores rojos del horizonte ya sin sol también y me acoge y me hace soñar, mientras la Naturaleza vigila mi vida, afanada en mis entrañas, haciendo latir mi corazón, defendiéndome de los enanos invasores, llevando alimento a mis células, cargando mis testículos del semen que porta mis genes, también con pesadillas que esta sabiduría natural es incomprensible también para nosotros los animales a pelo, como el dolor, otra de las armas que nos defienden y que para un espíritu puro como el mío son las señales de alerta para que el gobernante de mi centro vital se ponga en guardia ante el mal: el dolor es un lenguaje entre los dioses.

         Estoy aquí en medio de una fiesta. Suena la música, las gentes hablan, gritan, hay un rumor sordo, ensangrentado, mucho sol y todo es redondo como una mala copla, todo cerrado como un mal tiempo, todo extraño como un pueblo extranjero, ¡ Dios mío qué cosa tan abominable es esta! Mujo con un grito desgarrador. Estoy tan mal que hasta llamo a mis hermanos, esos niñatos de más cuatro yerbas que tan mal me lo hicieron pasar en ocasiones, el Mayoral, apostado en el callejón, tras su burladero, anota algo en su libretita, ese mugido le puede costar a mi madre ser llevada al matadero porque dicen que es signo de mansedumbre. ¡Dios! Es el grito entrañable por la libertad, por mi ser. Es el grito de mi centro vital que busca los campos por donde trotar de verdad, por donde llegar a mi soledad en medio de la vida. Me tienen acorralado, encerrado, son miles de espectadores y me produce pánico los guiños del sol en los trajes de colorines de los toreros, que me hablan, que me empujan, que me enseñan unos trapos rojos a los que acometo sabiendo que no están vivos, que no huelen a nada, pero mi instinto poderoso los sigue como si fuera el vientre de un enemigo, no me gusta ser tan tonto como para ir en contra de un trapo, pero no puedo dejar de ser un toro y un toro importunado tiene que acometer, aunque sea a un trapajo, como los humanos políticos han de contestar a sus enemigos y entrar al trapo en cosas que no les van, entre otras la pureza de su madre. Los toreros nos llaman hijo de puta con sus trapos rojos.

          El torero se perfila con su espada de verdad, la que tiene peso, sé que va a por mí como aquel grandote de mi hermano mayor en una mala tarde de moscas cojoneras. La misma mirada de la muerte. Y sé que este tío me va a matar, que lo soñé en mis noches veraniegas, cuando despertaba sudoroso y bufaba de miedo. Los terrores nocturnos también son el futuro y el futuro casi nunca viene con las cosas que nos gustan. Pocas hembras monté y si lo hice fue cuando nos agrupaban en los apartados y aprovechábamos el pánico de ellas para subirnos furtivamente a sus lomos. Me moriré sin gozarlas y nadie sabe mejor que un toro la dulzura que emana de los cuartos traseros de una vaca, que largamente aspiran embelesados nuestros afortunados toros viejos de seis o más años. Olor tan largo como el campo de mi dehesa, como un verde prado lleno de yerbas, para recordar luego, para rumiar pacíficamente los recuerdos amorosos. La libertad se vive y también se recuerda en libertad. La Libertad es la Alegría y así lo tuvo que decir Schiller en su himno azuzado por la censura. Osea, menos Alegría, menos Fiesta, dame la auténtica Libertad, déjame Ser.

 

 

José María Torres Morenilla

 14 de Septiembre de 2010

 

 


 Prólogo de Torres Morenilla

al

El libro del equilibrio

de

Alfonso Colodrón

Lao Tsé

     Lao Tsé es como una bandera de seda, que el viento mueve o una bandera que mueve al viento indicándole el camino, blanca pero tan sutil que parece veladamente gris y combina con todos los colores aunque sean chillones. En la bandera están pequeños pensamientos que miran al infinito y discurren como riachuelos pintados por pinceles orientales, entre árboles frondosos y valles oscuros. Todos sus pensamientos se dicen a un amigo, son palabras musitadas que pueden cantarse y reflexiones severas que pueden estudiarse en las escuelas por los niños más chiquitos. Sólo la sabiduría ha servido descargar a estas palabras del paso del tiempo, pero el tiempo las ha impregnado de temporalidad: nunca hablarán para siempre, pues son tan modestas que serán superadas por las nuevas corrientes del pensamiento, sin que por ello desmerezcan ser oídas.

      No son religiosas, porque todas las religiones verán reflejadas en ellas muchas de sus cosas. Se olvidan de Dios, pero más por la dificultad de llegar a través de los pensamientos rigurosos al pensamiento del Creador, al Ser de de los filósofos griegos y al Dios Único del monoteísmo, que por un movimiento mal intencionado que oculte a propósito la Verdad Última. Luego, todo aquel que considere esto una religión, o una filosofía religiosa falla lamentablemente, son máximas, consignas, enseñanzas para andar por casa, no para solucionar problemas ontológicos ni para llegar al paraíso, en Lao Tsé no hay paraísos, ni la tierra misma es un paraíso, sólo hay paz. Lao Tsé es la Paz, la paz del Universo y de los Hombres. La Armonía, pues se lleva bien con todo el mundo, de manera que podría ser materia de estudio de los cuerpos diplomáticos o de los políticos profesionales. Es Arte también, es Poesía, una Poesía capaz de ser al tiempo reflejo de la verdad, porque es discente y es sincera.

      Lao Tsé enseña a timbrar, medir y silenciar los versos; a no perder la esperanza de no querer esperanzas; a comprender que antes de él otros han pensado en el infinito y que este pensamiento les ha traído la paz, porque saben que nosotros los hombres somos el infinito, lo llevamos, es la materia que nos conforma y nuestros átomos tienen la misma edad que el Universo, porque somos el Universo.

Lao Tsé y mi amigo Colodrón

      Qué buena la ocasión que me presta mi amigo Alfonso Colodrón, al solicitarme un Prólogo para su anunciada versión de "El libro del equilibrio". Las cosas importantes se hacen despacio, hoy mismo se resiste a terminarlo, porque terminar un libro es diferirlo para siempre, para no acabarlo nunca. Siete días de Dios es la eternidad para cualquier viviente. Así, mi amigo, que es trabajador y concienzudo en su trabajo, lo ha tomado con todo el tiempo preciso para dejarlo bien, y por ello me concede que en siete días prologue una obra de tantos siglos, más los muchos años que Alfonso lleva meditándola y traduciéndola a nuestro lenguaje. Lo hago con toda la vehemencia de mi mundo poético. Es mi ocasión, tengo ganas de hablarle al que hizo las fugaces nubes, el pensamiento, los filósofos, los taoistas y los alfonsocolodrones de todos los tiempos. Quiero viajar también, de la mano de mi amigo, por el mundo de la sabiduría para tratar de comprender el enigma común que nos rodea, la divina indiferencia de la verdadera grandeza para mirar nuestras obras, nuestros desfallecimientos y hasta nuestra muerte. De ahí quiero sacar alguna filosofía para andar por tierra, que es cómoda manera si no de explicármelo todo, de ser amigable con la vida y conmigo mismo. Llevarse bien con uno es un arte que nadie sabrá del todo. Hay que ser malvado para aprovecharse de esta miniguerra íntima y favorecer la dualidad corrosiva. Lo contrario de la maldad es todo lo referente a la amistad, por ello leeré atentamente su "Libro del equilibrio", para beneficiar la paz íntima de mi ser.

      Hay un bello diálogo entre Lao Tsé y Colodrón, entre maestro y discípulo. No sé cuál de ellos será el más sabio, lo que sí sé es que los dos se complementan y que una lectura es recogida, ampliada traducida doblemente, hasta hacernos comprender qué ha querido decirnos el viejísimo maestro. Y el viejo maestro habla como para salir en los periódicos, su filosofía es actual, parece también pariente de nuestro Cristo pues muchas de sus enseñanzas está en los Evangelios. También el conocimiento del Ser, de Dios. Es paradójico que las gentes conozcan algunas de las esencias divinas, que nunca se manifestaron del todo, ni siquiera en detalles que son terrenales. Convendría hacer una crítica de ello, pues podemos todos estar equivocados: lo alto no es lo inalcanzable, sino lo inalcanzable si no hacemos un esfuerzo. Creo que Lao Tsé, Sócrates, Colodrón y yo mismo hablamos atribuyendo al Desconocido unas virtudes que seguramente tendrá, pero que no son su esencia ni tampoco hay constancia que las haya manifestado. Pero Lao Tsé también habla para los príncipes. Todos los sabios han sido instructores de príncipes; no así Colodrón que lo hace para el pueblo llano, para el pueblo culto, no para los dirigentes. Me dijo mi amigo " no hables de mí". No me conoce mi amigo: tengo que hablar de él, pues aún habiendo hecho una de sus mejores traducciones, a lo largo de una vida de traducción intachable, es muy diferente al ser traducido. Hay una distancia inmensurable y a favor de Colodrón. Colodrón resulta "otro sabio", "otra sabiduría". Reflejo el traductor de haber puesto en crisis conceptos heredados en los que no se ha hecho verdadera reflexión, ni aún por parte de los sabios de Lao Tsé. No me dijo mi amigo que "no criticara a Lao Tsé". Pero, como no me conoce del todo, seguramente se sorprenderá que hable de su maestro con tal cortesía intemporal, criticándolo, dándole vida, no adorándolo como falso ídolo y diciendo cosas que él no ha dicho, como si las hubiera dicho. No soy taoista y soy mucho menos colodronista de lo que mi amigo se cree. Todo aquel que me venga, aunque sea miles de años después, a hablarme de cosas que no se conocen, me tendrá enfrente, con la misma y fresca naturalidad de la vida. yo prologo para el lector, no para mi amigo y prologo para mí, para tratar de acabar más inteligente y sabio de lo que empecé.

      Hay una dualidad evidente entre el maestro y su magnífico traductor. La vida ha evolucionado lo suficiente que esta sabiduría del creador taoista ha sido superada en sus contradicciones. Lao Tsé se ha hecho viejo, lo que no quiere decir que se haya hecho inservible, los viejos son muy servibles. Quiere decir que lo que él apuntaba como cerrado y único ha resultado ser diverso, lo que presentaba como leyes eternas son leyes paradójicas, lo que era un mundo lineal ha sido superado por un mundo relativo. Lo que era una apostasía en el éter se ha hecho una realidad sobre el caos. Es mucho más ordenado y veraz el tiempo nuevo: Lao Tsé no habla de la física cuántica, Colodrón sí. Porque Colodrón arregla la mente de los físicos cuánticos y está más al día. Resulta Colodrón imprescindible para la lectura de Lao Tsé, y no es una alabanza, es la constatación de que la pureza del pensamiento laotsiano necesita la reflexión del gran río moderno: la fuente mana y el río nos hace navegar, beber y amar la fuente.

Madrid 19 de Enero de 2008

José María Torres Morenilla

       Volví a leer tu prólogo. Hay pocas veces que un texto ajeno me conmueva tanto, no porque hables de algo mío, sino por el contenido, la originalidad, el estilo, tu amplia visión: una obra de arte que da paso a un texto inmortal, que no eterno (el Tao Te Ching) y especula, como Lao Tse y yo mismo sobre algo realmente eterno: el Tao o el Absoluto o Dios. Un abrazo y espero tu llamada. Alfonso. Cuenta con dos ejemplares. Te los mereces. Cuando quieras más, pediré a la editorial que me hace cuarenta por ciento de descuento y es el descuento que tú tendrás, sí señor.

 


 Prólogo de Torres Morenilla

a

El latido de las Palabras

Editorial Dilema, 2005

Autor: Alfonso Colodrón

      La palabra ha de ser amena: Un libro ha de divertir, narrar, ensimismar. Rilke aconsejó al joven que le pidió una crítica de su obra que escribiera sobre lo vivido. Éste es el gran secreto de la literatura: Por esto me ha sido grato leer antes que nadie estas memorables páginas, llenas de originalidad y de experiencia: Escritas con la cálida sabiduría de un sol naciente tras su periplo invariable, bellas y niñas en la expresión: niñez de la inteligencia que todo lo mira como nuevo.

      Al fin un libro, una hermosa capilla de culto a la paz y a la palabra, de mi amigo Alfonso Colodrón.

      Nos conocimos cuando ambos teníamos doce años, en el Colegio-Abadía del Sacromonte, que fuera en su día cantera de juristas y teólogos. Rodeado de bosques, frente a la Alhambra, dominaba los cerros cercanos del Sacromonte, con sus cuevas siempre blancas. El susurro del río Darro a nuestros pies, adentrándose en Granada y su perdida vega. En el horizonte, Sierra Nevada y sus inolvidables atardeceres. Próximos al cielo y al gran silencio universal, en medio de inmensas aulas construidas sobre antiguas catacumbas cristianas, Don Ismael, Don Gervasio, Don Zótico nos enseñaron a amar las palabras.

       Vida y sabiduría. El hilo de nuestra amistad dio de sí en aquel verano que él comenta, cuando viajó con unos pescadores de Huelva a Marruecos.

      Con aquellos hombres sencillos empatizó inmediatamente, pues la hermandad y la amistad le brotan sin esfuerzo en donde quiera que esté. Y, para el río torrencial de su juventud, Granada quedó pequeña, como pequeña quedaría España para este viajero de paisajes y de gentes.

       No dice que se licenció en Derecho muy joven y luego emprendió diversos doctorados en varias universidades europeas. Yo lo he tenido siempre por excelente jurista, carrera que le ha ayudado, más si cabe, a expresarse con rigor conceptual.

      Su aventura viajera, por muchos años, recaló nuevamente en Madrid, en la reposada filosofía transpersonal, en la traducción y en la escritura. ¿Por qué será que estos hombres activos se transforman con el tiempo en los mejores escritores? Estoy pensando también en nuestros Garcilasos y Cervantes. Todos ellos llegaron también a la misma conclusión de que el verdadero viaje es interior.

       La corriente impetuosa se amansó en las palabras. hacía falta el escritor amante de su lengua y de otras lenguas. En estos momentos en que hasta el Diccionario da patadas, hace falta reconstruir el mundo del lenguaje con el germen innovador de la palabra activa. Desde la terapia de su cuidador, hágase la luz del entendimiento; averígüese la gran arquitectura oculta del lenguaje. Con la perspectiva armoniosa del alma: pulsada la línea expositiva de los conceptos y el hondo acompañamiento de los sentimientos y de sus pasiones. Razón y corazón.

Y una finalidad, la paz. Seamos con su lectura enemigos de la guerra, que en la voz del gran olvidado Unamuno dice:

<<Prenda de paz final es la PALABRA>>,

Habitemos la paz.

José María Torres Morenilla

Madrid 9 de Febrero de 2005

 


PRÓLOGO  DE TORRES MORENILLA

para

LA ADOPCIÓN, UN VIAJE DE IDA Y VUELTA

Libro de Alfonso Colodrón Gómez-Roxas


   H
e leído tu trabajo y estoy sinceramente emocionado. Maravilloso libro de la vida, que habla de casi todos los árboles que pueblan el bosque, de casi todos los bosques que llenan los pueblos. Si al principio es un recorrido ineludible por tu vida viajera, de ella salen a modo de estrellitas en la noche las pulsaciones que van madurando la necesidad de adoptar en las personas. También la coincidencia en esto con tu mujer, Ayda Isabel, que tan magníficamente describe este sentimiento de madre, en su viaje a India. Pero es quizá su didactismo lo que convierte a tu obra en una monumental enseñanza de la adopción, en una cátedra de la adopción, tu vocación de catedrático aprovecha cualquier situación para montar un tinglado superracional y metódico, junto a esa otra vocación no explicitada por ti de jesuita, viajero y dictante. Esto no es sólo un tratado de la adopción, es una gran Misión de la adopción.
 

      Pero, ¿ qué le falta a la adopción, para tratarla de modo integral y avasallador?. Y no me refiero al capítulo llamado Cultura, que es un apéndice bibliográfico completo y bien descrito. Me refiero al concepto universal de la adopción, al filosófico, mucho más antiguo que el hombre, mucho más ínclito en la Gran Vida, la que escribe en todos sus seres, el concepto universal de la adopción.  

      Yo también como tú, como Ayuda, como todos los que te lean adoptantes y adoptados tengo mis pequeñas estrellas antiguas que en mí centellearon las ideas de la adopción. Y a vuela pluma cogí de aquí y de allá, del cine también, las bellas imágenes de la adopción, la unidad con el Amor de la adopción. No caímos en cuenta que cuando Jesús de Nazareth le dice, en aquellos momentos trágicos de su muerte, "Madre e aquí a tu hijo" y a Juan "Hijo, he aquí a tu madre" estaba bendiciendo, desde lo más sagrado y hondo de la Creación, el concepto de la adopción, más importante: la necesidad mutua. Ser hijo, ser madre, es ser necesitados, en el amor. La necesidad es el núcleo perinuclear del viejo concepto, tanto la necesidad física como la moral o exclusiva del alma. Pero ya digo que esto pasó más desapercibido para mí que otras cosas más superficiales, como el cine: aquél cónsul romano, al que salvó de la muerte el esclavo judío, y lo adoptó como hijo con todos los honores y premios de su herencia. Algo así se busca actualmente para la adopción moderna, con la exigencia excesiva de las condiciones económicas de los padres: la elevación de la condición social del adoptado, como bien relata tu libro.  

      También más tarde al estudiar en la Universidad los conceptos de la adopción desde la filiación jurídica, me  sorprendían y me gustaba que se pudiera adoptar no solamente niños, sino mayorcitos e incluso hombres. Que bien distinto es adoptar al libre que al esclavo. Los esclavos, como desvalidos jurídicos, fueron adoptados para liberarlos y darles un nuevo paraíso humano. Los discípulos lo fueron de los maestros como filiación cultural, como plenitud ideológica. como casamiento de las ideas. Los romanos legislaron sobre esto con abundancia y simpatía: era un tema muy romano adoptar pueblos, gentes, clases sociales, en la pirámide de la fundación del hombre romano, libre, próspero, universal.  

      Luego se me encendieron otras estrellas, cuando a través de los documentales de la televisión los sabios biólogos me enseñaron que los animales tienen la costumbre de adoptar: la naturaleza no quiere huérfanos. Adoptan fieras tan enormes, de aspecto terrorífico, a los bellísimos leoncitos, que el poeta dijo que ser una cría de león es ser una rosa, otras veces matadas por los machos vencedores para crear su prole genética. Las leonas son madres generosas que dan a mamar a cualquier leoncillo de la manada. Los perros de las praderas tiene enormes guarderías a cargo de las tías solteras, mientras el resto busca alimentos. La adopción de los solteros es otro bellísimo tema jurídico...  

      Incluso entre las especies: hay una mirada paternal o maternal de los animales y bichos a los juguetitos y crías de otras especies. Una loba es capaz de alimentar a un lechoncito. Una loba legendaria alimentó a Rómulo y Remo, los gemelos fundadores de esa maravilla que fue Roma, cuna del Derecho. Pero siempre de abajo a arriba, de mayor a menor. ¿Y al revés?.  

      Que un discípulo adopte al maestro, que un joven adopte a un viejo, que un niño juegue a ser el padre del suyo. Aparte de la broma, hay un hecho realísimo y vital, los mayores, que ya no son niños, también puede ser adoptados, con mutuas obligaciones y reciprocidad en el amor y en la dignidad. Sólo el hombre tiene este concepto más cultivado de la adopción, como el transfer del ser económico y afectivo al adoptado, la filiación. Sólo el hombre puede tener hijos más viejos que él. La adopción del anciano está en la cúspide de la bonhomía, en la clave de la causa desinteresada, de los negocios benévolos, lucro cesans. Y en este extremo opuesto de la adopción está la más bella y sentida la clave de la adopción, el hacer el bien, el amar desinteresadamente.  

      Pero no es tan desinteresada la adopción. Enerva el deber del hijo, proteger a la persona y al patrimonio del adoptante. Incluso el deber de amarlo. Por contra, también rigen para el adoptado las normas de la herencia, cuando un incumplimiento fundamenta la "indignidad" como concepto invalidante de la herencia legítima. L a herencia es la protección en el tiempo del patrimonio tanto personal como económico o de Casa, para después. Hay un interés en continuar después de la muerte, en darle un buen fin a los bienes culturales y económicos ganados en la vida, a la protección de los derechos personalísimos, como el honor y la propiedad intelectual. La adopción es algo más que una bella mirada al niño, es también nuestra bella mirada a todo lo que es nuestro.  

     Quiero terminar con unos versos, siempre te fusilo con unos versos en las tapias de nuestras cartas. Apunto, ¡fuego! ¡ ya!    

Mi niño


Se me ha perdido un niño en la noche,

se me ha perdido la noche de ser un niño,

por las estrellas se oye su vocecita,

su voz me llena de estrellas y de alegría;

me llama en los jardines y por las calles,

llamo a un niño que es mío y nadie lo sabe,

se esconde entre sus risas y sus miradas,

tiene cara de ángel entre sus dos alas.

Si me oyen hablar, como en sueños, a mi niño,

que no me despierte nadie, que no se ha ido

José María Torres Morenilla

 


 

 

LOS DIBUJOS DE GRANADA

 

Querido Alfonso: Reviso mis dibujos a Granada y quedan seis cuadros sin comentar por ti. Las obras inacabadas suelen ser las mejores, porque añaden algo de temporalidad, como esas obras de arte que están pendientes en los rincones de los pintores o esas esculturas que aún salen de la roca o esas sinfonías que perduran sobre todas en algunas de sus partes, aunque estén inconclusas o sean póstumas. Prefiero que las completes cuando estés desahogado del todo, cuando te salga de un alma sin prisas, cuando supongan para ti un trabajo plenamente feliz y así lo digas al terminar tus comentarios. Los he leído hoy y te puedo decir que te has esmerado en ellos, muy valiosas tus palabras, llenas de un fulgor y colorismo inauditos. Lo que más me ha gustado ha sido el tino con que has criticado amablemente mi obra granadina: por su fidelidad. Es lo más cierto, quise ser "igual", quise que fuera más ella, Granada, que yo; apenas se ve al pintor que nunca la cambia, que la escoge desde su admiración contemplativa, recortando incluso el pulso en lo más querido. Ya sabes la necesidad que tengo de contemplar a Granada desde que nací.

 

También me ha gustado hoy leerte que mi pintura contribuya a que cataloguen a Granada como maravilla del mundo. Desde niño fui guía turístico de Granada con los mismos granadinos, fielmente subía solo a la Alhambra, veranos fresquísimos los míos en los bosques de la Alhambra. También tenía buenas piernas y flacas para no cansarme en sus cuestas, para beber su agua de hielo, para llenarme al fin de su sol caliente de verdad. Verdad maravillosa la de Granada.

 

Nunca podré agradecerte del todo que hayas comentado esta obra mía y que lo hayas hecho desde tu gran altura de escritor. Si yo de niño fui, desde mi tres años, un correteador de los caminos de Granada, tú fuiste un escritor racial también desde muy niño. Nunca se me olvidará la admiración que tuvo de un relato tuyo aquel gran profesor de Literatura del Sacromonte, Don Ismael Pérez, delante de todos nosotros, te destacó y con su buen criterio fijó en mí tu destino y no me he equivocado. Mucho le debemos los dos a este hombre, porque sus reglas siguen luego en todos los escritos, en sus tres partes esenciales del relato, en las reglas racionales del uso de las palabras y en la corrección de los vicios del lenguaje vulgar.

Un fuerte abrazo

 

Gracias, More, por tus palabras, por tu histórico mensaje literario. Histórico, porque pasará a la historia. Literario, porque será a la historia de la literatura. Tú tienes un motor interno para escribir. Y también para pintar. Mi motor siempre ha sido externo. Por ello, estas tus palabras, son gasolina de la buena para que me ponga de nuevo a ello. En realidad todos tenemos tiempo. Tiempo para nuestras prioridades. Y éstas cambian al vaivén de los días y de las horas, de las estaciones y sus temperaturas, sus luces y sus grises. Pero, sobre todo, al vaivén de la comunicación con los amigos, del agua viva que sale de la regadera del cariño, la fidelidad, la admiración recíproca y de las intensidades simétricas del proceso de relación -la asimetría en la amistad no es buena, como tampoco lo es en el amor-.
Un abrazo.

 


 

 

POEMA A CHILE

Querido Alfonso: muchas gracias por tu envío sobre las cuevas de Túnez, que merece de mi parte una visión plácida y sosegada, después de tus juiciosos comentarios respecto al Sacromonte. Hoy te envío mi recién hecho Poema a Chile. Después de Haití, Cádiz, Málaga, Granada, etc. las noticias terribles se han parado por sorpresa y rotundas en esa hermosa patria de la cultura y el mundo civilizado en las Américas; algo hemos hecho por Haití, tendremos que hacer por España (sin olvidar a Madeira) pero nos duele también entrañablemente Chile y antes que nada, antes que nos pidan una ayuda tardía, pues el mundo confía en la autocapacidad de los chilenos para levantarse y en la eficacia de su tecnología, me ha salido la necesidad de hacerle un poema, un leve poema que sea como un saludo, un suave saludo sin pretensiones pero oportuno y lo cuelgo en mi web para todo aquel que se solidarice con los chilenos y sienta su dolor, que la magnífica tierra, que yo conocí joven en los versos de Neruda, tenga nuestro aliento. Un fuerte abrazo.
 

Poema a Chile
 

Lloro por ti, Chile del alma,

columna vertebral de las Américas,

lloro tu corazón golpeado, rota fragancia,

por las oleadas furiosas de las tormentas;

por tu palabra chilena, hoy malherida,

 ahogada con tu dolor bajo las lágrimas;

 la sacudida infernal que no te quiebre,

que no te hunda el mar en su garganta;

 así te subas ágil y te construyas

un paraíso de fuego, de hielo y llamas;

así levantes el vuelo como las nubes

que en el cielo se funden con las de España;

 pueblo hermano y querido, fiel añoranza,

si ahora penas por tus hijos desolados,

en la quebrada estela de la muerte y de su saña,

que orgullosamente te yergues pronto

llenada del amor que eres de patria.

 

Que no te hunda el mar, que no te entierren,

que eres Chile del mundo y la esperanza.


SEMANA SANTA

 

Querido Alfonso: Fue el sueño como una procesión, lo cierto es que yo era espectador, pasó delante de Dios una insignia que era como un cristal topacio de buenas dimensiones, gente amable acompañaba la procesión de manera muy natural, lo extraordinario eran los coros, muchas voces en melodía muy bella, suave y tonalidades con mucho corazón, muy carnal, nada sofisticada. Ya me pasó en Semana Santa también hace años, en Viernes Santo, estando durmiendo oí unos coros hermosísimos, me desperté oyéndolos y aún después en mi oído derecho seguían sonando, como si me vibraran las células. En el sueño de mi poesía no se veía la imagen de Dios, sí sacerdotes pero pocos, la gente estaba sencillamente en ello y el lugar era un sitio alto, como el Viaducto de Madrid y las calles madrileñas del barrio latino. Creo que lo más importante era la cotidianidad, la sencillez, la vivencia de la gente en el mundo, también cierta superación tanto de la gente como la mía en una bondad sencilla y excelsa, como dijo Cristo: el reino de Dios está en vuestros corazones. La Iglesia Católica siempre ha vivido al ras de las gentes, nuestra religión está muy unida a la familia, nuestro Dios es personal y familiar, es uno más en la familia, convoca a las gentes y no lo hace deslumbrando con su poder, sino uniéndolos y sacando de ellos un amor que los hace mejores sin perder su personalidad, no los trasciende en la santidad sino que aproxima la santidad a ellos, se comparte. Los coros, ajustados como el viento suave, cantaban con pureza como un fondo perfecto. Lo mejor del sueño: que desperté mejorado, más en mí, más como soy yo de verdad. Este poema no describe el sueño. Tampoco en el sueño vi imagen alguna y sin embargo pasaba Dios y me quedó un estado superado de mí mismo. Si el cielo fuera así el cielo nunca dejaría de estar en mí, además acostumbradísimo como cuando sales a la calle.

No sé si veré alguna procesión, siempre hay alguna que veo, pero esta primera mía en este año ha sido insuperable, ha pasado a mi alma sin tocarla ni mancharla, con pureza carnal. Qué bello soñar así, cuando en estos tiempos nos destruyen lo mejor de nosotros desde la bajeza moral de las pasiones e impurezas. Nos falta Dios, porque nos lo quieren quitar de lo cotidiano, del día a día, de los vecinos, de la familia y por último de los deseos de perfección íntimos. En fin, el ateismo es la experiencia de la negación; la fe puede ser, como mi procesión, el no ver a Dios pero vivirlo en las gentes, en nuestra superación más entrañable desde su personalidad incompletable, perfecta. Un fuerte abrazo, trabajador inagotable.

 

Ya viene mi Dios

Ya viene mi Dios, ya se acerca,

una música sublime le acompaña,

ya pasa por mi calle en procesión

solemne unido a mis vecinos y a mi alma.

Qué gran misterio es Dios y cuán excelso,

como mañana radiante en Primavera,

sin sombra luz, sin anunciarse, espera,

mi corazón llenado de armonías

en tanta paz celebra que me llega.

Que me llega mi Dios, mi alma viste

de hermosura sencilla y la más íntima,

desde lo más puro de mí pone una brisa

de todo cuanto al vivir lo contraría;

no es lo contrario mi Dios, es lo más propio,

lo más querido en mí es su grandeza,

para encontrarle olvido mi poesía

pues no soy más que su ser, su alma sólo;

que se vuelva mi Dios para mirarme,

para parar en mí sólo un momento,

si ciego fui y no lo vi en todo

que al final de mi mismo tenga su soplo.
 

 

Lo tuyo es más que una experiencia mística. Es la vida onírica, la vida junguiana, la vida del inconsciente colectivo hecha imágenes, la vida universal, el tiempo sin tiempo, la realidad fundida en el sueño y en la vigilia, la vividez de lo vivido y lo relatado...

Gracias por compartirlo conmigo
Alfonso

 

 


 

 

DIÁLOGOS, PRÓLOGOS Y DEMÁS

El hortelano

Yo sé que vine a mi trabajo,

con la luna encendida, lleno de luz,

de un país que lo pueblan los mil bosques parados,

de la anchura más verde y más grande que el mar,

de la región secreta donde los hombres se hacen;

que vengo, al pronto, al día, y que no me miro atrás,

con mi fardo cargado de la buena poesía,

atado al bien estar de mis momentos en prosa;

que asumo el infinito y que en mi frente herida

y en mi hombro no cabe más que soledad.

Alcanzo con mis dedos a acariciar la nada,

de un sueño a otro sueño que siempre estará roto,

pues miro un bosque lleno, poblado de palabras,

con los surcos hirientes de sus labios heridos,

por los tiempos que pasan en suaves corrientes,

que amanecen como astros y que tienen latidos;

donde los sueños duermen como si fueran vida:

me entusiasman los míos y apenas los conozco.

¡ Fue tan breve el comienzo,

y es tan mudo lo escrito !

La vida se me ha ido en los ríos de mis palabras,

calladas en infinitos que ocultarán por siempre

el bosque que yo miro y mi mirada solo.

***

Pues amén, amén. Te sugiero unas cosillas a tu magnífico y triste poema.

Un abrazo esperadamente lluvioso

alfonso

gran paradoja, porque nunca he sido más feliz que en mis momentos de huerta y palabras

***

Querido Alfonso: me suena raro pero me parece bien.

Te explico lo que inspiró la poesía: cómo no, la huerta enfrente de mi casa de Granada, una mirada larga, ahora, a mis primeros pasos de autor, mi afán de hacerme una biblioteca, recogiendo los libros que había en casa. Después he vacilado, nunca es fácil seguir escribiendo cuando no se publica. También lo dejé, hasta que al que cuida del destino de los hombres me propuse no dejar de escribir, porque valía la pena, sólo el hecho de querer serlo nos hace escritores, aunque a veces nos confundíamos con los mayores que creen que perdemos el tiempo, o que escribir no es oficio.

Miro la eternidad, lo que no importe no quede, precisamente, no quedará nada de nadie, pero mis versos los tengo mientras vivo. Esta mirada es de hortelano, porque me salió así, es un canto a la constancia, a la mudez de los versos, que esperan como princesas el beso del príncipe lector que los despierte. Faltan muchas cosas, pero es que mi vocación de escritor es una sola mirada a decirlas, a darle cierta música, cierta matemática, cierta pintura, cierta entonación. También entonces leía en voz alta, con mucho sentido y teatralidad y buena entonación. Fui autodidacta en lectura. Leo muy bien, aunque esté mal decirlo, pero ya mi poesía quiere desprenderse de eso, como mi sentido musical en busca no de la armonía, sino de la recitación, del murmullo acorde, de lo átono.

Te han parecido tristes, pero en el fondo de mi alma no hay tristeza, hay vida, una vida apenas sin color, una poesía apenas sin ecos míos, me fastidia que me sigan, que me citen, dejar maestría, no me gusta; me gusta mucho más que me ignoren, también que les parezca bueno y que pregunten:"¿ quién es?". A veces me han confundido los muchachos de Internet con un clásico, pero de los mejores, y he disfrutado como un oso con la miel.

Esta que te he mandado, reciente, está escrita sobre la misma inspiración unos días antes, con métrica, con catorce versos de los que queda el verso final, era mucho más campesina en su vocabulario y exposición, le dejé el título. Creo que nada en nosotros es inútil, cuando yo tuve ese movimiento fue en el momento justo, aunque luego me costara los estudios o ganar más dinero. Al final, me conocen mucho más que otros que han editado versos, con tiradas menores.

Entonces, el campo verde es el destino y nuestras facultades, el bosque es la literatura, el hortelano el que anónimamente la trabaja, la cultiva, la mirada es el oficio, ser veedor de lo que pasa, la soledad imprescindible. Tengo un recuerdo vivísimo en los Escolapios, cuando yo tenía seis años, los niños jugaban al fútbol en el recreo, el campo era muy grande, yo parecía meditar, pensar, no paraba de hacerlo, había una trabajadora acequia de agua transparente que, viniendo subterránea, pasaba por el campo, miré debajo del hormigón del puentecito y aquella acequia insignificante, seguramente de riego, tenía en la parte oculta, bajo tierra, un pez rojo, muy rojo. Ahora, mirando aquello me veo como un escritor misántropo y ojeador de la vida, que también son los animales y los arroyos, más que el fútbol y los gritos.

Un fuerte abrazo.

***

Pues me suenas al reciente premio Nóbel. Deberías leerlo. Muchas cosas en común.

Un abrazo

Alfonso

***

Lo he oído, algo sobre el Africano y alguna cosa más. Su lectura me animó a escribir: estos vocacionales influyen en algunos, para escribir. Quise hacerlo, entonces, sobre un día de lluvia en el Camino del Darro, no contando más que esa lluvia que está en todos los sitios, poniendo gris a los días, borrando los colores. Será mi nuevo ejercicio en prosa "Granada". Me gustó del francés la unidad del pensamiento y el sentimiento, la geografía de los sentimientos, la cercanía de sus personajes. Me gustó también la protesta del premio por parte de algunos "entendidos" y los comentarios negativos de los locutores. Le Clézio es enorme. Literatura por la literatura. También tú, sagaz, magnífico escritor, inmejorable lector de mis cosas.

Un abrazo


 

 

LA SORPRESA

 

Querido Alfonso: No somos lo que hacemos sino lo que podemos hacer, y esto depende de nuestra voluntad y del tiempo que los romanos llamaban propicio, que solo quiere decir cuando dentro de nosotros sale un cambio efectivo y hacemos otras cosas luego. No me puedo encasillar ni en ser amistoso ni ser misántropo, ni misógino, ni poeta siquiera, ni pintor. Ya con 3 años andurreaba solo con mis amigos, mayores que yo, me apunté con esa edad por mí solito al colegio de enfrente de casa, para estar con niños de mi edad y aprender. Soy extremadamente social. Me encanta la gente y las amistades, por eso puedo estar solo conmigo, hasta conmigo me llevo bien.

 

Ahora estoy en uno de mis grandes cambios. Por supuesto, no se me puede encasillar (creo que a nadie) aunque me temo que solo se sorprenden los no muy listos, porque en el fondo todos somos iguales...

 

Pero bien, aquellos que les va bien con sus amistades, con la vida, con sus ideas, que lo disfruten. Ser social es gustar que la gente lo sea...Ah, y siempre suelo ser el `primero en lanzar la piedra de la amistad, detallito de hombre sociable. Fíjate, cuando las cosas parecen tomar rumbos de solitario, de raro, de poco hablador, suelo hacer todo lo contrario, me lío a hablar por los codos, procuro ser simpático y huyo de los convencionalismos: somos lo que queremos ser, que también es lo que no lo parece.

 

Gracias por contestarme y darme tan buenas noticias tuyas. Como si fuera mías. Un abrazo.



 

Pues sí. Sin embargo, sorprenderse es no envejecer. Quien no se sorprende de nada ni de nadie ya nació viejo. Tú sigues sorprendiéndome y en la sorpresa, en la verdadera, se basa la amistad y diría que hasta la pareja.

Dulces sueños sorpresivos

Alfonso

 

Retahíla, conversación, cuando dos hombres hablan un tema lleva a otro de manera imparable, consecuencia social que nos tiene atrapados a todos. Me ha gustado tu final, solamente apuntar que con la sorpresa no me refería a ti precisamente, sino a esa parte vulgar de la gente que se sorprende que las viejas casillas, los moldes y los tópicos que dedican a gentes, por falta de conocimiento, les lleve a sorprender: ¡ hay que rebelarse de los tópicos que nos encasillan!. Yo lo hago últimamente en la vida diaria, sabiéndome que en lo fácil no está nunca la solución de un mundo que es una incógnita, sino en el trabajo arduo y reflexivo, y me vale la pena luchar contra mi situación. De manera que me quedan ganas todavía para huir de los tópicos, para saberme distinto a ello, para no ponerme límites ( y menos tan escuálidos) que me puedan adjudicar. No me gustan los bares, ni las cervezas, y puede que ni el fútbol; no me gustan las charlas para poner verdes a otras gentes, pero me gusta hallar del hombre el niño infinito, lleno de vigor, que se sorprende del mundo bellamente ( no olvidaré de ti, lo que te sorprendían mis cuadritos que un día te enseñé, tus Oh! me sabían a gloria: esa sorpresa es cultísima y genial porque admira y es sabia). Lo bueno es que no nos conocemos a nosotros mismos y debemos tratarnos con esa admiración, sabiendo que podemos cambiar en todo, rehacernos, vivificar al niño eterno que nació con nosotros para sorprendernos del mundo, conscientes que los hombres somos iguales en un mundo distinto a nosotros. El hombres es igual, el mundo es sorprendente. Un abrazo.

 


A punto de cometer mi más ruidoso fraude, con unos comentarios que son solamente tuyos, para mejorarte en algo, para recompensarte te mando este mi último poema que ha salido de unas palabras tuyas al leerte unos comentarios que tengo en Mis Prosas, casi, casi te plagio, pero no es simple vuelo, utilizo al instante unas palabras de los tuyos sacados y las visto de poesía. Fuente de inspiración, mi poema otoño adelantado. Un abrazo.
 

Otoño

Esta dulce estación, benigna en una hora,

plácida la luz, del hombre su recuerdo,

este pasar al lado de la tierra y del sueño

y sembrar con amor las paradas del tiempo.

Me acerca a ti, pues estuve separado

y en lo más recóndito mío en ti me hallo;

yo soy el hombre tan simple y educado

tu eres la mar eterna de los versos;

yo soy el hombre que nunca ve las cosas

si no es con tiempo y cuando la vida cambia,

tu eres la dicha , el sol, la imagen ancha

de la divinidad total, incorrupta y el alma.

Por eso ahora, que me acerco de nuevo

a respirar en ti el perfume de los bosques,

en ti hallo mi sol, en ti mi hombre

alegre por tu fuerza,  mi día y mis noches.

 

Gracias More: eres realmente prolífico y profundo. Me dan escalofríos y me ruborizo. Una confidencia: yo me he inspirado en Dante con eso de la estación benigna y dulce la hora.

Magnífico poema que podría estar dirigido a Cristo, a Apolo, a un amante, al padre, al hijo y hasta al Espíritu Santo: Trascendente....
En cuanto a "pisar" el comentario, esta mañana meditando, me di cuenta de por qué la confusión de José Luis, que no es culpa tuya. Es solo porque en los dibujos de Granada empiezas con un comentario tuyo y luego siguen los míos. Nuestros estilos se empiezan a parecer a veces y tu comentario inicial podría ser mío y los míos que siguen podrían ser tuyos. ¡Esa es la magia de Granada y de su Alhambra, aguas ocultas y jardines que nos unen, fusionan y funden!
Un abrazo mañanero mientras mis hijas se desperezan para levantarse a desayunar -las llevo al cole a las 9h hora en que he prometido entregar mi artículo mensual, 11º de la serie "Palabra de hombre". Te enviaré éste y el anterior y quedamos en paz en compensaciones, pues todavía "te debo" los comentarios que te prometí al resto de dibujos.

 


Escribo

Escribo y me asomo al mundo. Escribo o me oculto del mundo. Nada es verdad. Empecé a escribir tempranamente, creo que apenas salido de los cinco años, poco más o menos, cuando me gustaba pensar en los recreos, mientras los otros niños se afanaban en jugar y lo hacían de modo serio, concienzudo. A mí me gustaba pensar. A lo mejor, porque era tímido o por alguna otra razón falsa con que explicamos las cosas que no entendemos, como la esquizofrenia o el cáncer. Me gustaba pensar y no huía de nada, no tenía ningún temor, era valiente y solitario. Hacía mis pellas, huía del Colegio y recorría mi amada Granada, por Puerta Real, Reyes Católicos, la Gran Vía, tan cerquita y seguidos de mi Colegio, Los Escolapios, en pleno Salón, en el hermoso paseo granadino de árboles enormes y de inmensas sombras. Al ladito del Genil. José María, me dijo el niño, el profesor se lo va a decir a tus padres. Y qué, le contesté. No era miedo lo que me alejó siempre de la algarabía, tampoco desprecio, ni crítica, era otra cosa. Me entrenaba en el músculo cerebral. Esto dicho así suena fanfarrón, pero no quiere serlo, lo digo por que de una vez no hagamos dicotomías con las cosas del mundo: el hombre se especializa en esto o aquello, por miles de informaciones y genes desconocidos. Y lo hace espontáneamente. Si es por dinero y adaptación social mejor es jugar al fútbol, si es por sentido crítico y ser espectador del mundo quizá sea mejor sólo pensar. Pensar y jugar al tiempo es hacer alguna de estas cosas menos bien.


El carnicero


Gracias, Alfonso, retiro lo de vago que era exagerado y broma. He puesto tus comentarios en mi página "Dibujos de Granada", ya que por la extensión , ésta donde los has escrito no me lo admite. Creo además que están muy bien referenciados en la parte local.
 

Me gusta mucho tu estilo, fresco y natural como el agua a chorros de los regadores granadinos, en las mañanas tan bien cantadas por ti. Escribes muy bien, con originalidad y estilo, eres auténtico. Quizá demasiado granadino, fíjate las cosas: Granada te espera con los brazos abiertos, creo que eres hijo dilecto. Me alegro tu desposorio con tu tierra, los granadinos leerán con agrado y recuerdos tus palabras. Muy bien tu picas con la política y con la familia.

Profundiza en Granada, os merecéis mutuamente una buena literatura para una hermosa tierra. Serás profeta en tu tierra, tú, viajero universal, con la seriedad y con tus bromas serias puedes hacer algo extraordinario sobre Granada.   Leí yo una vez unos artículos sobre Granada y la página era como un anuncio de una carnicería de Granada. Estaba tan bien escrita que me dije: joder, cómo escribe este carnicero ¡ y yo me creo escritor!. Los artículos eran de las excelentes páginas de comentarios de Federico García Lorca, en prosa, sobre Granada que yo no conocía. La buena prosa se reconoce. Como la tuya. No escribes peor, ni de manera menos fresca, ni de menor agudeza mental. Un abrazo.


La ciudad

La pequeña ciudad es un mundo que quiere dirigir los pensamientos de sus gentes, mediante las costumbres, los convencionalismos, los consejos de quienes parecen venir del mundo perfecto. Se jactan de saber nuestros malos secretos, de que tengamos que saludarles al encontrarnos, de que lleguemos a presumir de cosas estúpidas o de las riquezas, para nosotros, imposibles. La ciudad nos viste con sus ropajes y nos desnuda con sus mentiras, nos hace distintos a quienes somos, nos encarrila por sus calles. La pequeña ciudad puede llegar a ser lo más parecido a una cárcel. La libertad no es que seamos lo que hemos sido, sino que podamos ser de otra manera. El pasado es siempre lo que nunca existirá. Aunque la vieja ciudad quiera posponer la muerte del pasado, como la de ella misma, manteniendo sus edificios, sus paisajes y sus convencionalismos.

Nadie lo dice, pero hay cierta paranoia provinciana, cierto modo de elevar la voz para que nos oigan, de estar presentes en las gentes que son nuestros vecinos. Nos hace ser unos pequeños ruidosos, para que las gentes nos vean del modo que queremos nos vean, aunque ese modo sea también insignificante. Un día cualquiera daremos una voz terrible y caeremos en cuenta que nos estamos rebelando contra nosotros: nunca se debe vivir para fuera, pero siempre hay que contar con los de fuera para vivir plenamente. El aire de la otra ciudad nos hace libres. De la gran ciudad. De esa mole tan enorme que nos deja ser quienes somos, sin dar cuenta a nadie. Es inútil en ella querer aparentar lo que no somos. Nos deja triunfar y nos deja fracasar.


Hermano, y si...

tu literatura fuera de lo mejor, y si te leyera D. Ismael y te pusiera la mejor nota: Acudo a ti, como al oráculo, porque sé que eres literato desde los dos años por lo menos. En tu casa, como en otra se bebía vino, se bebían los autores por todos, erais bebedores de literatura. Sois los Bach de la literatura, los profesionales. Atinas siempre, en tus elogios y en tus silencios. Pero yo...A lo mejor me quedo corto. Un poco rarillo sí que eres cuando dices que tienes 100 años, pero es cultismo, citas y citas con mucha precisión. Muy bien. Tu padre, don Victoriano Colodrón, componía algunos poemas como una taracea de citas y eminencias (esta palabra es mi literato innato) y las perfumaba, tu padre, el vallisoletano, se recreaba  en la palabra hasta hablando, la deletreaba, era delicia oírle, también era delicia oír en sentido diverso a los granadinos que hablaban como las huertas, con sonidos frescos y olorosos: la palabra como cosa, medible, pesable, fenómeno físico es el cielo de las ideas, hacerse vida. Tu escribes como si fueras un pequeño buda debajo del árbol, pero puede que tu sitio sea más elevado, siempre que no te acerques demasiado a la divinidad y te consuma del todo, a Dios hay que dejarle su sitio siempre, repetirnos hasta la saciedad que nunca habrá confusión.

Pero en cuanto a la literatura, podemos los demás no decirte lo más exacto ni atinado, sois los amantes, los que mamasteis esto los que acertáis siempre. Además tú editas:¿Quieres mejor prueba de lo bien que lo haces?

Ahora un poema viejo mío, del año pasado, uno de mis clásicos, ayer lo rescaté del borrador, ayer también borré muchos sin remordimiento

El Amor no rima con el deseo

Con mi mano partí toda mi dicha rota,

en cada región de amor se me enconó la vida,

rondé al amor, pero sonó sin notas,

llenóse el aire de mi soledad herida.

¿Se pena acaso, amor, estando tan sumido

en el deseo de amar, si sólo estoy herido

y no es amor lo que el deseo me deja?

Yo sigo enamorado, estoy comprometido

a no dejar de amarte y a mi deseo estoy unido.


Mi querido amigo Alfonso: cuando puedas te das un paseo por mi nuevo "Los poemas del ser", han engordado, han adelgazado, en ellos hay cosas nueva y nueva disposición, una selección última. También de mi página te aconsejo pases a "Los poemas de la Alhambra" que te traerán recuerdos.

http://www.terra.es/personal3/torresmorenilla/poema.htm

Nada más, señor importante, señor trabajador sin descanso, señor último jubilado del mundo que no tiene tiempo para los amigos, señor requetesilencioso que masculla por su interior cosas gruesas, señor horticultor, señor, señor,

Un abrazo

Ayer estuve revisando todo lo tuyo. Es muy bueno, realmente. El prólogo, cuando llegue de Palma la semana que viene. Me voy mañana a las 7h. Acabo de contar el cuento a Lidia y ha quedado frita. No tengo la maleta hecha. Nos vemos. Tu prólogo, coloquial, granaíno, clasicista...


Misantropía y cosmopolitismo

"Sin salir de su casa, el sabio conoce el mundo", dicen los taoístas. Emily Dickinson era bastante misántropa y la tengo por una de las mejores poetisas en lengua inglesa. También era bastante misántropo Marcel Proust.Pero tu amor por Granada supera el de Federico, el mío e incluso el de Jose Luis. Precisamente porque eres un "transterrado" y él no. Federico no tuvo tiempo el pobre de añorar Granada tanto como tú. Por mi parte es algo que cultivo voluntariamente, pero no me sale de las entrañas. Es una vuelta consciente a la infancia y al flamenco. Algo mental y algo emocional, pero nada visceral.

Por cierto que estoy haciendo parte de la colección de buen flamenco que está vendiendo el País por 5,95 los jueves y los viernes. ¡No te pierdas La niña de los peines, sobre la que Federico tiene algo escrito, si mi memoria no falla! Camarón me emociona. Estrella Morente, granaína, cantando una media granaína que llama "Alcazaba" te pone los pelos de punta.

A ti te conocerán un día, porque eres más prolífico que yo. Los buenos pintores han sido reconocidos cuando dejaron de pintar -porque estaban bajo tierra-. Yo me empeño en que tú lo seas antes de que tus huesos alimenten árboles y plantas. A propósito, que estoy empeñado en ser enterrado, sin incinerar, bajo una higuera, aunque contravenga todas las leyes de sanidad. Pero no quiero dejar esa carga a quien tenga que encargarse de tan trabajosa tarea.

Un abrazo. Alfonso.

Voy a procurar que estas palabras tuyas sean trascendentes, porque has dado en el clavo una vez más. Lo mío por Granada es locura, pero una locura que tenemos muchos granadinos. Nos engendran nuestras madres, nos echan a la calle a jugar, jugamos con Granada y ya no somos más que granadinos hasta que nos morimos.

Has descubierto el cante hondo, quintaesencia musical de todo arte. Has descubierto la música que sueltan los verdaderos sentimientos, todos los nombres que citas: Niña de los Peines, Camarón, Estrella Morente son geniales artistas, casi artistas integrales, los que acomodan su vida interior al arte. Se necesita una ceremonia continuada de iniciación para que acuda el duende del cante y suelte la guitarra interior del dolor o de la alegría y saque belleza. Otra faceta más de tu cultura.

Sin tanta locura mía, sin que te esfuerces mucho, puedes sacar tu granadinismo con que te acuerdes simplemente de ti en Granada. Tus momentos de soledad, si es que tuviste algunos o si te dejamos que los tuvieras tus hermanos y tus amigos.

Un fuerte abrazo.


Unos versos para recibirte

Unos versos, hermano, ahora que vienes de la alta montaña de sembrar árboles y de tarar las prisas. Unas palabras que te conforten y te den más palabras, que saquen de ti lo mejor.

Veo, con ilusión, que mi influencia es benéfica contigo, escribes bastante, editas bastante y tú has descubierto al gran prologuista (Sabía yo esto, tengo notas en mis libros de poetas que me gustan y son atinadas). Son momentos que la historia concede a las personas y las aúna como amigos, somos más trascendentes de lo que creemos, no nos pase lo de los mayordomos que nunca visten a grandes hombres.

Quiero que me nombres en esta tarde

Yo quiero que te siembres en esta tarde,

y que, al posar tu cuerpo sobre mí, desnudo,

sobre mi pecho escribas con tus uñas afiladas

el instante más duro.

Quiero que me nombres y que mi nombre suene,

que se llene la tarde de mi nombre, tuyo,

quiero unir mi deseo de amor con tu deseo,

que me tengas también, que estoy cansado,

y deseando recibirte al otro lado del mundo.

Quiero ponerme serio, grave, rudo,

dejar que mi barba te escueza y que te arañe,

quiero notar la suavidad en tu piel,

quiero en ti como hembra desearme,

vaciarme del todo, que estoy acumulado, y de una vez, amarte y desamarte.

Me tienes paliativo,errático, transunto,

me tienes fornicado, hurtado, moribundo,

estoy, por ti, levático y cornudo,

posa tu pelo de sedas, inconstante y rubio,

sobre mi vientre, mi necesidad y mis muslos.

Me das la eternidad

Yo miro el universo,

 inmenso,

tan grande y tan oscuro,

cual ligero vuelo,

 un sutil deseo  siento

que todo agita y lo remueve.

Yo siento que te veo,

 oscura y perfumada,

brillando para mí desde la roja luna

que en la rodaja tu flor blanca exhala.

Eres para mí tan grande que,

para que yo con frenesí la beba,

la eternidad derramas.

Son algo eróticos, qué no lo es?

Un abrazo

Unos versos maravillosos

Querido, More: ¡has dado el do de pecho! Sí señor. Al primer poema, ni una coma que quitar, ni una coma que añadir. Al segundo, me permito todas estas variantes, que pueden rechinarte, pero que realzan tus magníficas onomatopeyas y el ritmo, primero rápido y luego cadencioso y enriquecido de la totalidad de los versos y de los sentimientos expresados. Pero léelo en alto y con la vieja entonación de los antiguos poetas, como si estuvieses recitando a Rubén Darío, a Walt Withman o a Pablo Neruda. Verás que bien te suenan. Verás que bien te suenas. Los considero desde el punto de vista literario, psicológico, emocional, biográfico, terapéutico, transpersonal y espiritual. Además de místicos, que toda mística es erótica y todo verdadero erotismo es místico, espiritual, ecológico y cósmico. Se me han puesto la piel de la carne de gallina. Un abrazo Alfonso


 

Hace tiempo que no escribo un poema. Aquí va lo que me surgió mientras cenaba:

El tiempo corre  

Tengo tan sólo un siglo,

cien años de vida otorgada y dos tercios ya vividos.

Son pocos los años por tejer y muchos los días perdidos.

Tal vez pueda detener este instante en que todo lo entiendo

y todo lo puedo e infinito es el gozo y el éxtasis desbordado,

antes de que las estaciones contadas se precipiten

en el molino que recuerdos y deseos tritura.

Me queda mucho por decir y mucho más por hacer,

a pesar de que dicho y hecho lo está todo.

Siempre por descubir algo queda entre las diez mil sendas caminadas.

La sorpresa tras el árbol muestra su rostro nuevo nunca envejecido.

Peter Pan puede enseñarte el garfio y mostrarte su reloj su Capitán amigo

cabalgando sobre un cocodrilo ahíto.

Y al decir "0h", Campanilla se libera de las profundidades de tu garganta,

mientras Wendy y los niños perdidos crecen, se casan, se reproducen y mueren.
 

alfonso colodrón gómez-roxas

 

Me ha gustado, porque tiene un movimiento sabio y pausado al principio y un lenguaje algo misterioso. ¿Tendrás un siglo? Bella trampa que nadie podrá corroborar, ahora: tienes lo que quieres tener. De ese ideograma vas a tu iniciada adolescencia y aparece Peter Pan, el muchacho que fuimos, con nuestro vello saliendo, el cambio de voz, la nuez y el sexo nuevo, los atributos viriles en el niño apenas. También la campanilla de los sueños, la mujer que sería ideal, si fuera de tamaño normal, pero que sólo puede inspirar las prácticas masturbatorias adolescentes. Una evocación a la juventud iniciada, a lo que será, en un panorama en el que la vida cumple su objetivo por sí sola, casando a los bobos niños que por todo se entusiasman y se asustan. Lo último es como el etcétera de algunos escritores...

La primera parte de tu poema, justo hasta desvelar el rostro, es grandilocuente y cultísima, la otra desbordante y próxima. Las dos mitades tuyas. No te animo a que sigas inspirado, que soy celoso y malo como poeta, nunca el amigo y temo me aventajes en lo que considero muy mío, pero si lo haces, no te olvides de mandarlos (los versos), que me han gustado.

Por cierto, un tratado sexual sobre Peter Pan no estaría mal.


Me conformo

Yo me conformo, si miro alrededor yo me conformo,

con ser como la rosa, que es efímera,

con soñar en las sombras,

con dormir por el día,

por recoger mi frente

todo el frente sereno de la poesía,

por sembrar con mis pasos el triste paso de un hombre,

con mirar la belleza que a los grandes inspira,

con mirarte a los ojos, con oler tu perfume,

con oirte, reir, con callar, con morirme también,

que la vida me cansa y me da sueño perderte,

con abrir el ordenador

y escribir este halago llamado internet,

siempre me queda el mar, inmenso y desplegado

que recoge las aguas y las llena de sal y de olor a pescado,

para poner de espuma una flor blanca, pura, sacada de Dios.

***

Este último poema que me envías, me gusta porque va más allá de Neruda -que tal vez no sea santo de tu devoción, pero cuya sonoridad en sus versos pocos han alcanzado después de Rubén Darío- y, al mismo tiempo, tiene resonancias nerudianas y también de Walt Whitman, pero más contemporáneo, más moderno, pues ese es el destino de los que sobrevivimos a los grandes: mejorarlos, como el destino de los que nos seguirán será superarnos. Un abrazo casi a punto de salir para Tarifa y en medio de la impresión del Tao Te Ching para entregarlo mañana. Un abrazo Alfonso


Una noche estrellada

Pues no, de creativo nada de nada. Esta noche pasada, sacando a mi perro, en la noche estrellada a lo antiguo de Mejorada, llena de estrellas y de insondables espacios oscuros recordé mi poema "Las colinas del orbe", que había puesto en mis Poemas de la Alhambra como colinas rojas y pensé devolverlo a su original y metafísico sitio, relocalizándolo en mi Inefable Esencia donde tengo los poemas más religiosos. Estoy pues en el maravilloso compás en el que no se escribe, el pensamiento se condensa en la vida; mucho más poético pero para mí, la poesía es entonces tu cuerpo, tú mismo. Esas estrellas tan rutilantes y limpias me recordaban a mí cuando era joven y lleno de salud-total, porque el Universo es maravillosamente joven, eterno le dicen. También entendí la gran obra de Dios, su grandeza ejemplar en nada parecida al orden de los hombres, pero vi líneas rectas, una disposición estelar que se aproxima a un mensaje, por eso desde antiguo han visto escritos los destinos de los hombres. Creo, que al revés, no hay tal detalle sino los grandes trazos que permiten la vida. Magnífico cielo estrellado de Mejorada, lo que son las cosas. ¡ Esas muelas! Dichoso tú que todavía las tienes. Un fuerte abrazo.

 


 

El último poema

 

Mirarte fue la perfección, hundirse en la poesía,

nada más tenías qué hacer que estar al lado,

tú eras, en ese instante, el ser más perfecto;

la mirada flotaba por un tiempo infinito

con toda la belleza de un poema inexplicado,

nada quería el amor más que tu presencia,

el poema eras tú, absoluto y espléndido.

 

 

Tu poema refleja el ritmo de tu alma y el deseo de tu corazón, la añoranza de los tiempos que se fueron y el anhelo de la fusión con el Bienamado, la Totalidad de la Existencia, el Tao, Dios.



 

La Poesía

Me quedé anclado en la Poesía. Me gustaba escribir normalmente en Prosa, contar cuentos, incluso hasta novelas, teatro, artículos, también algún poemilla, pero acabé escribiendo casi únicamente Poesía. Era un poco como no escribir, como hacer los deberes del Colegio en casa, casi por obligación, como recurso para mantener la conciencia de escritor tranquila y muchas cosas más que no puedo explicar. El caso es que día a día me fui viendo un poeta, lo que chocaba con mi particular pragmatismo que nunca quiso ser el trasnochado poeta, romántico e idealista que mira más al mundo exterior y le regala su imagen que el contrito reconcentrado, incapaz de querer que nadie lo reconozca y mucho menos actuar ante el público. Claro que hay una poesía misantrópica y en ella tuve mi lugar.

Ya para lo último, cuando otros me han llamado poeta y leen mis poemas y los reproducen, cuando se puede decir que he llegado a ser algo público y escribo desde entonces con más cuidado y pensando en el lector, aquella poesía mía musical y amante se ha convertido en mi propia teoría de la Poesía. Preocupado por el ritmo y más que en ello por el vuelo del poema- siempre he querido escribir como las aves vuelan, sobre todo las planeadoras que llenan nuestros veranos de piruetas magníficas y prolongados trazados- como algo natural, que fluye armonioso sin parecer esfuerzo. En el fondo soy un buen músico, un loco desde niño por la música en todas sus manifestaciones, un músico sin pentagramas ni los números musicales pero exquisitamente con el mejor de los oídos y la memoria musical. Mi Poesía es música que ha perdido el vestido y se muestra oronda y rotunda con todas sus carnes expuestas para el pintor. Pintar, otra cosa que he hecho desde muy joven, pero a intervalos de años.

Ahora, con todo el tiempo del mundo para escribir a diario, en las altas horas de la noche, como una hormiguita que lleva su carga sin importarle el peso, construyo una poesía a veces amorosa- aunque de siempre tuve claro que una cosa es la poesía y otra la realidad, que como poeta siempre fingí cosas que no me pasaban, que era una dramaturgia de personajes ficticios, que a veces me inspiraba la realidad tanto mía como ajena, pero que al pasarla a poesía ya no era realidad ni la reconocería luego como tal: la Poesía es otro mundo, que me lo digan a mí, que es incluso otro tiempo sacado a mi vida-. Teoría en la que no faltan excepciones, algunas evidentes, como mi amor por Granada y por los paisajes de la Naturaleza- los ríos, los montes, el mar, las nubes...-que acabarán por ser otros personajes literarios, extremadamente humanos y casi ficticios.

La Poesía no es verdad, pero lo verdadero es poético. Ya se puede decir que rozo el magma poético, el líquido que impregna a las cosas del sentimiento poético, eso que fluye incluso de los poemas de construcción más rígida y estereotipada, esos que alguna vez alguien inventó y desde entonces repiten casi todos los poetas, la antipoesía que ocupó soporíferas clases de Literatura y declamadores horribles en colegios y aulas de todo el mundo, hasta eso es Poesía.

Vivir de la Poesía es como vivir del aire, de la manera más benevolente, dejándonos llevar por los acontecimientos aunque nunca deben ocupar nuestro espacio, rozarlo si acaso. Porque no se debe usar la poesía para vender sardinas si la prosa es más directa y elocuente. Pues una cosa que no es, que no existe, como es la Poesía, ha de ser rigurosa y excluyente y lo único importante para un escritor que la escribe. Otra cosa es la Política y de eso no entiendo.

José María Torres Morenilla


 


La vida estuvo cerca

Mi vida es un reproche,

hay veces que miro atrás y estoy de cuerpo presente,

un río de amor ha discurrido sin que yo lo sienta,

llamé amor a mi asesino y hermano a mi devorador,

he sido para mí plenamente el peor impostor.

Me llora el alma del gran hombre oculto y acabado,

la buena prosa hablada con que se escribe el amor.

He dejado pasar a muchas muchachas para mí pintadas,

sin volver la cabeza, ni seguir su sombra.

Nítidamente entiendo que he perdido el tiempo,

la verdadera poesía es algo que ocurre raramente.

José María Torres Morenilla

Sencillamente sublime

Eres increíble, Morenilla. ¡Qué cantidad de registros! Con éste te has pasado dos pueblos. Es realmente escalofriante. Me recuerda los versos de los mejores taoístas chinos y poetas clásicos japoneses. ¡Eres universal! Un abrazo y sigue, sigue, por favor Alfonso


El robot

Soy el robot anticomunista hecho de lata,

muevo mis brazos y mis manos, sueno a lata,

tic tac, de un lado u otro, soy el anticomunista,

me han hecho un viejo robot de los años veinte,

pintura roja y pintura azul, piernas oscuras,

olor de cochecito nuevo, llave a la espalda,

me muevo en línea recta y asiento a todo,

tic tac, suelo ir a los bosques y a los ríos,

y hablo de todo lo alto por lo más alto,

pero por debajo siempre soy un anticomunista

y lo saco, pese a todo, en las pausas,

el viejo color rojo me repele como la sangre,

aunque el Muro de Berlin han derribado

yo levanto un muro anticomunista de continuo,

creo que cuando era niño, apenas átomo,

cuando no puedo recordar lo niño que era,

me dieron unas consignas anticomunistas

y las llevo tan adentro que me están ocultas,

tengo el cerebro lavado con bondades,

soy un robot de lata, juguete del destino,

tic tac, anticomunista acérrimo.

Magnífico el fondo, lamentable la forma. Cero pelotero te pongo esta vez. Alfonso



La estación

No hace falta decirle al mozo de estación:

la carga que llevas no es tuya.

No hace falta decirle nada.

Silba el tren y parece el silbido ganar más fuerza.

La gran campana del techo repite el silbato,

es estremecedor estar tan solo entre la gente;

si hace frío es terrorífico oir hablar.

Si se es muy pobre las manos se empeñan en estar más frías,

si se es mozo todo el mundo sabe que no eres importante.

En el cielo azul, de un añil muy repetible,

las nubes se descomponen con más agilidad que fuerza,

y un extraño olor lo invade todo como la palabra gas.

También los frenos respiran fuerte y los vagones titubean.

Al pasar por el WC se siente que ha sido perfumado,

y la cantina abierta también deja pasar los azucarillos,

las cosas inoloras huelen dulcemente a papel y a tinta.

También la máquina del café respira fuerte y los periódicos tiemblan.

Si se es muy pobre no nos espera nadie, chocan con nosotros.

Las grandes farolas encienden una opaca luz noctámbula.

Todavía es demasiado pronto. El tren para llegar ha de esperar.

No tengo más que mi chaqueta y un papel doblado en un bolsillo.

Mi papel sólo tiene palabras dobladas, sólo me tiene a mí.

Le doy vueltas y más vueltas a la vida y sigue igual.

Nunca cambiaré nada.

No hace falta decirle al mozo de estación:

la carga que llevas no es tuya

José María Torres Morenilla

" Escribe genial, pero veo un sufrimiento potente, su subconsciente tiene un punto de casi socorro, algo que toca fuerte mi piel, casi me sobrecoge la sublimación de su intensidad ¿de soledad?¿de dolor?¿de qué? Es una poesía que te hace penetrar en su interior y querer abrazarlo, me toca"


Hola More: te envío mi artículo de mayo. Tus comentarios me estimulan.

Abrazos

Alfonso

 

 

 

La búsqueda del padre y la madurez espiritual

 

por

 

Alfonso Colodrón       

 

En mi infancia me inculcaron más el respeto a los padres que el amor. El primer mandamiento consistía en amar a Dios y el cuarto en “honrar” a tu padre y a tu madre. Los confesores y directores espirituales de la época, a los que llamábamos “padres”, insistían sobre todo en el deber de obedecerlos. Por suerte, mi padre me inspiró siempre cariño por su honradez y dedicación profesional en sacar adelante un hogar con diez hijos. Con tanto trabajo, hoy día se le achacaría ser un “padre ausente”. Su ausencia las cubría mi madre. Era más común en el siglo pasado, pero sigue repitiéndose hoy día: el aumento de divorcios y separaciones hace que muchas madres, voluntaria o involuntariamente, tomen el espacio del padre. Muchos años después, le entendí perfectamente y el cariño se convirtió en verdadero amor y ternura: cuando yo mismo fui padre.

La mitología occidental no ayuda demasiado a tener un buen concepto de la figura paterna: Cronos castra a su padre Urano, a instancias de Gea, su madre. A su vez, devora uno a uno a sus hijos, hasta que el sexto, Zeus, le hace vomitarlos. Vuelve a la vida a sus hermanos y hermanas, pero destrona a su padre y usurpa su poder.  Zeus, que no tenía un buen modelo paterno, es infiel, tiene múltiples hijos y los trata de manera desigual.

 En la tradición judeocristiana, Adán, padre de todos los hombres, se deja convencer por Eva, prueba el fruto del árbol prohibido y todos nosotros, su descendencia, sufrimos terribles consecuencias desde entonces: tenemos que ganarnos el pan “con el sudor de la frente” y las mujeres “parir con dolor”. Abraham, “el padre de todos los creyentes” estás dispuesto a matar a su hijo Isaac por orden de Yavéh. Para añadir hiel a todo esto, los libros de historia que estudiamos varias generaciones de españoles glorificaban a Guzmán el Bueno, por arrojar su propio puñal a los musulmanes, que amenazaban con matar a su hijo, si no entregaba Tarifa. Luego, el general Moscardó era un “héroe” por preferir que matasen también a su hijo en lugar de entregar el Alcázar de Segovia a los “rojos”… En fin, ninguna gana de celebrar “el día del padre” cuando lo impone el Corte Inglés.

Durante mi primera  juventud, me puse a buscar otros modelos, pero no padres: León Cortiñas, que con el tiempo llegó a ser un prestigioso catedrático de Derecho administrativo en México, logró que estudiase en la Sorbona, me introdujo en el Derecho comparado y me alentó a estudiar alemán, abriéndome a otros mundos… Gérald Subervile, verdadero héroe anónimo de la Resistencia francesa, me acogió muchos años en París junto  a su compañera Desirée Lieven. Ambos me enseñaron la auténtica solidaridad y fraternidad del anarquismo libertario. José Martínez, cofundador y alma de Ruedo ibérico, me enseñó todo lo que sé de edición, Segunda República y Guerra civil españolas… Todos ellos han fallecido, pero viven en mi memoria y en mi corazón. Afortunadamente, también en la de muchos más. Solo el olvido es la muerte definitiva.

A medida que fui madurando, ya solo busqué hermanos mayores compañeros del camino. Emilio Fiel, fundador de las comunidades del Arco Iris, fue siempre para mí un pionero y un gran realizador de sueños. Nunca un guru en el que proyectar mi búsqueda espiritual. Años antes, había encontrado a Goenka en la India, iniciándome en la meditación Vipassana. Otro punto de referencia, un faro más en el camino. Después conocería a Tich Nhat Hanh, maestro budista heterodoxo con los pies en el siglo XXI… Estas confesiones personales vienen al caso, porque lo que encontramos a nuestro alrededor son adultos en búsqueda de “padres” ideales, que medien en conflictos, den soluciones, les digan lo que hay que hacer, eliminen dudas y ofrezcan certezas, se responsabilicen si las cosas salen mal…

No hace mucho, se recibió en la policía municipal de Madrid una llamada: un padre, al llegar a su casa, había encontrado a su hija de 18 años en su dormitorio con un amigo de la misma edad, en plena faena en la cama. Preguntaba que qué debía hacer. Ante la perplejidad de una situación inesperada, esperaba que “la autoridad” de papá-Estado, representada por “las fuerzas del orden” le diese la solución. Sería una situación cómica si fuera un caso aislado. Pero este tipo de situaciones se repite a diario

En otros niveles, muchas personas proyectan al padre ideal y todopoderoso en los líderes religiosos de sus respectivas confesiones. Siempre me llamó la atención que al Papa se le llame “Santo Padre”, cuando el Evangelio dice “No llaméis a nadie padre, pues solo uno tenéis y está en el cielo… y vosotros sois todos hermanos” (Mateo, 23,8-10). Y también se proyecta en los líderes de los partidos políticos, en los dictadores, salvadores de la patria, en los reyes hereditarios, que conservan la tradición y a los que se atribuye una falsa ilusión de estabilidad frente al riesgo de cualquier cambio imprevisible… El servicio a la “patria”, “morir por la patria” sería morir por el padre (patria viene de “pater”) y, sin embargo, se dice “madre patria”. ¿Paradojas del lenguaje o de la inmadurez y la falta de reflexión”?

En la consulta y en los encuentros de hombres aparece cada día la importancia nuclear del modelo paterno. Hay quienes se rebelaron contra padres violentos y maltratadores, pero inconscientemente se convirtieron en “parejas sustitutas” de su madre. Aunque suene fuerte, en usurpadores de un lugar que no les correspondía. Después, siguen ejerciendo de padres de sus parejas y de sus propios hijos. Y al querer evitar la violencia y el conflicto a toda costa, a veces pierden la fuerza masculina y se convierten en “salvadores” y “apagafuegos” permanentes en detrimento de sus propias necesidades. Otros, imitando al padre, perpetúan el machismo, la mentalidad patriarcal, el autoritarismo y el maltrato a su pareja y sus hijos.

Sin embargo, es más común encontrarse con adultos de 30, 40 y 50 años, sometidos al imperio de un padre dominante, permanentemente insatisfecho porque sus hijos varones –muchas veces únicos- no cumplen sus expectativas, no siguen su misma profesión, ni perpetúan su negocio. Y estos varones suaves siguen actuando emocionalmente como si tuvieran catorce años, sobre todo si no se han hecho padres a su vez. Algunos ni siquiera quieren crecer y añoran con nostalgia la falsa seguridad de la infancia. Siguen siendo hijos hasta su muerte. La paternidad, el tener hijos propios, suele marcar el fin de una etapa y el principio de otra, pero no siempre.

A pesar de los pesares, “la vida no tiene marcha atrás”, excelente título de uno de mis últimos libros de cabecera (Editorial Desclée de Brouwer). Wilfried Nelles, su autor, cartografía de modo sencillo y didáctico los hitos del camino de la vida: fusión con la madre, crecimiento al abrigo del grupo, desvinculación del grupo de procedencia  y formación de una nueva familia. También las etapas posibles de conciencia: conciencia de unidad, de grupo, del yo, de vinculación, de tener una misión, de la totalidad, hasta llegar a la conciencia total.

Para seguir avanzando y transitando etapas es absolutamente necesario aceptar el pasado tal como fue, pues no podemos cambiar ni una coma del mismo. Desde el presente, salir al encuentro del futuro, dejar la seguridad de lo conocido y abrazar la incertidumbre, agarrar el hilo de Ariadna de nuestro propio destino, de nuestra misión. Tal vez encontrar el padre interior que puede proveer las propias necesidades; que está atento y presente, es vulnerable y frágil ante el misterio; que está asentado en la firme convicción de que ya nadie nos debe nada. Las cartas que nos dieron y las que tenemos son las mejores para jugar la partida del Ahora. Y lo son, porque no tenemos otras y porque, aunque no lo sepamos, aunque no lo creamos, aunque lo hayamos olvidado, el Universo sigue conspirando a nuestro favor y sin posible estancamiento ni retroceso.

 

 

Alfonso Colodrón Gómez-Roxas

 

 

Madrid 6 de Mayo de 2012

Querido Alfonso: si he tardado algo ha sido por estar fuera del Madrid y de Internet.

 
Tu artículo me parece algo más que un artículo. Quizás demasiado breve: dejas tantas cosas en el tintero. Cosas internacionales, mundiales, universales. ¡ Lo que te queda por escribir todavía de tus "viajes" por el mundo y por las ideas...!
 
La figura del padre es enigmática: el hombre corrige a la Naturaleza que a veces puede llegar a ser cruel, precisamente como padre. Es una figura que tiene mucho más de femenino que de masculino. ¡Gran paradoja! aunque la madre tiende más a la del amigo que a la del varón íntimamente. En el padre están las mujeres, el mismo padre es mujer y no compite y asimila la virilidad del hijo y en la madre los amigos, con sus riñas y competitividad, también con la libertad para buscar más mujeres. ( ¿ Te parece genial, que es como parece lo que nunca se dijo?) Los hombres que se llevan bien con su padre suelen ser mujeriegos (en el parco sentido, heterosexuales) y los que se llevan excesivamente bien con su madre lo suelen ser afeminados, como de todos es notorio. Hablo de subfondos que no con llaneza.
 
Aparte de estas genuflexiones sobre génesis y eugenesia de las conductas, has puesto pie sobre pie un escalón más en tu cometido de escritor. Ah, por cierto, bien que hayas tenido tantos padres intelectuales de los que te sientes orgulloso. Algunos izquierdillas (¡ cómo no! en esto pareces que todavía no lo eres del todo y no te rebelas como hacen los auténticos izquierdazos).
 
Voy a colgarte esto en Internet. Y enhorabuena. Has crecido como escritor. Un fuerte abrazo

 


TE BUSCAN TODAVÍA


Te animaré siempre, pero el mundo no tanto. Por si te anima, te diré que te buscan con nombres y apellidos y van a dar a mi web. Eres buscado por otros amigos en internet.   También, que tu página tenía un gran nivel, aún estando fundamentada toda ella en ti y...que en caché estarás eternamente en internet y puede que la tengas en el llamado internet profundo donde las páginas serán conservadas para siempre. Internet: ¿qué cosas sabemos de internet que no fueran programadas antes de los tiempos? Una cosa tiene buena, muy buena: no califica las páginas en buenas o malas, ni a los profesionales en buenos o malos, sólo mira la calidad informática, la racionalidad de la exposición.   Ánimo para sobrevivir, siempre lo he tenido, recojo ahora mis mejores años, que no han de coincidir con los mejores años del mundo, sino los más míos, mi verdadero ser, el que me haría feliz y está en otras cosas que en las que estoy, él sí feliz, reservándome momentos, actitudes, pequeños fluidos espirituales que me hacen erguir y ser quien soy. Sólo Dios sabe de nuestra grandeza, de la grandeza del ser, mientras los demás nos empujamos.   Has hecho muy bien e hiciste muy bien. No hay contradicción, simplemente todo lo que hacemos lo hacemos bien, lo importante es que seamos felices.   Un abrazo......ah, una poesía  

Un campo de amapolas


Un campo de amapolas sembrado está de trigo,

domina el monte y, sobre el monte,

baja, enredado, un riachuelo escondido.

Se caen las nubes con la misma tristeza

que el alma vuela en su destino,

y un sol, oculto, solemne e impoluto

lanza llamas de fuego, espejo de su poderío.

No canta el pájaro que un día voló,

ni tus pisadas pisan la yerba del caserío,

mas hay, en silencio, la extraña música

que unió tus pechos al pecho mío.

José María Torres Morenilla

Con el tiempo recuperas la sabiduría que siempre te caracterizó. La que quizá dejaste algo de lado por las habichuelas, los convencionalismos, las imposiciones familiares y tu refugio en el coleccionismo de cosas caras compradas baratas. Me ha emocionado tu poema. Capto su sentido obvio y el oculto. Siempre hay una cierta nostalgia de pasado o de pasado no vivido o de futuro no esperado en tus poemas. Será que el otoño nos vuelve nostálgicos o nos hace reflexionar en esta "dulce estación, benigna la hora". Un abrazo Alfonso


UN POEMA ES UNA PALABRA


Aire

Aire que en mi boca duele,

cargado está de mi pena,

de la soledad del pecho

que en mi corazón se entierra,

aire que me da y no queda,

que me nubla la mirada,

que me llena de las lágrimas,

que me embebe de añoranzas,

soltado está de mi alma,

aire y soledad, soledad tan mía,

que en el aire está.

José María Torres Morenilla

Inmejorable tu poema. Más que gongoriano, morenillano. Ahora mismo añado el neologismo en mi particular Diccionario de la Republicana Academia de la Lengua Española. Tu eres tan liberal, tan anti-yo que eres anarquista de los buenos. No de los que ponían bombas, sino de los libertarios que creaban escuelas gratuitas e intercambiaban los bienes que producían con sus manos. Y lo sobrante lo repartían a los que habían tenido peores cosechas, temblores de tierra, inundaciones u otras catástrofes naturales, que las muertes por carretera no son naturales, ni las por obesidad, etc. Me permito dos cosillas.

Quita la coma, si quieres después de "pecho". Verás como se recita mejor en alto y no cambia el sentido ortodoxo de la gramática ni del contenido. Al final, descubre la palabra que te ofrezco. Te la mereces. Un abrazo Alfonso Estoy de acuerdo con lo de que las matemáticas son puro lenguaje. Es más: cada vez que me cuentan un conflicto, un problema, una encrucijada existencial, digo que se puede resolver con puras matemáticas. Un día, si quieres te pongo ejemplos.


CUADROS, COMENTARIOS Y POESÍA, TAMBIÉN LAS ISLAS FIJI


" Pues me ha encantado volver a contemplar tu galería de Granada. Y también releer los textos que ya no recordaba ni casi me pertenecen." Es cierto, es la imagen que nos produce la extrañeza de releernos. Puede que algún día hayamos cambiado tanto que no nos reconozcamos. Si retrotayéramos  nuestros pensamientos  y vivencias hasta chocar con nuestro yo antiguo,  aparecería un señor totalmente desconocido.
  Tu promesa de los textos ha de ser rigurosamente cumplida, pues que tengo sitio y creo que fundamenta muchísimo la comprensión del dibujo. Veía yo ayer, a este propósito te lo digo, las Islas Fiji, que también fueron visitadas por otro filósofo y buen escritor, como tú, Umberto Ecco, y me decía: ¿Dónde coño habrá vendido Alfonso cuadros allí?. Pues son un paraíso, tal parece que Gauguin apareciera por allí dibujando a sus gentes, pero no lo veo de exposiciones y menos de negocio(creo que la Gran Bretaña compró sus derechos de fosfatos por 900 años!!, por doscientas libras anuales, Gran vergüenza debería darles a los Gran británicos). Gracias por tus últimas frases, para mí de contenido inexpugnable: " Eres un buen pintor y poeta aunque no te reconozcas". Como poeta, pase, pues creo que en el cara a cara no me asusta nadie, pero como pintor, digamos sólo que un nostálgico activo de Granada.   Un abrazo


Las columnas del orbe

Desde el paseo de cipreses que hay detrás

de la Abadía de Sacromonte, en Granada


Sobre las altas colinas reposa la creación,

sobre la alta mirada sube la estancia,

mucho más alta,

vuela la imaginación sobre la recreación,

queda el alma serena, llena de amor,

mucho más alta

descansa la vida plena y luminosa ensueña

al gran universo que el universo ensancha...

mucho más alta,

a tu belleza, su gran belleza gana,

sobre las altas colinas, otra es más alta

José María Torres Morenilla

Contestación:

" Es el primer poema que me produce escalofríos, se me saltan las lágrimas. Estás sobrado, te has pasado, vuelas alto y mi vista te alcanza, más bien te intuye, con ayuda de anteojos de muchos aumentos. Más que entenderte, te siento; más que analizar, me siento y mi sentimiento es gozo arrebatado; en lugar, de leer frases, leo estados de ánimo, mejor aún, ampliaciones de conciencia, que otros llaman alteraciones o modificaciones. No te quedes sentado a la derecha del Padre, que todavía estás encarnado, no has muerto, descendido a los infiernos ni resucitado. Así que espera a la Ascensión, tu ascensión o asciende y baja entre los mortales todos iguales, igualados por el nacimiento y la muerte y también el amor crístico, incondicional, universal, no excluyente. Los maristas, Consuelo, Alfonso... también nos colamos, disfrazados a veces de miembros de un jurado literario. No seas miedica, no seas soberbio.

Un abrazo alfonso

Gracias por apreciar mis líneas. Siempre tuve a Dalí por franquista de derechas aprovechado, pero ignoraba su búsqueda interior. Cerca de la locura, tal vez intuyó a Dios e intentó plasmarlo en una época de mojigatería con delirios, provocaciones y actos libertarios."

 

SONETOS

 

LOS POEMAS DEL SER

 

LOS POEMAS DE LA ALHAMBRA

 

LA MÉTRICA INTRATABLE

 

PAISAJES Y RETRATOS

 

 

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©Poesía de Torres Morenilla