DIÁLOGOS LITERARIOS Y DEMÁS
de
***
Último trabajo: mayo 05, 2020
(en colores los diálogos de los amigos)
(Federico García Lorca, dibujo de joven de Torres Morenilla)
"Cuando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta de cualquier índole que sea,
si la fiesta es de su agrado, recuerda inmediatamente y lamenta que las personas
que él quiere no se encuentren allí. ‘Lo que le gustaría esto a mi hermana, a mi padre,
piensa, y no goza ya del espectáculo sino a través de una leve melancolía. Ésta
es la melancolía que yo siento, no por la gente de mi casa, que sería pequeño y
ruin, sino por todas las criaturas que por falta de medios
y por desgracia suya no gozan del supremo bien de la belleza que es vida y es
bondad y es serenidad y es pasión.
Por eso no tengo nunca un libro, porque regalo cuantos compro, que son infinitos,
y por eso estoy aquí honrado y contento de inaugurar esta biblioteca del pueblo,
la primera seguramente en toda la provincia de Granada.
No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle
no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí
violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin
nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a
gritos. Bien está que todos
los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos
del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio de
Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social.
Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de
un hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente
con un pedazo
de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tiene
medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros, muchos libros los que
necesita y ¿dónde están esos libros?
¡Libros! ¡Libros! Hace aquí una palabra mágica que equivale a decir: ‘amor, amor’,
y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para
sus sementeras. Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dostoyevsky, padre de
la revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Siberia, alejado
del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita
; y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: ‘¡Enviadme libros, libros,
muchos libros para que mi alma no muera!’. Tenía frío y no pedía fuego, tenía
terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras
para subir la cumbre del espíritu y del corazón. Porque la agonía física, biológica,
natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la
agonía del alma insatisfecha dura toda la vida.
Ya ha dicho el gran Menéndez Pidal, uno de los sabios más verdaderos de
Europa, que el lema de la República debe ser: ‘Cultura’.
Cultura porque sólo a través de ella
se pueden resolver los problemas en que hoy se debate
el pueblo lleno de fe, pero falto de luz.
Prólogo a mi Río Darro al encuentro de Granada
BAJO LAS SOMBRAS DEL SALÓN
Con este cansancio que tengo hoy qué bien me vendría estar sentado en una de las sombras del Salón, oyendo en el recuerdo el goteo lejano del río Genil, hoy un espejo verde, callado, sin guijarros ni grietas, serenamente cansado y tan lleno como yo de las viejas tropelías, de los duros amores de la vida que contempla el Sol granadino, primo del de Jaén y rival del malagueño, que se atraviesa por todos los caminos que van a dar a la mar, que es el morir o sea todo lo contrario de estar sentado bajo una de las sombras del Salón y recibir el blanco aliento de los tranvías de la Sierra, siempre espectrales, también entonces, cuando subían por quebradas cañadas y puentes de puntillas sobre el abismo, amarillos pálidos, muertos de miedo frente a los abigarrados de los tranvías de la ciudad. Aquellos tranvías de la Sierra cargados de aire, de olores desterrados, de aguas subterráneas. Todavía queda un ligero atisbo de tranvías en el cruce de la Sierra, en la carretera que parte del Salón, cuando al fondo los miraba la Reina Isabel sentada magníficamente, como una reina, con su hermosa papada y la rara belleza, mezcla de buena educación y de viejos temores. Bam, bam, suenan los alabarderos de viejas pelucas y terciopelos más viejos, los escudos y los timbales, las chirimías gatunas de las trompetillas de plata, toda la cohorte de un Imperio naciente bajo los pies de la hermosa reina. Oh mi Señora sentaos en la alfombra verde de la Vega, que os contemple la cautiva Sierra Blanca y su nieve os refresque las mejillas, que tiemble la chopería ante vuestro terror y las palomas vuelen como jaculatorias ante la serena majestad de vuestras preguntas. ¡ Vivan la Virgen de la Alhambra y la Reina Isabel Primera de Castilla!, las hermosas mujeres granadinas que se pasean por su Salón vestidas de fiesta, perfumadas y adornadas con las flores de sus sonrisas. Que sonría Granada entera, bajo las sombras del Salón, que es es el único capaz de soportar el asfixiante calor de una ciudad encendida en la nieve, toda hecha agua, agua por aquí, bajo de aquí, en cascadas, en torrentes, en cuevas subterráneas, en los jardines, en los cauchiles, por las veredas, aguas eternas de las eternas nieves, las que toma el aire y las regala a puñados en los rostros de la Reina. Ay, mi Señora, cuánto tiempo hace que no vienes por aquí y nos enseñas a amar a Cristo, a juerguearnos con Cristo, como debe ser, sin quiebra ni medida, alborotadamente, bajo los cimbeles de la Caballería Real, la que trona más que los truenos y hace temblar las piedras de los caminos. Yo te amaría, serías mi amor secreto, mi amor carnal, el más imposible de todos, mi velado amor para una tarde fresquita en las sombras del Salón.
Aunque me pongan la música.
José María Torres Morenilla
Prólogo a Guía para Hombres en marcha de Alfonso Colodrón
Debería contestar una a una todas tus metáforas, si metáfora es la apariencia de algo que no es, vestida de algo que es. 1º Para ser
poeta te lo tienen que decir,2ª Para ser poeta de conferencias, clases, tertulias y demás te lo tienen que decir otros poetas. 3º Me gustan los
relojes, son mágicos, los compro rotos los arreglo, los compro nuevos los escacharro, no tengo afición, sino aflicción, dolor por el reloj
roto,4º Nadie me encarga nada, ni tú siquiera me encargas prólogos porque lo haces fuera de tiempo, sin tiempo, y eso no es un encargo 5º
Detesto mi pintura, no la disfruto, me gusta Granada y cuelgo mis cuadros de Granada para tener la Granada que me robaron en mi corazón
6º He vendido algunos cuadritos por poquísimo, pero mi idea era vender en un principio, ahora no, ahora es colgarlos en Internet para que la
gente los disfrute si le gustan, para que me conozcan las gentes y vean esta faceta mía de la pintura, que es fascinante, pero que G. a D. no
ha sido conclusiva en mi vida y no me tengo que ganar la vida adornando paredes de otros. Te aconsejo que pases por mis "Paisajes y retratos"
verás que es un multipoema, para ser visto y luego me dices. Mis cuadros no son cuadros de colgar, sino de buscar, tengo unas rosas que
parecen enormes y solo tienen unos milímetros, no hago miniaturas, solo me interesa el ritmo, la esencia y el color también. O sea es una
barbaridad lo que me has dicho: yo publico, edito mi poesía para el mundo, edito mis pinturas para todos, hay gentes en el mundo entero que
me conocen, que me leen, que ven mis cuadros y los reproducen, los ponen en sus escritos, en su vida. Todo lo contrario de lo que dices. A
ti, incluso, te regalé un cuadro que olvidaste (copia de Jacqueline de Picasso) otro del Darro y un árbol que sintetiza el enorme pino de la
naturaleza y que debe estar en el sótano de tus cosas. O sea, tú me conoces, pero te conoces más a ti y me dices cosas que no son tuyas,
pero que forzosamente no han de ser mías también.
Vayamos por la línea recta: hay un universo de lo que vemos, otro de lo que somos yotro más palpable de lo que queremos ser. En el primero vemos a los
otros y a las otras y nos formamos una opinión crítica siempre, incluso admirativa o loatoria, pero siempre con un juicio y para el juicio nos
apoyamos más en los otros que en nuestra intuición siquiera. El Universo de lo que somos es el más importante: porque somos, desde que
nacemos, trágicamente portadores de un ego ancestral, venimos al mundo con nuestra tragedia (moriremos queramos o no) y además no con utopías,
ni lugares comunes, ni topismos, limpios de polvo y paja (nunca mejor dicho) con Vida, la vida de nuestros ancestros, la misma también de los
dinosaurios y la historia de las gentes, de los familiares y de los que, por lejanos, ya no son familia. Y somos esos, hemos heredado sus
gustos, sus miedos, su valentía, su hombría, su gallardía, su consenso sexual, lo que está bien y lo que está mal. Ojo, también somos, no en
el plano meramente físico o heredado, somos la vida del prójimo, de los vivos coetáneos, el enemigo también, y también, y esto sí que es
esotérico, en el plano espiritual también están en nosotros los pensamientos de los que murieron (el pensamiento es intemporal, nuestro
cerebro intrínsecamente no juega con el tiempo, pues el tiempo es solo una medida de la Física, pero como todo lo absoluto, no existe, los
muertos siguen pensando en nosotros, viviendo en nosotros, sus pensamientos rozan todas las cosas, en ese plano no hay muerte, todo
sigue vivo, como en una película, de aquí que muchos problemas psíquicos en verdad son realidades no comprobables, partos con dolor,
pues hay un factor benévolo que nos defiende del sufrimiento a los sanos y en los enfermos faltan esas defensas para no ver, para no oír,
y la vida es un gran sufrimiento, por todo, -creo que el nacimiento es la peor experiencia de nuestra vida-) ¡ Qué lío verdad! Pero es cierto.
No es macabro, porque en la Naturaleza, que lo es todo, nada es macabro sino las malas ideas o regodearse con el mal ajeno. Todo es natural,
pacífico y bueno, hasta los desastres porque revitalizan el ánima de todas las cosas, rompen para recomponer, cortan para revivir. Así que
amigo, mitad reprobación ante tus palabras, mitad lectura de tus amigos, tan interesantes, te hago un Prólogo, en el que a este humilde
poeta (me lo digo yo, por mis muchos años de poesía) te pido que pongas las palabras que me has dirigido tú también, para que te vean,
para que te conozcan, para que entiendan que a veces, como la serpiente mitológica, al tiempo que dices cosas buenas dejas escapar tu venenillo
de estar por encima de tus amigos, que son usureros,
medio poetillas, medio misántropos y tú, el gran despistado, el gran
desmemoriado beatíficamente concedes el beneficio de tu amistad. Nos conocemos toda la vida. Nunca hemos cambiado. Eres mi amigo. Por eso me
defiendo de ti ( no soy Dios). Un abrazo y un prólogo (si pones tu carta enterita, con lo de usurero, etc.)
ANÁBASIS
Tenía una idea, tenía mil ideas, pero embrolladas, atormentadas, caóticas, simplistas, en una noche, pero amaneció un día
siguiente, espléndido en la mañana de Mayo, que recibí en mi senectud con vigor y rectamente y a pesar del riesgo que supone escribir sin
apenas guión, de formalizar sin apenas idear, apareció mi verdadero escritor, que es una persona que no sabe de nada, cuya verdad es solo
escribir, y ya salió el hilo conductor, el vislumbre del artículo para mi amigo Alfonso y su libro "Guía para hombres en marcha. de la línea
al círculo". Partí entonces, como siempre, con una vieja idea: la distancia entre la virginal rosa salvaje y las rosas cultivadas de mi
jardín. Tengo algunas que de ser tan cultivadas imitan a las primitivas y ofrecen ramos ideales de rosas rosísimas, sin apenas aroma, pero con
frescura de vírgenes. No tienen recovecos, se ofrecen espléndidas y sencillas, apenas huelen, más parecen rosas entre zarzales, que rosas
de jardín. La mano del hombre cambió a la rosa y le dio color azul- La rose bleu-y aroma embriagador o la hizo hermosa carmín, cambiante de
color en su vida, la Emperatriz Soraya. Igual los hombres, los hombres hemos cambiado al hombre, somos la selección del hombre.
Llevo tiempo leyendo a Jenofonte, el gran escritor griego, discípulo de Sócrates, con el que discutió sobre asuntos más económicos que filosóficos y que
ha dado una imagen distinta del gran maestro, su Anábasis fue lectura de sintaxis en la cátedra de griego de Unamuno, pero la retiró como
texto porque "los alumnos se aburren de aquella monótona y fatigosísima relación, tan lánguida, que da sueño", a pesar de
reconocer también que como texto era excelente. Esa expedición de los diez mil hombres griegos, lanzados a defender la causa de Ciro, y su
intrigante madre, frente a su hermano Artajerjes, una vez muerto Darío y hecha la paz entre Esparta y Atenas me resultó emocionante. Porque
Ciro muere en combate y aquellos diez mil hombres han de regresar nuevamente a Grecia, por territorios hostiles y bárbaros y la taimada
persecución de los hombres de Artajerjes. Lo relevante del relato es la descripción de la vida militar de aquellos hombres solos. Su concepto
democrático cuando votaban las resoluciones a mano alzada y se sometían al dictado de la mayoría, en muchos casos y cuestiones importantes,
pero también en otros menores como la recogida de comida o las expediciones menores para tomar una ciudad en el camino. También chocan
con nuestras costumbres el gusto que tenían por los muchachos, de manera que Jenofonte se queja dulcemente que como capitán nunca les
arrebató un muchacho o que, como capitán también, el mismo Jenofonte, que contaba veinticinco años entonces, fuera acusado de pegarle a sus
soldados, pues siempre lo hizo " cuando le dieron motivos". El ardor de las batallas, el canto del peán a Apolo, que era patriótico y exaltador,
los enervaba como hombres griegos, los sacrificios, los augurios y el solemne juramento de los pactos cuya palabra debía ser cumplida a la
vista de los dioses. Si en algunas cosas podríamos considerar que aquella expedición era antigua, es más cierto que era una expedición
de hombres de ayer mismo, dotados de la disciplina, del rigor matemático de la táctica, bajo la gran línea recta de una estrategia en
favor de una causa más favorable a los griegos y el círculo del nómada campamento, que ha de cambiar día a día, con choques y relaciones entre
ellos a veces difíciles cuando no rupturistas. No es una lectura aburrida sino rigurosa y maravillosamente escrita en uno de los mejores
prosistas que nos ha dejado el mundo clásico.
El movimiento de hombres y solo hombres, son muchas ideas para hacer un ejercicio meramente literario o poético, para encontrar lo que el hombre quiere y
selecciona como hombre, a lo largo de la historia. También es un ejercicio primitivo, de volver a los orígenes, de encontrarse con la
virilidad que da la suma de virilidades, de ver qué hacían aquellos ejércitos de hombres y solo hombres, de reencontrarnos con la cuna de
nuestra civilización griega, que es la que nos rige más propiamente como ciudadanos que las religiones o el marxismo. Aquellos iban en
busca de un mundo culto, frente al bárbaro y opuesto imperio oriental. En busca del hombre occidental, el autor de Europa y de los Estados
Unidos de América. Creo que la terapia, basándose en el conocimiento interior del hombre va en busca de otro hombre seleccionado, que se
sienta feliz al conocerse, que se conozca mejor cuando las relaciones se cierran en el círculo y nace dentro un movimiento distinto y
masculino. El hombre, que es una selección muy femenina de la virilidad, lo que la mujer quiere que sea, también lo puede ser de la
masculinidad. Arriesgarse a la ventura, juntarse a otros hombres y encontrarse luchando por esa otra idea de lo masculino. Terapia de
Sierra, de campos y de nieves, agreste, para unos hombres que acabarán por ser luego más altos, más guapos y más buenos. La selección es
imparable, el hombre la dirige. Nimi magnum est.
José María Torres Morenilla, Madrid 30 de Mayo de 2014
Presentación a la exposición de pintura de Clara Torres Morenilla
en el Centro Cultural Antonio Machado de Madrid
Calle San Román del Valle, 8
del 2 al 15 de Abril de 2013
La pintura de Clara
Claridad, esencialidad, luz interior y sobre todo comunicabilidad en aquello más profundo y doloroso. Clara suelta su mundo íntimo en personajes que claman por compartir su hondura y su dolor, vestidos sus rostros de magníficos dorados, a veces como un grito o muchos gritos de Mandrágora, otras en esencialidad serena de Modigliani, también con magnífica apostura de un profundo "Lorca" que parece llevar en sí el gran peso de su importante poesía. Pero es en la Naturaleza donde el color se sobresalta y añade una eclosión de sonidos luminosos, un clamor colorista del más puro sentir pictórico. El mar, cristalizado, purísimo, esencial. Su faro que tiene más de tierra que de mar, de campo cultivado, de ciudad vivida.
Su pintura nace progresada, muy pintada antes, quizá por lo cerca que vivió el mundo de la pintura familiarmente, de manera que sus conceptos han madurado interiormente. Su técnica del acrílico está bien dimensionada en un dibujo ágil, sin ambigüedades, confundido con el propio color. El color en Clara es un disfrute, una parte más de las ideas, su amigo del alma que la lleva a la inspirción y a la calma que deja la obra bien terminada.
Portentosa pintora, desbordante pintora, corresponde ahora seguir madurando las ideas y los conceptos en otras obras que vendrán seguramente tras estos primeros años de su salida al mundo de la Pintura.
La pintura puede ser un deleite o puede ser un grito sordo. El pintor ha de ser el dominador de su arte y llevarlo a la más pura expresión de la belleza también, buscando también la satisfacción íntima de la obra. Como Clara tiene inmensas cualidades humanas yo estoy seguro que este movimiento suyo de la pintura la llevará felizmente a su plenitud. Por de pronto sorprende, pero bien sabe ella que estos cuadros vivieron interiormente en su mundo y que han salido con pasión y con gusto. Que no deje nunca de pintar.
Clara
Es bella cual mujer pura y solemne,
de los colores tiene lados cristalinos,
del espacio sombras y espejos finos,
danza con la canción grácil e indemne.
Es joven porque la edad no la corrompe
y clara pues definida no oculta nada,
hermosa como de ser muy bien pintada
y frágil si habilidad nunca la rompe.
¿Quién es aquella que para mí es como el bien,
que siendo una se multiplica en cada cosa
y de su mano me soy llevado también?
Es para el arte la inspiración gozosa,
para virtud consoladora y sién
y por lo visto nunca lo fue la prosa.
José María Torres Morenilla
Madrid 17 de Enero de 2013
Artículo de José Luis Delgado sobre García Lorca en el diario "Granada Hoy" del 1-4-2013
No busquéis más sus huesos. Su obra está en todas las bibliotecas y su alma en el cielo Se ganó la gloria como penitente de Santa María de la Alhambra llevando descalzo la pesada Cruz de Guía
por José Luis Delgado, GranadaEl 26 de marzo de 1973 apareció en la prensa local un artículo firmado
por Rafael Gómez Montero en la sección que Ideal titulaba Andar por
Casa. Luego lo hemos visto reproducido en el ABC de Sevilla el 18 de
mayo y de nuevo la vimos recogida en la obra de Vila San-Juan, García
Lorca asesinado: toda la verdad. Parece ser que esta anécdota curiosa la
quiso mantener en silencio el hermano de la cofradía José Martín Campos
pero no deja de ser interesante como una faceta más de las muchas que
envolvían la personalidad del inmortal poeta granadino.
Pagó con creces su inocencia en Víznar pero es que además tuvo el valor
de llevar en procesión y como promesa a la Virgen una pesada Cruz de
Guía de la Cofradía de Santa María de la Alhambra, descalzo y con la
cabeza cubierta. Tal ocurrió en la Semana Santa de marzo de 1929.
Imaginamos la fortaleza física necesaria para bajar y subir luego, tras
larguísimo itinerario, las cuestas de la colina roja y pisar descalzo
los chinos de la explanada en la Puerta de la Justicia; aquel muchacho
de familia bien que algunos tomaban por blandito y de merengue.
Fue un favor que pidió, salir de penitente, y un favor que le hicieron,
puesto que ni era cofrade entonces ni tenía traje de penitente, lo cual
iba contra las normas. Su petición fue anónima pero la sorpresa vino
cuando se presentó en persona en la sacristía y advirtieron los cofrades
que se trataba del poeta García Lorca. Tras una reunión con el hermano
mayor de la Cofradía, Felipe Campos de los Reyes, se arbitró la fórmula
de que saliera llevando una cruz de guía y con la cabeza tapada. No se
podía negar a nadie que solicitara salir en la procesión como promesa a
la Virgen.
Dice el autor del artículo, el inolvidable Rafael Gómez Montero, que, al
finalizar la procesión, Lorca dejó la cruz en un rincón de la sacristía
y sin despedirse de nadie dejó escrita una breve nota en la que se leía
"que Dios se lo pague". A los dos meses García Lorca firmó el Boletín de
inscripción en dicha Cofradía de Santa María de la Alhambra, con fecha
de 20 de mayo de 1929 y con una cuota mensual de una peseta.
No hay duda de la devoción que Lorca debió sentir por la Virgen, por lo
menos en alguna etapa de su vida. En su obra abundan las alusiones
religiosas a la imaginería popular. En 1924, con 26 años, dibujó aquella
Virgen de los Siete Dolores a la que parece ponerle de fondo el
Sacromonte; al fin y al cabo tuvo una educación cristiana que aparece en
algunos de sus poemas, aunque quede lejos de la añeja beatería de la
época. Recuérdese que sus primeros estudios los hizo García Lorca en el
Colegio de los Escolapios de Almería de donde saltó luego al Colegio del
Sagrado Corazón de Jesús de Granada, acogido a la educación fomentada
por los jesuitas y regentado por don Joaquín Alemán que, según palabras
del profesor Orozco Díaz (Semblanzas granadinas), era hombre de espíritu
e ideas conservadoras.
Poco queda ya por saber del insigne poeta. Tal vez lo menos importante,
si descontamos los lógicos sentimientos familiares, saber dónde están
sus restos. Por lo demás, queda claro que su obra está en todas las
bibliotecas del mundo, figura en todas las antologías, está mil veces
traducida y la conocen poco a poco todas las escuelas. Eso es lo que
importa. Y en cuanto a su alma, seguramente está en el Cielo. Se ganó la
Gloria con la promesa que hizo como cofrade descalzo en la procesión de
Santa María de la Alhambra y tal vez ocupe sitio de honor preferente por
su absurdo asesinato tantas veces recurrente.
José Luis Delgado
José María Torres Morenilla 1 de Abril
de 2013
Querido José Luis: Después de tu buen artículo sobra García Lorca, que en mi entusiasmo poético he replicado en mi web, me entero ahora leyendo un pasado Ideal del día 30 de Marzo que, si bien Federico fue cofrade de Santa María, sobre su pregón de 1936 algo te has dejado en tinta.
José María Torres Morenilla
Muchas gracias por vuestro interés. En Granada es muy conocido el pregón del 36 de García Lorca; yo mismo lo recogí en mi libro sobre la Semana Santa cuya portada y página adjunto en archivo. Lo publiqué en 2010 en la ed. Tleo (ver internet). En la página 33 aludo al pregón y ciertamente en él Lorca critica a Santa María de la Alhambra. Por eso en mi artículo digo textualmente "No hay duda de la devoción....POR LO MENOS EN ALGUNA ETAPA DE SU VIDA...". Cuando salió en la procesión a la que se refiere el artículo era el año 1929; cuando dio el pregón era el año 1936.
José Luis Delgado
Querido José Luis: Como no podía ser
menos tú conocías de sobra, como toda Granada menos yo,
la reprimenda culturista de García Lorca en 1936. Es
tanta la influencia del poeta en Granada que lo del
"pegote" del Palacio de Carlos V se considera una
"profanación", como si la cultura no fuera añadir y lo
puro fuera estar viudo. Eso sí, Granada nunca fue cursi,
ni siquiera en la procesión de la Alhambra, ni cateta;
es capitalina por los cuatro costados, incluso imperial.
Un fuerte abrazo.
LOS POEMAS DEBEN EMPEZAR CON BELLEZA Y TERMINAR CON SABIDURÍA
Presentación
para el libro de Alfonso Colodrón
HORA DE DESPERTAR
La paz tiene muy buena prensa, pero la guerra resulta mucho más interesante literariamente. La paz es necesaria para el progreso de la humanidad, pero la guerra es mucho más rica en situaciones, en trabajos e incluso en la superación tanto científica como humana de las gentes. Mientras la paz puede ser el hervidero y la levadura de nuevas guerras, la guerra es el cultivo de la paz más imprescindible. Ante la paz hay cierta atonía del alma; en la guerra la tensión, la irracionalidad de la misma, convergen a buscar la paz a toda costa tanto del vencedor, que en la paz descansa, como del perdedor que en la paz puede sobrevivir y rearmarse.
Pero qué es la paz, además de no ser la guerra. ¿Hay paz en medio de una guerra, hay guerra incluso en los interludios pacíficos? ¿Hubo alguna vez paz entre los hombres? ¿Cuándo se vivió en paz últimamente? Muchas preguntas para un solo dilema: o guerra o paz. Son excluyentes. La guerra es tan ruidosa desde siempre que basta acercarse a su escenario para decirnos “esto es la guerra”; sin embargo en la calma chicha de la paz casi nunca podremos decir “esto es la paz”, que creo no se ha dicho nunca, porque casi nunca la hubo. Paz no, hay silencio. Silencio de tambores y de cañones; silencio de montañas y de valles, de grandes surcos verdes por donde fluyen los ríos y el horizonte es lejano y bellísimo bajo el fulgor de la luz solar y las sombras de las nubes, la Naturaleza resulta pacífica y honrada, veraz y luminosa, grandiosa y liberadora. Los cielos incluso, a tantos miles de años-luz, parecen pacíficos, sin achuchones, sin corrientes, sin movimiento apenas. Resulta una armonía universal hermosamente pausada, sutil y poderosa al tiempo: nada hay más bello que la paz de los cielos. La verdad es un caos recompuesto, un hacer y deshacer continuo, un equilibrio bajo el principio universal de la contingencia, un eterno bullir de la materia en busca del espacio: la colosal guerra de las partículas por resultar vencedoras. Todo lo existente quiere conseguir su paz, su dominio, su sitio en el mundo para gozar la vida. La paz es una conquista por más que quisiéramos vestirla de entidad espiritual, de Ser, de divinidad que nos ayude a soportar la vida. Nosotros mismos a nivel microscópico y aún menor, somos una guerra de células contra invasores, contra células rebeldes, contra venenos y enemigos íntimos y contra el mal funcionamiento de nuestros órganos. Nuestra paz es la victoria diaria por la vida. Nuestra lucha nunca puede acabar si no queremos perecer y darnos pacíficamente a la muerte.
Pero todos los hombres grandes, aquellos que quisieron lo mejor para los otros hombres, siempre fueron buscadores de la paz. La paz maravilla a los guerreros, no sólo por el descanso, sino porque, tras la experiencia de los horrores de la guerra, quieren en paz ver cumplidas sus vidas en aquello por lo que vale la pena vivir, el amor incluido.
Alfonso Colodrón fue siempre un viajero, algo guerrero, que ha encontrado su paz en su nueva familia, en su consultoría de Gestalt, en el hermoso jardín que cultiva frente a su casa de Pozuelo y en la amistad para la que es mejor jardinero incluso. Como buen lector que es, puede escribir con claridad y no puede parar de hablar y de escuchar, también en letra impresa. Por ello, escribió esta serie de artículos, que en esta obra recoge seleccionados, y en ella, yo como amigo de infancia que no le pierdo el ojo, leo un recorrido, una secuela expresiva de su mismo carácter, de su ambición humana, de su sueño de hombre que quiere recomponer el mundo, aún diciendo verdades; que busca la paz aún luchando contra la dictadura desde la editorial exiliada en París Ruedo Ibérico, o recogiéndose en plena democracia en su círculo, sin gozar las ventajas de la paz lograda, ni siquiera económicamente, como hacen ahora muchos de sus compañeros ideológicos.
Para el autor, la paz no es una utopía, ni siquiera un reclamo publicitario de los guerreros. Es lucha, una lucha sin cuartel contra los convencionalismos, contra la segunda muralla de los hombres en las intenciones de pasar por encima de los otros, los débiles, los menos amparados de la justicia. En cierto modo profesa esta religión del ser humano y por ello ha pasado en algún “rifirafe” televisivo, con enojo de su parte, por ser un hombre religioso, de una religión inventada en Occidente a la que llamaron taoísmo. Pero este autor siempre fue así, con independencia de las ideas, dentro de su profunda religiosidad vivida en los primeros años católicos de su vida y de la que soy particular testigo por nuestra amistad de años. Lo que dice ahora es continuidad lógica de lo que entonces decía. Nos pasa a todos, seguimos siendo los mismos aunque cambien las circunstancias, frente a lo que dijo el filósofo: a un hombre, en su corta vida, no le está dado cambiar ontológicamente ni siquiera en el mundo espiritual (lo que decían antiguamente: “genio y figura, hasta la sepultura”). Podemos cambiar las conductas externas, pero el mundo interior es tan limitado y fijo como lo es la órbita del sol respecto a los espacios interestelares. Solamente los muchos seres humanos en muchos tiempos pueden evolucionar física y espiritualmente.
La vida de Alfonso ha sido muy interesante: ha viajado mucho, más que Julio Camba. Ha vivido en persona la Revolución Cultural en Francia, participado en tertulias y amistades de la intelectualidad antifranquista. Ha recorrido el ancho meridiano de la humanidad, desde Japón a la Polinesia, a los Estados Unidos, América del Sur también, en muchos años. Tiene una experiencia de humanidad increíble y una gran facilidad de mayor aún de hacer amigos. Por ello en sus escritos siempre hay algo vivido realmente; no es un simple teórico de las cosas, aunque sean científicas y reguladoras de las conductas humanas. Más bien habla del ser interior, describe con pulcritud el alma humana, también la perversa, la dominadora, y es crítico insobornable, por no ser un ideólogo, sino un observador enormemente curioso, un raro espectador que, contrariando otra vez al filósofo, hace algo más que ver: pone en guardia las personas contra sus guerras inútiles o descubre los oscuros intereses, casi siempre económicos, de las grandes potencias y de los hombres que mandan en el mundo, mientras se empeña en poner en paz y armonía a cuantos le lean o acudan a su consulta. Él lo ha vivido interiormente y sigue intentando profundizar en su vivencia.
Cuando me adelantó su libro para que le hiciera el prólogo, quedé fascinado: cada capítulo es una muestra completa del pensamiento moderno. Nada es convencional, ni acordado. Es raro que en estos tiempos alguien escriba así, sin presumir de moderno o de revolucionario. Me parece que hay que estar bien asentado con los pies en la tierra, sin perturbadores sueños de gloria, para resultar glorioso. También es un libro escrito con belleza y dominio del lenguaje. Y aunque hay unidad de criterios y un camino de paz buscado en todo tiempo, estos “senderos de paz” resultan diversos y amenos de recorrer. Se puede hacer de un tirón, como puede recorrerse en unas horas una exposición de pintura, sin dejar de apreciar lo que de singular y hermoso tiene cada cuadro. Es la obra de un enamorado de la vida.
Volviendo a los tambores de guerra y los caminos de la paz, el panorama actual del mundo es desolador. Y no tanto porque continúen las guerras, sino fundamentalmente por la brutalidad de las operaciones de guerra en el terreno de la diplomacia, del Derecho Internacional Público, que es pisoteado cuando los dirigentes actuales, en un ejercicio de agresividad, por emplear un término suave, no han tenido en cuenta las reglas elementales del Derecho Internacional, de los tratados, de las convenciones, de los mecanismos legales reconocidos por todos. Ni siquiera respetan las formas, los usos y costumbres, las mínimas buenas maneras. Ya lo dijo el escritor: hay unas faltas que son imperdonables que son las de la cortesía, la guerra no puede hacerse con argumentos lineales, sin respeto de los tiempos muertos que la han de preceder siempre. Si de algo sirve la diplomacia y el Derecho Internacional es para no dejar con cara de pánfilos a las otras partes del mundo. Les han dicho ahora: no pintáis nada y si os ponéis bravos o a la contra os veréis con nosotros. Todavía parecen sonar en ciertas cancillerías las palabras de Stalin: “¿El Papa, cuántas divisiones tiene?”.
Alfonso Colodrón quiere llegar a la paz. Paz en el hombre interior, en el círculo de la familia, en el pueblo, en las naciones, en el mundo; y va desgranando su propósito, párrafo a párrafo, con claridad, sin artificios, en este libro que para mí es una pequeña antología imprescindible, didáctica, pero no engreída, bella y profunda, como el día a día de su vida en busca de la Paz.
José María Torres Morenilla
Prólogo de Torres Morenilla
para
Quiéreme libre, déjame ser libro de Alfonso Colodrón
Los humanos son impredecibles, recuerdo el primer día que los ví en la dehesa, el más viejo de todos, el Mayoral era un hombre astuto, como dicen los hombres, curtido por el sol: su rostro oscuro e hirsuto estaba marcado por unas indelebles líneas llenas de sombras, sus manos, poderosas, cogían con decisión la garrocha y montaba a caballo con soltura aunque con una ligera inclinación de su cuerpo hacia el lado izquierdo, resonaban los cueros de su ropaje y su sola presencia nos aterraba, nos paralizaba de miedo desde el pacífico semental que pastoreaba manso entre las hembras, a mi hermanos de cuna, todavía erales, con apenas dos yerbas, como oíamos decir en aquellos campos. Aquellos campos: mi alma me lleva a un país de ensueño, vastos, enormes, tenían sus montes rubios, salpicados de encinas, más extensos, de manera que la vista se perdía en la planicie, los llanos que llenaba la primavera de toda clase de confituras vegetales y cuya vista se perdía en la fronda de un riachuelo donde bajábamos a beber, a jugar en las tardes primaverales a hacer el amor, perdidos entre los matojos, donde nos abroncábamos por quíteme usted esas pajas y donde nos recostábamos agazapados y alertas mientras el arroyo canturreaba la suave canción del agua. Eran idílicos, si esa palabra no tuviera un contenido humano más que divino, porque digan lo que digan esos tozudos animales que se llaman hombres, si hay un ser divino es más propiamente el toro. Yo soy un toro. Yo soy un ser libre y defiendo mi libertad con mi vida, desde la misma cuna, entre mis propios hermanos ante cualquiera que lo ponga en duda. No quiero reseñar con argumentos fáciles las perrerías que desde el principio me hicieron los hombrecitos, poner a fuego los yerros de mi dueño en edad tan corta fue de las primeras cosas que me hizo odiar a los que andan erguidos y el anticipo de la suerte de vida que para mí querían estos señores. Sin embargo yo me sentí libre también en muchas horas, libre u olvidado, como esos pueblos de hombres que aunque sean esclavos, marcados a yerro, tienen sus momentos grandes, sus tiempos de olvido, con el regalo que la Naturaleza nos da a todos los vivientes. La Naturaleza, el Dios de los hombres, ésta sí que es grande, magnífica, sin límites para nosotros; más aún, en el cielo la pueblan millones y millones de poderosas luminarias, como el Sol, mi amigo de siempre, aunque queme el condenado en la canícula y se alíe con las moscas cojoneras, más importunas que los chistes de mi hermanos. En las noches estrelladas, recostado en la pequeña altura que buscamos los toros para dormir, miro el cielo tan oscuro como mis ojos, tan inmenso y un calofrío me recorre por el lomo, ese monte mío que la pica y las banderillas harán sangrar sin misericordia, para que me “refresque la sangre” dirán los chistosos hombres a los que busco los pies pues nunca me gustaron los chistes malos. Cuando cierro mis ojos ese universo de fuera está dentro de mí, con los fulgores rojos del horizonte ya sin sol también y me acoge y me hace soñar, mientras la Naturaleza vigila mi vida, afanada en mis entrañas, haciendo latir mi corazón, defendiéndome de los enanos invasores, llevando alimento a mis células, cargando mis testículos del semen que porta mis genes, también con pesadillas que esta sabiduría natural es incomprensible también para nosotros los animales a pelo, como el dolor, otra de las armas que nos defienden y que para un espíritu puro como el mío son las señales de alerta para que el gobernante de mi centro vital se ponga en guardia ante el mal: el dolor es un lenguaje entre los dioses. Estoy aquí en medio de una fiesta. Suena la música, las gentes hablan, gritan, hay un rumor sordo, ensangrentado, mucho sol y todo es redondo como una mala copla, todo cerrado como un mal tiempo, todo extraño como un pueblo extranjero, ¡ Dios mío qué cosa tan abominable es esta! Mujo con un grito desgarrador. Estoy tan mal que hasta llamo a mis hermanos, esos niñatos de más cuatro yerbas que tan mal me lo hicieron pasar en ocasiones, el Mayoral, apostado en el callejón, tras su burladero, anota algo en su libretita, ese mugido le puede costar a mi madre ser llevada al matadero porque dicen que es signo de mansedumbre. ¡Dios! Es el grito entrañable por la libertad, por mi ser. Es el grito de mi centro vital que busca los campos por donde trotar de verdad, por donde llegar a mi soledad en medio de la vida. Me tienen acorralado, encerrado, son miles de espectadores y me produce pánico los guiños del sol en los trajes de colorines de los toreros, que me hablan, que me empujan, que me enseñan unos trapos rojos a los que acometo sabiendo que no están vivos, que no huelen a nada, pero mi instinto poderoso los sigue como si fuera el vientre de un enemigo, no me gusta ser tan tonto como para ir en contra de un trapo, pero no puedo dejar de ser un toro y un toro importunado tiene que acometer, aunque sea a un trapajo, como los humanos políticos han de contestar a sus enemigos y entrar al trapo en cosas que no les van, entre otras la pureza de su madre. Los toreros nos llaman hijo de puta con sus trapos rojos. El torero se perfila con su espada de verdad, la que tiene peso, sé que va a por mí como aquel grandote de mi hermano mayor en una mala tarde de moscas cojoneras. La misma mirada de la muerte. Y sé que este tío me va a matar, que lo soñé en mis noches veraniegas, cuando despertaba sudoroso y bufaba de miedo. Los terrores nocturnos también son el futuro y el futuro casi nunca viene con las cosas que nos gustan. Pocas hembras monté y si lo hice fue cuando nos agrupaban en los apartados y aprovechábamos el pánico de ellas para subirnos furtivamente a sus lomos. Me moriré sin gozarlas y nadie sabe mejor que un toro la dulzura que emana de los cuartos traseros de una vaca, que largamente aspiran embelesados nuestros afortunados toros viejos de seis o más años. Olor tan largo como el campo de mi dehesa, como un verde prado lleno de yerbas, para recordar luego, para rumiar pacíficamente los recuerdos amorosos. La libertad se vive y también se recuerda en libertad. La Libertad es la Alegría y así lo tuvo que decir Schiller en su himno azuzado por la censura. Osea, menos Alegría, menos Fiesta, dame la auténtica Libertad, déjame Ser.
José María Torres Morenilla 14 de Septiembre de 2010
Prólogo de Torres Morenilla al El libro del equilibrio de Alfonso Colodrón Lao Tsé Lao Tsé es como una bandera de seda, que el viento mueve o una bandera que mueve al viento indicándole el camino, blanca pero tan sutil que parece veladamente gris y combina con todos los colores aunque sean chillones. En la bandera están pequeños pensamientos que miran al infinito y discurren como riachuelos pintados por pinceles orientales, entre árboles frondosos y valles oscuros. Todos sus pensamientos se dicen a un amigo, son palabras musitadas que pueden cantarse y reflexiones severas que pueden estudiarse en las escuelas por los niños más chiquitos. Sólo la sabiduría ha servido descargar a estas palabras del paso del tiempo, pero el tiempo las ha impregnado de temporalidad: nunca hablarán para siempre, pues son tan modestas que serán superadas por las nuevas corrientes del pensamiento, sin que por ello desmerezcan ser oídas. No son religiosas, porque todas las religiones verán reflejadas en ellas muchas de sus cosas. Se olvidan de Dios, pero más por la dificultad de llegar a través de los pensamientos rigurosos al pensamiento del Creador, al Ser de de los filósofos griegos y al Dios Único del monoteísmo, que por un movimiento mal intencionado que oculte a propósito la Verdad Última. Luego, todo aquel que considere esto una religión, o una filosofía religiosa falla lamentablemente, son máximas, consignas, enseñanzas para andar por casa, no para solucionar problemas ontológicos ni para llegar al paraíso, en Lao Tsé no hay paraísos, ni la tierra misma es un paraíso, sólo hay paz. Lao Tsé es la Paz, la paz del Universo y de los Hombres. La Armonía, pues se lleva bien con todo el mundo, de manera que podría ser materia de estudio de los cuerpos diplomáticos o de los políticos profesionales. Es Arte también, es Poesía, una Poesía capaz de ser al tiempo reflejo de la verdad, porque es discente y es sincera. Lao Tsé enseña a timbrar, medir y silenciar los versos; a no perder la esperanza de no querer esperanzas; a comprender que antes de él otros han pensado en el infinito y que este pensamiento les ha traído la paz, porque saben que nosotros los hombres somos el infinito, lo llevamos, es la materia que nos conforma y nuestros átomos tienen la misma edad que el Universo, porque somos el Universo. Lao Tsé y mi amigo Colodrón Qué buena la ocasión que me presta mi amigo Alfonso Colodrón, al solicitarme un Prólogo para su anunciada versión de "El libro del equilibrio". Las cosas importantes se hacen despacio, hoy mismo se resiste a terminarlo, porque terminar un libro es diferirlo para siempre, para no acabarlo nunca. Siete días de Dios es la eternidad para cualquier viviente. Así, mi amigo, que es trabajador y concienzudo en su trabajo, lo ha tomado con todo el tiempo preciso para dejarlo bien, y por ello me concede que en siete días prologue una obra de tantos siglos, más los muchos años que Alfonso lleva meditándola y traduciéndola a nuestro lenguaje. Lo hago con toda la vehemencia de mi mundo poético. Es mi ocasión, tengo ganas de hablarle al que hizo las fugaces nubes, el pensamiento, los filósofos, los taoistas y los alfonsocolodrones de todos los tiempos. Quiero viajar también, de la mano de mi amigo, por el mundo de la sabiduría para tratar de comprender el enigma común que nos rodea, la divina indiferencia de la verdadera grandeza para mirar nuestras obras, nuestros desfallecimientos y hasta nuestra muerte. De ahí quiero sacar alguna filosofía para andar por tierra, que es cómoda manera si no de explicármelo todo, de ser amigable con la vida y conmigo mismo. Llevarse bien con uno es un arte que nadie sabrá del todo. Hay que ser malvado para aprovecharse de esta miniguerra íntima y favorecer la dualidad corrosiva. Lo contrario de la maldad es todo lo referente a la amistad, por ello leeré atentamente su "Libro del equilibrio", para beneficiar la paz íntima de mi ser. Hay un bello diálogo entre Lao Tsé y Colodrón, entre maestro y discípulo. No sé cuál de ellos será el más sabio, lo que sí sé es que los dos se complementan y que una lectura es recogida, ampliada traducida doblemente, hasta hacernos comprender qué ha querido decirnos el viejísimo maestro. Y el viejo maestro habla como para salir en los periódicos, su filosofía es actual, parece también pariente de nuestro Cristo pues muchas de sus enseñanzas está en los Evangelios. También el conocimiento del Ser, de Dios. Es paradójico que las gentes conozcan algunas de las esencias divinas, que nunca se manifestaron del todo, ni siquiera en detalles que son terrenales. Convendría hacer una crítica de ello, pues podemos todos estar equivocados: lo alto no es lo inalcanzable, sino lo inalcanzable si no hacemos un esfuerzo. Creo que Lao Tsé, Sócrates, Colodrón y yo mismo hablamos atribuyendo al Desconocido unas virtudes que seguramente tendrá, pero que no son su esencia ni tampoco hay constancia que las haya manifestado. Pero Lao Tsé también habla para los príncipes. Todos los sabios han sido instructores de príncipes; no así Colodrón que lo hace para el pueblo llano, para el pueblo culto, no para los dirigentes. Me dijo mi amigo " no hables de mí". No me conoce mi amigo: tengo que hablar de él, pues aún habiendo hecho una de sus mejores traducciones, a lo largo de una vida de traducción intachable, es muy diferente al ser traducido. Hay una distancia inmensurable y a favor de Colodrón. Colodrón resulta "otro sabio", "otra sabiduría". Reflejo el traductor de haber puesto en crisis conceptos heredados en los que no se ha hecho verdadera reflexión, ni aún por parte de los sabios de Lao Tsé. No me dijo mi amigo que "no criticara a Lao Tsé". Pero, como no me conoce del todo, seguramente se sorprenderá que hable de su maestro con tal cortesía intemporal, criticándolo, dándole vida, no adorándolo como falso ídolo y diciendo cosas que él no ha dicho, como si las hubiera dicho. No soy taoista y soy mucho menos colodronista de lo que mi amigo se cree. Todo aquel que me venga, aunque sea miles de años después, a hablarme de cosas que no se conocen, me tendrá enfrente, con la misma y fresca naturalidad de la vida. yo prologo para el lector, no para mi amigo y prologo para mí, para tratar de acabar más inteligente y sabio de lo que empecé. Hay una dualidad evidente entre el maestro y su magnífico traductor. La vida ha evolucionado lo suficiente que esta sabiduría del creador taoista ha sido superada en sus contradicciones. Lao Tsé se ha hecho viejo, lo que no quiere decir que se haya hecho inservible, los viejos son muy servibles. Quiere decir que lo que él apuntaba como cerrado y único ha resultado ser diverso, lo que presentaba como leyes eternas son leyes paradójicas, lo que era un mundo lineal ha sido superado por un mundo relativo. Lo que era una apostasía en el éter se ha hecho una realidad sobre el caos. Es mucho más ordenado y veraz el tiempo nuevo: Lao Tsé no habla de la física cuántica, Colodrón sí. Porque Colodrón arregla la mente de los físicos cuánticos y está más al día. Resulta Colodrón imprescindible para la lectura de Lao Tsé, y no es una alabanza, es la constatación de que la pureza del pensamiento laotsiano necesita la reflexión del gran río moderno: la fuente mana y el río nos hace navegar, beber y amar la fuente. Madrid 19 de Enero de 2008 José María Torres Morenilla Volví a leer tu prólogo. Hay pocas veces que un texto ajeno me conmueva tanto, no porque hables de algo mío, sino por el contenido, la originalidad, el estilo, tu amplia visión: una obra de arte que da paso a un texto inmortal, que no eterno (el Tao Te Ching) y especula, como Lao Tse y yo mismo sobre algo realmente eterno: el Tao o el Absoluto o Dios. Un abrazo y espero tu llamada. Alfonso. Cuenta con dos ejemplares. Te los mereces. Cuando quieras más, pediré a la editorial que me hace cuarenta por ciento de descuento y es el descuento que tú tendrás, sí señor.
Prólogo de Torres Morenilla a El latido de las Palabras Editorial Dilema, 2005 Autor: Alfonso Colodrón La palabra ha de ser amena: Un libro ha de divertir, narrar, ensimismar. Rilke aconsejó al joven que le pidió una crítica de su obra que escribiera sobre lo vivido. Éste es el gran secreto de la literatura: Por esto me ha sido grato leer antes que nadie estas memorables páginas, llenas de originalidad y de experiencia: Escritas con la cálida sabiduría de un sol naciente tras su periplo invariable, bellas y niñas en la expresión: niñez de la inteligencia que todo lo mira como nuevo. Al fin un libro, una hermosa capilla de culto a la paz y a la palabra, de mi amigo Alfonso Colodrón. Nos conocimos cuando ambos teníamos doce años, en el Colegio-Abadía del Sacromonte, que fuera en su día cantera de juristas y teólogos. Rodeado de bosques, frente a la Alhambra, dominaba los cerros cercanos del Sacromonte, con sus cuevas siempre blancas. El susurro del río Darro a nuestros pies, adentrándose en Granada y su perdida vega. En el horizonte, Sierra Nevada y sus inolvidables atardeceres. Próximos al cielo y al gran silencio universal, en medio de inmensas aulas construidas sobre antiguas catacumbas cristianas, Don Ismael, Don Gervasio, Don Zótico nos enseñaron a amar las palabras. Vida y sabiduría. El hilo de nuestra amistad dio de sí en aquel verano que él comenta, cuando viajó con unos pescadores de Huelva a Marruecos. Con aquellos hombres sencillos empatizó inmediatamente, pues la hermandad y la amistad le brotan sin esfuerzo en donde quiera que esté. Y, para el río torrencial de su juventud, Granada quedó pequeña, como pequeña quedaría España para este viajero de paisajes y de gentes. No dice que se licenció en Derecho muy joven y luego emprendió diversos doctorados en varias universidades europeas. Yo lo he tenido siempre por excelente jurista, carrera que le ha ayudado, más si cabe, a expresarse con rigor conceptual. Su aventura viajera, por muchos años, recaló nuevamente en Madrid, en la reposada filosofía transpersonal, en la traducción y en la escritura. ¿Por qué será que estos hombres activos se transforman con el tiempo en los mejores escritores? Estoy pensando también en nuestros Garcilasos y Cervantes. Todos ellos llegaron también a la misma conclusión de que el verdadero viaje es interior. La corriente impetuosa se amansó en las palabras. hacía falta el escritor amante de su lengua y de otras lenguas. En estos momentos en que hasta el Diccionario da patadas, hace falta reconstruir el mundo del lenguaje con el germen innovador de la palabra activa. Desde la terapia de su cuidador, hágase la luz del entendimiento; averígüese la gran arquitectura oculta del lenguaje. Con la perspectiva armoniosa del alma: pulsada la línea expositiva de los conceptos y el hondo acompañamiento de los sentimientos y de sus pasiones. Razón y corazón. Y una finalidad, la paz. Seamos con su lectura enemigos de la guerra, que en la voz del gran olvidado Unamuno dice: <<Prenda de paz final es la PALABRA>>, Habitemos la paz. José María Torres Morenilla Madrid 9 de Febrero de 2005
PRÓLOGO DE TORRES MORENILLA para LA ADOPCIÓN, UN VIAJE DE IDA Y VUELTA Libro de Alfonso Colodrón Gómez-Roxas
Pero, ¿ qué le falta a la adopción, para tratarla de modo integral y avasallador?. Y no me refiero al capítulo llamado Cultura, que es un apéndice bibliográfico completo y bien descrito. Me refiero al concepto universal de la adopción, al filosófico, mucho más antiguo que el hombre, mucho más ínclito en la Gran Vida, la que escribe en todos sus seres, el concepto universal de la adopción. Yo también como tú, como Ayuda, como todos los que te lean adoptantes y adoptados tengo mis pequeñas estrellas antiguas que en mí centellearon las ideas de la adopción. Y a vuela pluma cogí de aquí y de allá, del cine también, las bellas imágenes de la adopción, la unidad con el Amor de la adopción. No caímos en cuenta que cuando Jesús de Nazareth le dice, en aquellos momentos trágicos de su muerte, "Madre e aquí a tu hijo" y a Juan "Hijo, he aquí a tu madre" estaba bendiciendo, desde lo más sagrado y hondo de la Creación, el concepto de la adopción, más importante: la necesidad mutua. Ser hijo, ser madre, es ser necesitados, en el amor. La necesidad es el núcleo perinuclear del viejo concepto, tanto la necesidad física como la moral o exclusiva del alma. Pero ya digo que esto pasó más desapercibido para mí que otras cosas más superficiales, como el cine: aquél cónsul romano, al que salvó de la muerte el esclavo judío, y lo adoptó como hijo con todos los honores y premios de su herencia. Algo así se busca actualmente para la adopción moderna, con la exigencia excesiva de las condiciones económicas de los padres: la elevación de la condición social del adoptado, como bien relata tu libro. También más tarde al estudiar en la Universidad los conceptos de la adopción desde la filiación jurídica, me sorprendían y me gustaba que se pudiera adoptar no solamente niños, sino mayorcitos e incluso hombres. Que bien distinto es adoptar al libre que al esclavo. Los esclavos, como desvalidos jurídicos, fueron adoptados para liberarlos y darles un nuevo paraíso humano. Los discípulos lo fueron de los maestros como filiación cultural, como plenitud ideológica. como casamiento de las ideas. Los romanos legislaron sobre esto con abundancia y simpatía: era un tema muy romano adoptar pueblos, gentes, clases sociales, en la pirámide de la fundación del hombre romano, libre, próspero, universal. Luego se me encendieron otras estrellas, cuando a través de los documentales de la televisión los sabios biólogos me enseñaron que los animales tienen la costumbre de adoptar: la naturaleza no quiere huérfanos. Adoptan fieras tan enormes, de aspecto terrorífico, a los bellísimos leoncitos, que el poeta dijo que ser una cría de león es ser una rosa, otras veces matadas por los machos vencedores para crear su prole genética. Las leonas son madres generosas que dan a mamar a cualquier leoncillo de la manada. Los perros de las praderas tiene enormes guarderías a cargo de las tías solteras, mientras el resto busca alimentos. La adopción de los solteros es otro bellísimo tema jurídico... Incluso entre las especies: hay una mirada paternal o maternal de los animales y bichos a los juguetitos y crías de otras especies. Una loba es capaz de alimentar a un lechoncito. Una loba legendaria alimentó a Rómulo y Remo, los gemelos fundadores de esa maravilla que fue Roma, cuna del Derecho. Pero siempre de abajo a arriba, de mayor a menor. ¿Y al revés?. Que un discípulo adopte al maestro, que un joven adopte a un viejo, que un niño juegue a ser el padre del suyo. Aparte de la broma, hay un hecho realísimo y vital, los mayores, que ya no son niños, también puede ser adoptados, con mutuas obligaciones y reciprocidad en el amor y en la dignidad. Sólo el hombre tiene este concepto más cultivado de la adopción, como el transfer del ser económico y afectivo al adoptado, la filiación. Sólo el hombre puede tener hijos más viejos que él. La adopción del anciano está en la cúspide de la bonhomía, en la clave de la causa desinteresada, de los negocios benévolos, lucro cesans. Y en este extremo opuesto de la adopción está la más bella y sentida la clave de la adopción, el hacer el bien, el amar desinteresadamente. Pero no es tan desinteresada la adopción. Enerva el deber del hijo, proteger a la persona y al patrimonio del adoptante. Incluso el deber de amarlo. Por contra, también rigen para el adoptado las normas de la herencia, cuando un incumplimiento fundamenta la "indignidad" como concepto invalidante de la herencia legítima. L a herencia es la protección en el tiempo del patrimonio tanto personal como económico o de Casa, para después. Hay un interés en continuar después de la muerte, en darle un buen fin a los bienes culturales y económicos ganados en la vida, a la protección de los derechos personalísimos, como el honor y la propiedad intelectual. La adopción es algo más que una bella mirada al niño, es también nuestra bella mirada a todo lo que es nuestro. Quiero terminar con unos versos, siempre te fusilo con unos versos en las tapias de nuestras cartas. Apunto, ¡fuego! ¡ ya! Mi niño
se me ha perdido la noche de ser un niño, por las estrellas se oye su vocecita, su voz me llena de estrellas y de alegría; me llama en los jardines y por las calles, llamo a un niño que es mío y nadie lo sabe, se esconde entre sus risas y sus miradas, tiene cara de ángel entre sus dos alas. Si me oyen hablar, como en sueños, a mi niño, que no me despierte nadie, que no se ha ido José María Torres Morenilla
Querido Alfonso: Reviso mis dibujos a Granada y quedan seis cuadros sin comentar por ti. Las obras inacabadas suelen ser las mejores, porque añaden algo de temporalidad, como esas obras de arte que están pendientes en los rincones de los pintores o esas esculturas que aún salen de la roca o esas sinfonías que perduran sobre todas en algunas de sus partes, aunque estén inconclusas o sean póstumas. Prefiero que las completes cuando estés desahogado del todo, cuando te salga de un alma sin prisas, cuando supongan para ti un trabajo plenamente feliz y así lo digas al terminar tus comentarios. Los he leído hoy y te puedo decir que te has esmerado en ellos, muy valiosas tus palabras, llenas de un fulgor y colorismo inauditos. Lo que más me ha gustado ha sido el tino con que has criticado amablemente mi obra granadina: por su fidelidad. Es lo más cierto, quise ser "igual", quise que fuera más ella, Granada, que yo; apenas se ve al pintor que nunca la cambia, que la escoge desde su admiración contemplativa, recortando incluso el pulso en lo más querido. Ya sabes la necesidad que tengo de contemplar a Granada desde que nací. También me ha gustado hoy leerte que mi pintura contribuya a que cataloguen a Granada como maravilla del mundo. Desde niño fui guía turístico de Granada con los mismos granadinos, fielmente subía solo a la Alhambra, veranos fresquísimos los míos en los bosques de la Alhambra. También tenía buenas piernas y flacas para no cansarme en sus cuestas, para beber su agua de hielo, para llenarme al fin de su sol caliente de verdad. Verdad maravillosa la de Granada. Nunca podré agradecerte del todo que hayas comentado esta obra mía y que lo hayas hecho desde tu gran altura de escritor. Si yo de niño fui, desde mi tres años, un correteador de los caminos de Granada, tú fuiste un escritor racial también desde muy niño. Nunca se me olvidará la admiración que tuvo de un relato tuyo aquel gran profesor de Literatura del Sacromonte, Don Ismael Pérez, delante de todos nosotros, te destacó y con su buen criterio fijó en mí tu destino y no me he equivocado. Mucho le debemos los dos a este hombre, porque sus reglas siguen luego en todos los escritos, en sus tres partes esenciales del relato, en las reglas racionales del uso de las palabras y en la corrección de los vicios del lenguaje vulgar. Un fuerte abrazo
Gracias, More, por tus
palabras, por tu histórico mensaje literario. Histórico,
porque pasará a la historia. Literario, porque será a la
historia de la literatura. Tú tienes un motor interno para
escribir. Y también para pintar. Mi motor siempre ha sido
externo. Por ello, estas tus palabras, son gasolina de la
buena para que me ponga de nuevo a ello. En realidad todos
tenemos tiempo. Tiempo para nuestras prioridades. Y éstas
cambian al vaivén de los días y de las horas, de las
estaciones y sus temperaturas, sus luces y sus grises. Pero,
sobre todo, al vaivén de la comunicación con los amigos, del
agua viva que sale de la regadera del cariño, la fidelidad,
la admiración recíproca y de las intensidades simétricas del
proceso de relación -la asimetría en la amistad no es buena,
como tampoco lo es en el amor-.
Un abrazo.
POEMA A CHILE
Querido Alfonso: muchas gracias por tu envío sobre las cuevas de
Túnez, que merece de mi parte una visión plácida y sosegada,
después de tus juiciosos comentarios respecto al Sacromonte. Hoy
te envío mi recién hecho Poema a Chile. Después de Haití, Cádiz,
Málaga, Granada, etc. las noticias terribles se han parado por
sorpresa y rotundas en esa hermosa patria de la cultura y el
mundo civilizado en las Américas; algo hemos hecho por Haití,
tendremos que hacer por España (sin olvidar a Madeira) pero nos
duele también entrañablemente Chile y antes que nada, antes que
nos pidan una ayuda tardía, pues el mundo confía en la
autocapacidad de los chilenos para levantarse y en la eficacia
de su tecnología, me ha salido la necesidad de hacerle un poema,
un leve poema que sea como un saludo, un suave saludo sin
pretensiones pero oportuno y lo cuelgo en mi web para todo aquel
que se solidarice con los chilenos y sienta su dolor, que la
magnífica tierra, que yo conocí joven en los versos de Neruda,
tenga nuestro aliento. Un fuerte abrazo.
Poema a Chile Lloro por ti, Chile del alma, columna vertebral de las Américas, lloro tu corazón golpeado, rota fragancia, por las oleadas furiosas de las tormentas; por tu palabra chilena, hoy malherida, ahogada con tu dolor bajo las lágrimas; la sacudida infernal que no te quiebre, que no te hunda el mar en su garganta; así te subas ágil y te construyas un paraíso de fuego, de hielo y llamas; así levantes el vuelo como las nubes que en el cielo se funden con las de España; pueblo hermano y querido, fiel añoranza, si ahora penas por tus hijos desolados, en la quebrada estela de la muerte y de su saña, que orgullosamente te yergues pronto llenada del amor que eres de patria.
Que no te hunda el mar, que no te entierren, que eres Chile del mundo y la esperanza. SEMANA SANTA
Querido Alfonso: Fue el sueño
como una procesión, lo cierto es que yo era espectador, pasó
delante de Dios una insignia que era como un cristal topacio de
buenas dimensiones, gente amable acompañaba la procesión de
manera muy natural, lo extraordinario eran los coros, muchas
voces en melodía muy bella, suave y tonalidades con mucho
corazón, muy carnal, nada sofisticada. Ya me pasó en Semana
Santa también hace años, en Viernes Santo, estando durmiendo oí
unos coros hermosísimos, me desperté oyéndolos y aún después en
mi oído derecho seguían sonando, como si me vibraran las
células. En el sueño de mi poesía no se veía la imagen de Dios,
sí sacerdotes pero pocos, la gente estaba sencillamente en ello
y el lugar era un sitio alto, como el Viaducto de Madrid y las
calles madrileñas del barrio latino. Creo que lo más importante
era la cotidianidad, la sencillez, la vivencia de la gente en el
mundo, también cierta superación tanto de la gente como la mía
en una bondad sencilla y excelsa, como dijo Cristo: el reino
de Dios está en vuestros corazones. La Iglesia Católica
siempre ha vivido al ras de las gentes, nuestra religión está
muy unida a la familia, nuestro Dios es personal y familiar, es
uno más en la familia, convoca a las gentes y no lo hace
deslumbrando con su poder, sino uniéndolos y sacando de ellos un
amor que los hace mejores sin perder su personalidad, no los
trasciende en la santidad sino que aproxima la santidad a ellos,
se comparte. Los coros, ajustados como el viento suave, cantaban
con pureza como un fondo perfecto. Lo mejor del sueño: que
desperté mejorado, más en mí, más como soy yo de verdad. Este
poema no describe el sueño. Tampoco en el sueño vi imagen alguna
y sin embargo pasaba Dios y me quedó un estado superado de mí
mismo. Si el cielo fuera así el cielo nunca dejaría de estar en
mí, además acostumbradísimo como cuando sales a la calle.
Ya viene mi Dios Ya viene mi Dios, ya se acerca, una música sublime le acompaña, ya pasa por mi calle en procesión solemne unido a mis vecinos y a mi alma. Qué gran misterio es Dios y cuán excelso, como mañana radiante en Primavera, sin sombra luz, sin anunciarse, espera, mi corazón llenado de armonías en tanta paz celebra que me llega. Que me llega mi Dios, mi alma viste de hermosura sencilla y la más íntima, desde lo más puro de mí pone una brisa de todo cuanto al vivir lo contraría; no es lo contrario mi Dios, es lo más propio, lo más querido en mí es su grandeza, para encontrarle olvido mi poesía pues no soy más que su ser, su alma sólo; que se vuelva mi Dios para mirarme, para parar en mí sólo un momento, si ciego fui y no lo vi en todo que al final de mi mismo tenga
su soplo. Lo tuyo es más que una experiencia mística. Es la vida onírica, la vida junguiana, la vida del inconsciente colectivo hecha imágenes, la vida universal, el tiempo sin tiempo, la realidad fundida en el sueño y en la vigilia, la vividez de lo vivido y lo relatado...
Gracias por
compartirlo conmigo
Alfonso
DIÁLOGOS, PRÓLOGOS Y DEMÁS El hortelano Yo sé que vine a mi trabajo, con la luna encendida, lleno de luz, de un país que lo pueblan los mil bosques parados, de la anchura más verde y más grande que el mar, de la región secreta donde los hombres se hacen; que vengo, al pronto, al día, y que no me miro atrás, con mi fardo cargado de la buena poesía, atado al bien estar de mis momentos en prosa; que asumo el infinito y que en mi frente herida y en mi hombro no cabe más que soledad. Alcanzo con mis dedos a acariciar la nada, de un sueño a otro sueño que siempre estará roto, pues miro un bosque lleno, poblado de palabras, con los surcos hirientes de sus labios heridos, por los tiempos que pasan en suaves corrientes, que amanecen como astros y que tienen latidos; donde los sueños duermen como si fueran vida: me entusiasman los míos y apenas los conozco. ¡ Fue tan breve el comienzo, y es tan mudo lo escrito ! La vida se me ha ido en los ríos de mis palabras, calladas en infinitos que ocultarán por siempre el bosque que yo miro y mi mirada solo. *** Pues amén, amén. Te sugiero unas cosillas a tu magnífico y triste poema. Un abrazo esperadamente lluvioso alfonso gran paradoja, porque nunca he sido más feliz que en mis momentos de huerta y palabras
Querido Alfonso: me suena
raro pero me parece bien. *** Pues me suenas al reciente premio Nóbel. Deberías leerlo. Muchas cosas en común. Un abrazo Alfonso *** Lo he oído, algo sobre el Africano y
alguna cosa más. Su lectura me animó a escribir: estos
vocacionales influyen en algunos, para escribir. Quise
hacerlo, entonces, sobre un día de lluvia en el Camino
del Darro, no contando más que esa lluvia que está en
todos los sitios, poniendo gris a los días, borrando los
colores. Será mi nuevo ejercicio en prosa "Granada".
Me gustó del francés la unidad del pensamiento y el
sentimiento, la geografía de los sentimientos, la
cercanía de sus personajes. Me gustó también la
protesta del premio por parte de algunos
"entendidos" y los comentarios negativos de los
locutores. Le Clézio
es enorme. Literatura por la literatura. También tú,
sagaz, magnífico escritor, inmejorable lector de mis
cosas.
LA SORPRESA
Querido Alfonso: No somos lo que
hacemos sino lo que podemos hacer, y esto depende de nuestra
voluntad y del tiempo que los romanos llamaban propicio, que
solo quiere decir cuando dentro de nosotros sale un cambio
efectivo y hacemos otras cosas luego. No me puedo encasillar
ni en ser amistoso ni ser misántropo, ni misógino, ni poeta
siquiera, ni pintor. Ya con 3 años andurreaba solo con mis
amigos, mayores que yo, me apunté con esa edad por mí solito
al colegio de enfrente de casa, para estar con niños de mi
edad y aprender. Soy extremadamente social. Me encanta la
gente y las amistades, por eso puedo estar solo conmigo,
hasta conmigo me llevo bien. Ahora estoy en uno de mis grandes
cambios. Por supuesto, no se me puede encasillar (creo que a
nadie) aunque me temo que solo se sorprenden los no muy
listos, porque en el fondo todos somos iguales... Pero bien, aquellos que les va bien con
sus amistades, con la vida, con sus ideas, que lo disfruten.
Ser social es gustar que la gente lo sea...Ah, y siempre
suelo ser el `primero en lanzar la piedra de la amistad,
detallito de hombre sociable. Fíjate, cuando las cosas
parecen tomar rumbos de solitario, de raro, de poco
hablador, suelo hacer todo lo contrario, me lío a hablar por
los codos, procuro ser simpático y huyo de los
convencionalismos: somos lo que queremos ser, que también es
lo que no lo parece. Gracias por contestarme y darme tan
buenas noticias tuyas. Como si fuera mías. Un abrazo.
Pues sí. Sin embargo, sorprenderse es no envejecer. Quien no
se sorprende de nada ni de nadie ya nació viejo. Tú sigues
sorprendiéndome y en la sorpresa, en la verdadera, se basa
la amistad y diría que hasta la pareja.
Dulces sueños sorpresivos
Alfonso
Retahíla, conversación, cuando dos hombres hablan un
tema lleva a otro de manera imparable, consecuencia social que nos tiene
atrapados a todos. Me ha gustado tu final, solamente apuntar que con la
sorpresa no me refería a ti precisamente, sino a esa parte vulgar de la
gente que se sorprende que las viejas casillas, los moldes y los tópicos
que dedican a gentes, por falta de conocimiento, les lleve a sorprender:
¡ hay que rebelarse de los tópicos que nos encasillan!. Yo lo hago
últimamente en la vida diaria, sabiéndome que en lo fácil no está nunca
la solución de un mundo que es una incógnita, sino en el trabajo arduo y
reflexivo, y me vale la pena luchar contra mi situación. De manera que
me quedan ganas todavía para huir de los tópicos, para saberme distinto
a ello, para no ponerme límites ( y menos tan escuálidos) que me puedan
adjudicar. No me gustan los bares, ni las cervezas, y puede que ni el
fútbol; no me gustan las charlas para poner verdes a otras gentes, pero
me gusta hallar del hombre el niño infinito, lleno de vigor, que se
sorprende del mundo bellamente ( no olvidaré de ti, lo que te
sorprendían mis cuadritos que un día te enseñé, tus Oh! me sabían a
gloria: esa sorpresa es cultísima y genial porque admira y es sabia). Lo
bueno es que no nos conocemos a nosotros mismos y debemos tratarnos con
esa admiración, sabiendo que podemos cambiar en todo, rehacernos,
vivificar al niño eterno que nació con nosotros para sorprendernos del
mundo, conscientes que los hombres somos iguales en un mundo distinto a
nosotros. El hombres es igual, el mundo es sorprendente. Un abrazo.
Escribo Escribo y me asomo al mundo. Escribo o me oculto del mundo. Nada es verdad. Empecé a escribir tempranamente, creo que apenas salido de los cinco años, poco más o menos, cuando me gustaba pensar en los recreos, mientras los otros niños se afanaban en jugar y lo hacían de modo serio, concienzudo. A mí me gustaba pensar. A lo mejor, porque era tímido o por alguna otra razón falsa con que explicamos las cosas que no entendemos, como la esquizofrenia o el cáncer. Me gustaba pensar y no huía de nada, no tenía ningún temor, era valiente y solitario. Hacía mis pellas, huía del Colegio y recorría mi amada Granada, por Puerta Real, Reyes Católicos, la Gran Vía, tan cerquita y seguidos de mi Colegio, Los Escolapios, en pleno Salón, en el hermoso paseo granadino de árboles enormes y de inmensas sombras. Al ladito del Genil. José María, me dijo el niño, el profesor se lo va a decir a tus padres. Y qué, le contesté. No era miedo lo que me alejó siempre de la algarabía, tampoco desprecio, ni crítica, era otra cosa. Me entrenaba en el músculo cerebral. Esto dicho así suena fanfarrón, pero no quiere serlo, lo digo por que de una vez no hagamos dicotomías con las cosas del mundo: el hombre se especializa en esto o aquello, por miles de informaciones y genes desconocidos. Y lo hace espontáneamente. Si es por dinero y adaptación social mejor es jugar al fútbol, si es por sentido crítico y ser espectador del mundo quizá sea mejor sólo pensar. Pensar y jugar al tiempo es hacer alguna de estas cosas menos bien. El carnicero
Me gusta mucho tu estilo, fresco y natural como el agua a chorros de los regadores granadinos, en las mañanas tan bien cantadas por ti. Escribes muy bien, con originalidad y estilo, eres auténtico. Quizá demasiado granadino, fíjate las cosas: Granada te espera con los brazos abiertos, creo que eres hijo dilecto. Me alegro tu desposorio con tu tierra, los granadinos leerán con agrado y recuerdos tus palabras. Muy bien tu picas con la política y con la familia. Profundiza en Granada, os merecéis mutuamente una buena literatura para una hermosa tierra. Serás profeta en tu tierra, tú, viajero universal, con la seriedad y con tus bromas serias puedes hacer algo extraordinario sobre Granada. Leí yo una vez unos artículos sobre Granada y la página era como un anuncio de una carnicería de Granada. Estaba tan bien escrita que me dije: joder, cómo escribe este carnicero ¡ y yo me creo escritor!. Los artículos eran de las excelentes páginas de comentarios de Federico García Lorca, en prosa, sobre Granada que yo no conocía. La buena prosa se reconoce. Como la tuya. No escribes peor, ni de manera menos fresca, ni de menor agudeza mental. Un abrazo. La ciudad La pequeña ciudad es un mundo que quiere dirigir los pensamientos de sus gentes, mediante las costumbres, los convencionalismos, los consejos de quienes parecen venir del mundo perfecto. Se jactan de saber nuestros malos secretos, de que tengamos que saludarles al encontrarnos, de que lleguemos a presumir de cosas estúpidas o de las riquezas, para nosotros, imposibles. La ciudad nos viste con sus ropajes y nos desnuda con sus mentiras, nos hace distintos a quienes somos, nos encarrila por sus calles. La pequeña ciudad puede llegar a ser lo más parecido a una cárcel. La libertad no es que seamos lo que hemos sido, sino que podamos ser de otra manera. El pasado es siempre lo que nunca existirá. Aunque la vieja ciudad quiera posponer la muerte del pasado, como la de ella misma, manteniendo sus edificios, sus paisajes y sus convencionalismos. Nadie lo dice, pero hay cierta paranoia provinciana, cierto modo de elevar la voz para que nos oigan, de estar presentes en las gentes que son nuestros vecinos. Nos hace ser unos pequeños ruidosos, para que las gentes nos vean del modo que queremos nos vean, aunque ese modo sea también insignificante. Un día cualquiera daremos una voz terrible y caeremos en cuenta que nos estamos rebelando contra nosotros: nunca se debe vivir para fuera, pero siempre hay que contar con los de fuera para vivir plenamente. El aire de la otra ciudad nos hace libres. De la gran ciudad. De esa mole tan enorme que nos deja ser quienes somos, sin dar cuenta a nadie. Es inútil en ella querer aparentar lo que no somos. Nos deja triunfar y nos deja fracasar. Hermano, y si... tu literatura fuera de lo mejor, y si te leyera D. Ismael y te pusiera la mejor nota: Acudo a ti, como al oráculo, porque sé que eres literato desde los dos años por lo menos. En tu casa, como en otra se bebía vino, se bebían los autores por todos, erais bebedores de literatura. Sois los Bach de la literatura, los profesionales. Atinas siempre, en tus elogios y en tus silencios. Pero yo...A lo mejor me quedo corto. Un poco rarillo sí que eres cuando dices que tienes 100 años, pero es cultismo, citas y citas con mucha precisión. Muy bien. Tu padre, don Victoriano Colodrón, componía algunos poemas como una taracea de citas y eminencias (esta palabra es mi literato innato) y las perfumaba, tu padre, el vallisoletano, se recreaba en la palabra hasta hablando, la deletreaba, era delicia oírle, también era delicia oír en sentido diverso a los granadinos que hablaban como las huertas, con sonidos frescos y olorosos: la palabra como cosa, medible, pesable, fenómeno físico es el cielo de las ideas, hacerse vida. Tu escribes como si fueras un pequeño buda debajo del árbol, pero puede que tu sitio sea más elevado, siempre que no te acerques demasiado a la divinidad y te consuma del todo, a Dios hay que dejarle su sitio siempre, repetirnos hasta la saciedad que nunca habrá confusión. Pero en cuanto a la literatura, podemos los demás no decirte lo más exacto ni atinado, sois los amantes, los que mamasteis esto los que acertáis siempre. Además tú editas:¿Quieres mejor prueba de lo bien que lo haces? Ahora un poema viejo mío, del año pasado, uno de mis clásicos, ayer lo rescaté del borrador, ayer también borré muchos sin remordimiento El Amor no rima con el deseo Con mi mano partí toda mi dicha rota, en cada región de amor se me enconó la vida, rondé al amor, pero sonó sin notas, llenóse el aire de mi soledad herida. ¿Se pena acaso, amor, estando tan sumido en el deseo de amar, si sólo estoy herido y no es amor lo que el deseo me deja? Yo sigo enamorado, estoy comprometido a no dejar de amarte y a mi deseo estoy unido. Mi querido amigo Alfonso: cuando puedas te das un paseo por mi nuevo "Los poemas del ser", han engordado, han adelgazado, en ellos hay cosas nueva y nueva disposición, una selección última. También de mi página te aconsejo pases a "Los poemas de la Alhambra" que te traerán recuerdos. http://www.terra.es/personal3/torresmorenilla/poema.htm Nada más, señor importante, señor trabajador sin descanso, señor último jubilado del mundo que no tiene tiempo para los amigos, señor requetesilencioso que masculla por su interior cosas gruesas, señor horticultor, señor, señor, Un abrazo Ayer estuve revisando todo lo tuyo. Es muy bueno, realmente. El prólogo, cuando llegue de Palma la semana que viene. Me voy mañana a las 7h. Acabo de contar el cuento a Lidia y ha quedado frita. No tengo la maleta hecha. Nos vemos. Tu prólogo, coloquial, granaíno, clasicista... Misantropía y cosmopolitismo "Sin salir de su casa, el sabio conoce el mundo", dicen los taoístas. Emily Dickinson era bastante misántropa y la tengo por una de las mejores poetisas en lengua inglesa. También era bastante misántropo Marcel Proust.Pero tu amor por Granada supera el de Federico, el mío e incluso el de Jose Luis. Precisamente porque eres un "transterrado" y él no. Federico no tuvo tiempo el pobre de añorar Granada tanto como tú. Por mi parte es algo que cultivo voluntariamente, pero no me sale de las entrañas. Es una vuelta consciente a la infancia y al flamenco. Algo mental y algo emocional, pero nada visceral. Por cierto que estoy haciendo parte de la colección de buen flamenco que está vendiendo el País por 5,95 los jueves y los viernes. ¡No te pierdas La niña de los peines, sobre la que Federico tiene algo escrito, si mi memoria no falla! Camarón me emociona. Estrella Morente, granaína, cantando una media granaína que llama "Alcazaba" te pone los pelos de punta. A ti te conocerán un día, porque eres más prolífico que yo. Los buenos pintores han sido reconocidos cuando dejaron de pintar -porque estaban bajo tierra-. Yo me empeño en que tú lo seas antes de que tus huesos alimenten árboles y plantas. A propósito, que estoy empeñado en ser enterrado, sin incinerar, bajo una higuera, aunque contravenga todas las leyes de sanidad. Pero no quiero dejar esa carga a quien tenga que encargarse de tan trabajosa tarea. Un abrazo. Alfonso. Voy a procurar que estas palabras tuyas sean trascendentes, porque has dado en el clavo una vez más. Lo mío por Granada es locura, pero una locura que tenemos muchos granadinos. Nos engendran nuestras madres, nos echan a la calle a jugar, jugamos con Granada y ya no somos más que granadinos hasta que nos morimos. Has descubierto el cante hondo, quintaesencia musical de todo arte. Has descubierto la música que sueltan los verdaderos sentimientos, todos los nombres que citas: Niña de los Peines, Camarón, Estrella Morente son geniales artistas, casi artistas integrales, los que acomodan su vida interior al arte. Se necesita una ceremonia continuada de iniciación para que acuda el duende del cante y suelte la guitarra interior del dolor o de la alegría y saque belleza. Otra faceta más de tu cultura. Sin tanta locura mía, sin que te esfuerces mucho, puedes sacar tu granadinismo con que te acuerdes simplemente de ti en Granada. Tus momentos de soledad, si es que tuviste algunos o si te dejamos que los tuvieras tus hermanos y tus amigos. Un fuerte abrazo. Unos versos para recibirte Unos versos, hermano, ahora que vienes de la alta montaña de sembrar árboles y de tarar las prisas. Unas palabras que te conforten y te den más palabras, que saquen de ti lo mejor. Veo, con ilusión, que mi influencia es benéfica contigo, escribes bastante, editas bastante y tú has descubierto al gran prologuista (Sabía yo esto, tengo notas en mis libros de poetas que me gustan y son atinadas). Son momentos que la historia concede a las personas y las aúna como amigos, somos más trascendentes de lo que creemos, no nos pase lo de los mayordomos que nunca visten a grandes hombres. Quiero que me nombres en esta tarde Yo quiero que te siembres en esta tarde, y que, al posar tu cuerpo sobre mí, desnudo, sobre mi pecho escribas con tus uñas afiladas el instante más duro. Quiero que me nombres y que mi nombre suene, que se llene la tarde de mi nombre, tuyo, quiero unir mi deseo de amor con tu deseo, que me tengas también, que estoy cansado, y deseando recibirte al otro lado del mundo. Quiero ponerme serio, grave, rudo, dejar que mi barba te escueza y que te arañe, quiero notar la suavidad en tu piel, quiero en ti como hembra desearme, vaciarme del todo, que estoy acumulado, y de una vez, amarte y desamarte. Me tienes paliativo,errático, transunto, me tienes fornicado, hurtado, moribundo, estoy, por ti, levático y cornudo, posa tu pelo de sedas, inconstante y rubio, sobre mi vientre, mi necesidad y mis muslos. Me das la eternidad Yo miro el universo, inmenso, tan grande y tan oscuro, y cual ligero vuelo, un sutil deseo siento que todo agita y lo remueve. Yo siento que te veo, oscura y perfumada, brillando para mí desde la roja luna que en la rodaja tu flor blanca exhala. Eres para mí tan grande que, para que yo con frenesí la beba, la eternidad derramas. Son algo eróticos, qué no lo es? Un abrazo Unos versos maravillosos Querido,
More: ¡has dado el do de pecho! Sí señor. Al primer
poema, ni una coma que quitar, ni una coma que añadir.
Al segundo, me permito todas estas variantes, que pueden
rechinarte, pero que realzan tus magníficas onomatopeyas
y el ritmo, primero rápido y luego cadencioso y
enriquecido de la totalidad de los versos y de los
sentimientos expresados. Pero léelo en alto y con la
vieja entonación de los antiguos poetas, como si
estuvieses recitando a Rubén Darío, a Walt Withman o a
Pablo Neruda. Verás que bien te suenan. Verás que bien
te suenas. Los considero desde el punto de
vista literario, psicológico, emocional, biográfico,
terapéutico, transpersonal y espiritual. Además de
místicos, que toda mística es erótica y todo verdadero
erotismo es místico, espiritual, ecológico y cósmico.
Se me han puesto la piel de la carne de gallina. Un abrazo
Alfonso
Hace tiempo que no escribo un poema. Aquí va lo que me surgió mientras cenaba: El tiempo corre Tengo tan sólo un siglo, cien años de vida otorgada y dos tercios ya vividos. Son pocos los años por tejer y muchos los días perdidos. Tal vez pueda detener este instante en que todo lo entiendo y todo lo puedo e infinito es el gozo y el éxtasis desbordado, antes de que las estaciones contadas se precipiten en el molino que recuerdos y deseos tritura. Me queda mucho por decir y mucho más por hacer, a pesar de que dicho y hecho lo está todo. Siempre por descubir algo queda entre las diez mil sendas caminadas. La sorpresa tras el árbol muestra su rostro nuevo nunca envejecido. Peter Pan puede enseñarte el garfio y mostrarte su reloj su Capitán amigo cabalgando sobre un cocodrilo ahíto. Y al decir "0h", Campanilla se libera de las profundidades de tu garganta, mientras Wendy y los niños perdidos crecen, se
casan, se reproducen y mueren. alfonso colodrón gómez-roxas
Me ha gustado, porque tiene un movimiento sabio y pausado al principio y un lenguaje algo misterioso. ¿Tendrás un siglo? Bella trampa que nadie podrá corroborar, ahora: tienes lo que quieres tener. De ese ideograma vas a tu iniciada adolescencia y aparece Peter Pan, el muchacho que fuimos, con nuestro vello saliendo, el cambio de voz, la nuez y el sexo nuevo, los atributos viriles en el niño apenas. También la campanilla de los sueños, la mujer que sería ideal, si fuera de tamaño normal, pero que sólo puede inspirar las prácticas masturbatorias adolescentes. Una evocación a la juventud iniciada, a lo que será, en un panorama en el que la vida cumple su objetivo por sí sola, casando a los bobos niños que por todo se entusiasman y se asustan. Lo último es como el etcétera de algunos escritores... La primera parte de tu poema, justo hasta desvelar el rostro, es grandilocuente y cultísima, la otra desbordante y próxima. Las dos mitades tuyas. No te animo a que sigas inspirado, que soy celoso y malo como poeta, nunca el amigo y temo me aventajes en lo que considero muy mío, pero si lo haces, no te olvides de mandarlos (los versos), que me han gustado. Por cierto, un tratado sexual sobre Peter Pan no estaría mal. Me conformo Yo me conformo, si miro alrededor yo me conformo, con ser como la rosa, que es efímera, con soñar en las sombras, con dormir por el día, por recoger mi frente todo el frente sereno de la poesía, por sembrar con mis pasos el triste paso de un hombre, con mirar la belleza que a los grandes inspira, con mirarte a los ojos, con oler tu perfume, con oirte, reir, con callar, con morirme también, que la vida me cansa y me da sueño perderte, con abrir el ordenador y escribir este halago llamado internet, siempre me queda el mar, inmenso y desplegado que recoge las aguas y las llena de sal y de olor a pescado, para poner de espuma una flor blanca, pura, sacada de Dios. *** Este último poema que me envías, me gusta porque va más allá de Neruda -que tal vez no sea santo de tu devoción, pero cuya sonoridad en sus versos pocos han alcanzado después de Rubén Darío- y, al mismo tiempo, tiene resonancias nerudianas y también de Walt Whitman, pero más contemporáneo, más moderno, pues ese es el destino de los que sobrevivimos a los grandes: mejorarlos, como el destino de los que nos seguirán será superarnos. Un abrazo casi a punto de salir para Tarifa y en medio de la impresión del Tao Te Ching para entregarlo mañana. Un abrazo Alfonso Una noche estrellada Pues no, de creativo nada de nada. Esta noche pasada,
sacando a mi perro, en la noche estrellada a lo antiguo de Mejorada,
llena de estrellas y de insondables espacios oscuros recordé mi poema
"Las colinas del orbe", que había puesto en mis Poemas de la Alhambra
como colinas rojas y pensé devolverlo a su original y metafísico sitio,
relocalizándolo en mi Inefable Esencia donde tengo los poemas más
religiosos. Estoy pues en el maravilloso compás en el que no se escribe,
el pensamiento se condensa en la vida; mucho más poético pero para mí,
la poesía es entonces tu cuerpo, tú mismo. Esas estrellas tan rutilantes
y limpias me recordaban a mí cuando era joven y lleno de salud-total,
porque el Universo es maravillosamente joven, eterno le dicen. También
entendí la gran obra de Dios, su grandeza ejemplar en nada parecida al
orden de los hombres, pero vi líneas rectas, una disposición estelar que
se aproxima a un mensaje, por eso desde antiguo han visto escritos los
destinos de los hombres. Creo, que al revés, no hay tal detalle sino los
grandes trazos que permiten la vida. Magnífico cielo estrellado de
Mejorada, lo que son las cosas. ¡ Esas muelas! Dichoso tú que todavía
las tienes. Un fuerte abrazo.
El último poema
Mirarte fue la perfección, hundirse en la poesía,
nada más tenías qué hacer que estar al
lado tú eras, en ese instante, el ser más perfecto; la mirada flotaba por un tiempo infinito con toda la belleza de un poema inexplicado, nada quería el amor más que tu presencia, el poema eras tú, absoluto y espléndido.
Tu
poema refleja el ritmo de tu alma y el deseo de tu corazón, la
añoranza de los tiempos que se fueron y el anhelo de la fusión
con el Bienamado, la Totalidad de la Existencia, el Tao, Dios.
La Poesía Me quedé anclado en la Poesía. Me gustaba escribir normalmente en Prosa, contar cuentos, incluso hasta novelas, teatro, artículos, también algún poemilla, pero acabé escribiendo casi únicamente Poesía. Era un poco como no escribir, como hacer los deberes del Colegio en casa, casi por obligación, como recurso para mantener la conciencia de escritor tranquila y muchas cosas más que no puedo explicar. El caso es que día a día me fui viendo un poeta, lo que chocaba con mi particular pragmatismo que nunca quiso ser el trasnochado poeta, romántico e idealista que mira más al mundo exterior y le regala su imagen que el contrito reconcentrado, incapaz de querer que nadie lo reconozca y mucho menos actuar ante el público. Claro que hay una poesía misantrópica y en ella tuve mi lugar. Ya para lo último, cuando otros me han llamado poeta y leen mis poemas y los reproducen, cuando se puede decir que he llegado a ser algo público y escribo desde entonces con más cuidado y pensando en el lector, aquella poesía mía musical y amante se ha convertido en mi propia teoría de la Poesía. Preocupado por el ritmo y más que en ello por el vuelo del poema- siempre he querido escribir como las aves vuelan, sobre todo las planeadoras que llenan nuestros veranos de piruetas magníficas y prolongados trazados- como algo natural, que fluye armonioso sin parecer esfuerzo. En el fondo soy un buen músico, un loco desde niño por la música en todas sus manifestaciones, un músico sin pentagramas ni los números musicales pero exquisitamente con el mejor de los oídos y la memoria musical. Mi Poesía es música que ha perdido el vestido y se muestra oronda y rotunda con todas sus carnes expuestas para el pintor. Pintar, otra cosa que he hecho desde muy joven, pero a intervalos de años. Ahora, con todo el tiempo del mundo para escribir a diario, en las altas horas de la noche, como una hormiguita que lleva su carga sin importarle el peso, construyo una poesía a veces amorosa- aunque de siempre tuve claro que una cosa es la poesía y otra la realidad, que como poeta siempre fingí cosas que no me pasaban, que era una dramaturgia de personajes ficticios, que a veces me inspiraba la realidad tanto mía como ajena, pero que al pasarla a poesía ya no era realidad ni la reconocería luego como tal: la Poesía es otro mundo, que me lo digan a mí, que es incluso otro tiempo sacado a mi vida-. Teoría en la que no faltan excepciones, algunas evidentes, como mi amor por Granada y por los paisajes de la Naturaleza- los ríos, los montes, el mar, las nubes...-que acabarán por ser otros personajes literarios, extremadamente humanos y casi ficticios. La Poesía no es verdad, pero lo verdadero es poético. Ya se puede decir que rozo el magma poético, el líquido que impregna a las cosas del sentimiento poético, eso que fluye incluso de los poemas de construcción más rígida y estereotipada, esos que alguna vez alguien inventó y desde entonces repiten casi todos los poetas, la antipoesía que ocupó soporíferas clases de Literatura y declamadores horribles en colegios y aulas de todo el mundo, hasta eso es Poesía. Vivir de la Poesía es como vivir del aire, de la manera más benevolente, dejándonos llevar por los acontecimientos aunque nunca deben ocupar nuestro espacio, rozarlo si acaso. Porque no se debe usar la poesía para vender sardinas si la prosa es más directa y elocuente. Pues una cosa que no es, que no existe, como es la Poesía, ha de ser rigurosa y excluyente y lo único importante para un escritor que la escribe. Otra cosa es la Política y de eso no entiendo. José María Torres Morenilla
La vida estuvo cerca Mi vida es un reproche, hay veces que miro atrás y estoy de cuerpo presente, un río de amor ha discurrido sin que yo lo sienta, llamé amor a mi asesino y hermano a mi devorador, he sido para mí plenamente el peor impostor. Me llora el alma del gran hombre oculto y acabado, la buena prosa hablada con que se escribe el amor. He dejado pasar a muchas muchachas para mí pintadas, sin volver la cabeza, ni seguir su sombra. Nítidamente entiendo que he perdido el tiempo, la verdadera poesía es algo que ocurre raramente. José María Torres Morenilla Sencillamente sublime Eres increíble, Morenilla. ¡Qué cantidad de registros! Con éste te has pasado dos pueblos. Es realmente escalofriante. Me recuerda los versos de los mejores taoístas chinos y poetas clásicos japoneses. ¡Eres universal! Un abrazo y sigue, sigue, por favor Alfonso El robot Soy el robot anticomunista hecho de lata, muevo mis brazos y mis manos, sueno a lata, tic tac, de un lado u otro, soy el anticomunista, me han hecho un viejo robot de los años veinte, pintura roja y pintura azul, piernas oscuras, olor de cochecito nuevo, llave a la espalda, me muevo en línea recta y asiento a todo, tic tac, suelo ir a los bosques y a los ríos, y hablo de todo lo alto por lo más alto, pero por debajo siempre soy un anticomunista y lo saco, pese a todo, en las pausas, el viejo color rojo me repele como la sangre, aunque el Muro de Berlin han derribado yo levanto un muro anticomunista de continuo, creo que cuando era niño, apenas átomo, cuando no puedo recordar lo niño que era, me dieron unas consignas anticomunistas y las llevo tan adentro que me están ocultas, tengo el cerebro lavado con bondades, soy un robot de lata, juguete del destino, tic tac, anticomunista acérrimo. Magnífico el fondo, lamentable la forma. Cero pelotero te pongo esta vez. Alfonso
La estación No hace falta decirle al mozo de estación: la carga que llevas no es tuya. No hace falta decirle nada. Silba el tren y parece el silbido ganar más fuerza. La gran campana del techo repite el silbato, es estremecedor estar tan solo entre la gente; si hace frío es terrorífico oir hablar. Si se es muy pobre las manos se empeñan en estar más frías, si se es mozo todo el mundo sabe que no eres importante. En el cielo azul, de un añil muy repetible, las nubes se descomponen con más agilidad que fuerza, y un extraño olor lo invade todo como la palabra gas. También los frenos respiran fuerte y los vagones titubean. Al pasar por el WC se siente que ha sido perfumado, y la cantina abierta también deja pasar los azucarillos, las cosas inoloras huelen dulcemente a papel y a tinta. También la máquina del café respira fuerte y los periódicos tiemblan. Si se es muy pobre no nos espera nadie, chocan con nosotros. Las grandes farolas encienden una opaca luz noctámbula. Todavía es demasiado pronto. El tren para llegar ha de esperar. No tengo más que mi chaqueta y un papel doblado en un bolsillo. Mi papel sólo tiene palabras dobladas, sólo me tiene a mí. Le doy vueltas y más vueltas a la vida y sigue igual. Nunca cambiaré nada. No hace falta decirle al mozo de estación: la carga que llevas no es tuya José María Torres Morenilla " Escribe genial, pero veo un sufrimiento
potente, su subconsciente tiene un punto de casi socorro,
algo que toca fuerte mi piel, casi me sobrecoge la
sublimación de su intensidad ¿de soledad?¿de
dolor?¿de qué? Es una poesía que te hace penetrar en su
interior y querer abrazarlo, me toca" Hola More: te envío mi artículo de
mayo. Tus comentarios me estimulan. Abrazos Alfonso
La búsqueda del padre y la madurez espiritual
por
Alfonso Colodrón
En mi infancia me inculcaron más el respeto a los padres que el amor. El primer mandamiento consistía en amar a Dios y el cuarto en “honrar” a tu padre y a tu madre. Los confesores y directores espirituales de la época, a los que llamábamos “padres”, insistían sobre todo en el deber de obedecerlos. Por suerte, mi padre me inspiró siempre cariño por su honradez y dedicación profesional en sacar adelante un hogar con diez hijos. Con tanto trabajo, hoy día se le achacaría ser un “padre ausente”. Su ausencia las cubría mi madre. Era más común en el siglo pasado, pero sigue repitiéndose hoy día: el aumento de divorcios y separaciones hace que muchas madres, voluntaria o involuntariamente, tomen el espacio del padre. Muchos años después, le entendí perfectamente y el cariño se convirtió en verdadero amor y ternura: cuando yo mismo fui padre. La mitología occidental no ayuda demasiado a tener un buen concepto de la figura paterna: Cronos castra a su padre Urano, a instancias de Gea, su madre. A su vez, devora uno a uno a sus hijos, hasta que el sexto, Zeus, le hace vomitarlos. Vuelve a la vida a sus hermanos y hermanas, pero destrona a su padre y usurpa su poder. Zeus, que no tenía un buen modelo paterno, es infiel, tiene múltiples hijos y los trata de manera desigual. En la tradición judeocristiana, Adán, padre de todos los hombres, se deja convencer por Eva, prueba el fruto del árbol prohibido y todos nosotros, su descendencia, sufrimos terribles consecuencias desde entonces: tenemos que ganarnos el pan “con el sudor de la frente” y las mujeres “parir con dolor”. Abraham, “el padre de todos los creyentes” estás dispuesto a matar a su hijo Isaac por orden de Yavéh. Para añadir hiel a todo esto, los libros de historia que estudiamos varias generaciones de españoles glorificaban a Guzmán el Bueno, por arrojar su propio puñal a los musulmanes, que amenazaban con matar a su hijo, si no entregaba Tarifa. Luego, el general Moscardó era un “héroe” por preferir que matasen también a su hijo en lugar de entregar el Alcázar de Segovia a los “rojos”… En fin, ninguna gana de celebrar “el día del padre” cuando lo impone el Corte Inglés. Durante mi primera juventud, me puse a buscar otros modelos, pero no padres: León Cortiñas, que con el tiempo llegó a ser un prestigioso catedrático de Derecho administrativo en México, logró que estudiase en la Sorbona, me introdujo en el Derecho comparado y me alentó a estudiar alemán, abriéndome a otros mundos… Gérald Subervile, verdadero héroe anónimo de la Resistencia francesa, me acogió muchos años en París junto a su compañera Desirée Lieven. Ambos me enseñaron la auténtica solidaridad y fraternidad del anarquismo libertario. José Martínez, cofundador y alma de Ruedo ibérico, me enseñó todo lo que sé de edición, Segunda República y Guerra civil españolas… Todos ellos han fallecido, pero viven en mi memoria y en mi corazón. Afortunadamente, también en la de muchos más. Solo el olvido es la muerte definitiva. A medida que fui madurando, ya solo busqué hermanos mayores compañeros del camino. Emilio Fiel, fundador de las comunidades del Arco Iris, fue siempre para mí un pionero y un gran realizador de sueños. Nunca un guru en el que proyectar mi búsqueda espiritual. Años antes, había encontrado a Goenka en la India, iniciándome en la meditación Vipassana. Otro punto de referencia, un faro más en el camino. Después conocería a Tich Nhat Hanh, maestro budista heterodoxo con los pies en el siglo XXI… Estas confesiones personales vienen al caso, porque lo que encontramos a nuestro alrededor son adultos en búsqueda de “padres” ideales, que medien en conflictos, den soluciones, les digan lo que hay que hacer, eliminen dudas y ofrezcan certezas, se responsabilicen si las cosas salen mal… No hace mucho, se recibió en la policía municipal de Madrid una llamada: un padre, al llegar a su casa, había encontrado a su hija de 18 años en su dormitorio con un amigo de la misma edad, en plena faena en la cama. Preguntaba que qué debía hacer. Ante la perplejidad de una situación inesperada, esperaba que “la autoridad” de papá-Estado, representada por “las fuerzas del orden” le diese la solución. Sería una situación cómica si fuera un caso aislado. Pero este tipo de situaciones se repite a diario En otros niveles, muchas personas proyectan al padre ideal y todopoderoso en los líderes religiosos de sus respectivas confesiones. Siempre me llamó la atención que al Papa se le llame “Santo Padre”, cuando el Evangelio dice “No llaméis a nadie padre, pues solo uno tenéis y está en el cielo… y vosotros sois todos hermanos” (Mateo, 23,8-10). Y también se proyecta en los líderes de los partidos políticos, en los dictadores, salvadores de la patria, en los reyes hereditarios, que conservan la tradición y a los que se atribuye una falsa ilusión de estabilidad frente al riesgo de cualquier cambio imprevisible… El servicio a la “patria”, “morir por la patria” sería morir por el padre (patria viene de “pater”) y, sin embargo, se dice “madre patria”. ¿Paradojas del lenguaje o de la inmadurez y la falta de reflexión”? En la consulta y en los encuentros de hombres aparece cada día la importancia nuclear del modelo paterno. Hay quienes se rebelaron contra padres violentos y maltratadores, pero inconscientemente se convirtieron en “parejas sustitutas” de su madre. Aunque suene fuerte, en usurpadores de un lugar que no les correspondía. Después, siguen ejerciendo de padres de sus parejas y de sus propios hijos. Y al querer evitar la violencia y el conflicto a toda costa, a veces pierden la fuerza masculina y se convierten en “salvadores” y “apagafuegos” permanentes en detrimento de sus propias necesidades. Otros, imitando al padre, perpetúan el machismo, la mentalidad patriarcal, el autoritarismo y el maltrato a su pareja y sus hijos. Sin embargo, es más común encontrarse con adultos de 30, 40 y 50 años, sometidos al imperio de un padre dominante, permanentemente insatisfecho porque sus hijos varones –muchas veces únicos- no cumplen sus expectativas, no siguen su misma profesión, ni perpetúan su negocio. Y estos varones suaves siguen actuando emocionalmente como si tuvieran catorce años, sobre todo si no se han hecho padres a su vez. Algunos ni siquiera quieren crecer y añoran con nostalgia la falsa seguridad de la infancia. Siguen siendo hijos hasta su muerte. La paternidad, el tener hijos propios, suele marcar el fin de una etapa y el principio de otra, pero no siempre. A pesar de los pesares, “la vida no tiene marcha atrás”, excelente título de uno de mis últimos libros de cabecera (Editorial Desclée de Brouwer). Wilfried Nelles, su autor, cartografía de modo sencillo y didáctico los hitos del camino de la vida: fusión con la madre, crecimiento al abrigo del grupo, desvinculación del grupo de procedencia y formación de una nueva familia. También las etapas posibles de conciencia: conciencia de unidad, de grupo, del yo, de vinculación, de tener una misión, de la totalidad, hasta llegar a la conciencia total. Para seguir avanzando y transitando etapas es absolutamente necesario aceptar el pasado tal como fue, pues no podemos cambiar ni una coma del mismo. Desde el presente, salir al encuentro del futuro, dejar la seguridad de lo conocido y abrazar la incertidumbre, agarrar el hilo de Ariadna de nuestro propio destino, de nuestra misión. Tal vez encontrar el padre interior que puede proveer las propias necesidades; que está atento y presente, es vulnerable y frágil ante el misterio; que está asentado en la firme convicción de que ya nadie nos debe nada. Las cartas que nos dieron y las que tenemos son las mejores para jugar la partida del Ahora. Y lo son, porque no tenemos otras y porque, aunque no lo sepamos, aunque no lo creamos, aunque lo hayamos olvidado, el Universo sigue conspirando a nuestro favor y sin posible estancamiento ni retroceso.
Alfonso Colodrón Gómez-Roxas
Madrid 6 de Mayo de 2012 Querido Alfonso: si he tardado algo ha sido por estar fuera del Madrid y de Internet.
Tu artículo me parece algo más que un artículo. Quizás demasiado
breve: dejas tantas cosas en el tintero. Cosas internacionales,
mundiales, universales. ¡ Lo que te queda por escribir todavía
de tus "viajes" por el mundo y por las ideas...!
La figura del padre es enigmática: el hombre corrige a la
Naturaleza que a veces puede llegar a ser cruel, precisamente
como padre. Es una figura que tiene mucho más de femenino que de
masculino. ¡Gran paradoja! aunque la madre tiende más a la del
amigo que a la del varón íntimamente. En el padre están las
mujeres, el mismo padre es mujer y no compite y asimila la
virilidad del hijo y en la madre los amigos, con sus riñas y
competitividad, también con la libertad para buscar más mujeres.
( ¿ Te parece genial, que es como parece lo que nunca se dijo?)
Los hombres que se llevan bien con su padre suelen ser
mujeriegos (en el parco sentido, heterosexuales) y los que se
llevan excesivamente bien con su madre lo suelen ser afeminados,
como de todos es notorio. Hablo de subfondos que no con llaneza.
Aparte de estas genuflexiones sobre génesis y eugenesia de las
conductas, has puesto pie sobre pie un escalón más en tu
cometido de escritor. Ah, por cierto, bien que hayas tenido
tantos padres intelectuales de los que te sientes orgulloso.
Algunos izquierdillas (¡ cómo no! en esto pareces que todavía no
lo eres del todo y no te rebelas como hacen los auténticos
izquierdazos).
Voy a colgarte esto en Internet. Y enhorabuena. Has crecido como
escritor. Un fuerte
abrazo
TE BUSCAN TODAVÍA
Un campo de amapolas
domina el monte y, sobre el monte, baja, enredado, un riachuelo escondido. Se caen las nubes con la misma tristeza que el alma vuela en su destino, y un sol, oculto, solemne e impoluto lanza llamas de fuego, espejo de su poderío. No canta el pájaro que un día voló, ni tus pisadas pisan la yerba del caserío, mas hay, en silencio, la extraña música que unió tus pechos al pecho mío. José María Torres Morenilla Con el tiempo recuperas la sabiduría que siempre te caracterizó. La que quizá dejaste algo de lado por las habichuelas, los convencionalismos, las imposiciones familiares y tu refugio en el coleccionismo de cosas caras compradas baratas. Me ha emocionado tu poema. Capto su sentido obvio y el oculto. Siempre hay una cierta nostalgia de pasado o de pasado no vivido o de futuro no esperado en tus poemas. Será que el otoño nos vuelve nostálgicos o nos hace reflexionar en esta "dulce estación, benigna la hora". Un abrazo Alfonso UN POEMA ES UNA PALABRA
Aire que en mi boca duele, cargado está de mi pena, de la soledad del pecho que en mi corazón se entierra, aire que me da y no queda, que me nubla la mirada, que me llena de las lágrimas, que me embebe de añoranzas, soltado está de mi alma, aire y soledad, soledad tan mía, que en el aire está. José María Torres Morenilla Inmejorable tu poema. Más que gongoriano, morenillano. Ahora mismo añado el neologismo en mi particular Diccionario de la Republicana Academia de la Lengua Española. Tu eres tan liberal, tan anti-yo que eres anarquista de los buenos. No de los que ponían bombas, sino de los libertarios que creaban escuelas gratuitas e intercambiaban los bienes que producían con sus manos. Y lo sobrante lo repartían a los que habían tenido peores cosechas, temblores de tierra, inundaciones u otras catástrofes naturales, que las muertes por carretera no son naturales, ni las por obesidad, etc. Me permito dos cosillas. Quita la coma, si quieres después de "pecho". Verás como se recita mejor en alto y no cambia el sentido ortodoxo de la gramática ni del contenido. Al final, descubre la palabra que te ofrezco. Te la mereces. Un abrazo Alfonso Estoy de acuerdo con lo de que las matemáticas son puro lenguaje. Es más: cada vez que me cuentan un conflicto, un problema, una encrucijada existencial, digo que se puede resolver con puras matemáticas. Un día, si quieres te pongo ejemplos. CUADROS, COMENTARIOS Y POESÍA, TAMBIÉN LAS ISLAS FIJI
Las columnas del orbe Desde el paseo de cipreses que hay detrás de la Abadía de Sacromonte, en Granada
sobre la alta mirada sube la estancia, mucho más alta, vuela la imaginación sobre la recreación, queda el alma serena, llena de amor, mucho más alta descansa la vida plena y luminosa ensueña al gran universo que el universo ensancha... mucho más alta, a tu belleza, su gran belleza gana, sobre las altas colinas, otra es más alta José María Torres Morenilla Contestación: " Es el primer poema que me produce escalofríos, se me saltan las lágrimas. Estás sobrado, te has pasado, vuelas alto y mi vista te alcanza, más bien te intuye, con ayuda de anteojos de muchos aumentos. Más que entenderte, te siento; más que analizar, me siento y mi sentimiento es gozo arrebatado; en lugar, de leer frases, leo estados de ánimo, mejor aún, ampliaciones de conciencia, que otros llaman alteraciones o modificaciones. No te quedes sentado a la derecha del Padre, que todavía estás encarnado, no has muerto, descendido a los infiernos ni resucitado. Así que espera a la Ascensión, tu ascensión o asciende y baja entre los mortales todos iguales, igualados por el nacimiento y la muerte y también el amor crístico, incondicional, universal, no excluyente. Los maristas, Consuelo, Alfonso... también nos colamos, disfrazados a veces de miembros de un jurado literario. No seas miedica, no seas soberbio. Un abrazo alfonso Gracias por apreciar mis líneas. Siempre tuve a Dalí por franquista de derechas aprovechado, pero ignoraba su búsqueda interior. Cerca de la locura, tal vez intuyó a Dios e intentó plasmarlo en una época de mojigatería con delirios, provocaciones y actos libertarios." |
©Poesía de Torres Morenilla