LOS TOROS
No conozco la muerte pero sabré morir
ni la palabra entiendo pero también te llamo,
¿A quién le grito si entre todos nunca habrá nadie?
1
¡Negro: Ven!, voltea los vientos
Un redondo quiebro donde afilar tus cuernos,
En esta siesta rubia de campo y sol
Tan limpio el cielo
Pon tus cuernos en el horizonte.
Ruja el viento entre las rocas,
Agachado, en silencio, en el suelo
Recojas todos tus sueños.
2
Bramido por la roca el ancho valle,
De cielo en noche, trasnochado en verde,
Bestial bramido oscuro, embravecido el sol,
Fiera de las aguas transparentes,
Del monte emerge inmensurable
Los pastos y los lechos, las leches por los vientres,
La postrera sangre revivida.
Bramido arrancado a las entrañas del sol contra la tierra,
Cuando en la tarde un raro viento trajo
Un toro enorme enraizado en el becerro,
Que retozaba alegre por los prados,
Que se paró secamente
Y para tenerse entero bramó de miedo,
Atenazó en la testuz la gran bravura
De su sangre derramada sin más cuidado.
3
Toro de mar oscuro, lomo azulado,
Brillante toro azul de sombra y sol,
Viene pronto a la muleta
Y se somete humillado,
Al rojo sabor de tu hidalguía,
Atormentado,
Por los azules espacios
Brilla el sol espontáneo
Y en el cuajo de las nubes
Adorna su plenitud,
Toro de mar oscuro, lomo azulado.
4
Huelen los toros la sangre,
En los campos del azúcar;
El horizonte huelen para meditar,
Vestidos de la noche, entre las sombras,
En las matas del cañaveral.
Que huelen al hombre recio y puro
Allá por las arenas enaltecido,
A las rosáceas mañanas de la Primavera,
Y a espirales de aplausos detenidos.
Ligeros pasan, como descuidados,
Cuelgan sus carnes, los toros avanzan,
Tropel de las lunas vacilantes,
Y todos de repente el grupo paran.
Huelen la polvorienta tierra,
Cavan,
Ráfagas de arena levantan.
Un miedo lo llena todo como de polvo fino,
Huelen el seco miedo de machos endurecidos
En los extensos campos de la sangre
Y en los más extensos de su sacrificio.
5
Torero de toro verde,
Olas que levantan nubes
En tu capote encarnado
Moja la baba que escupe
Bufa mi toro de mar
Rompiéndose en la barrera;
Contra la espuma y la sangre,
Mi verde toro de fiesta.
Desde muy lejos se arranca
Con su trote arrollador
Perdiéndose entre la arena
Mugiéndome aterrador
Para matarlo tendría
Que hundir mi mástil del verso,
¡Qué solo me quedaría
Sin verde toro y sin verso!
6
Búllenme en el vientre las arenas,
Los cristales de la tierra.
Esperé solamente una palabra,
Para ponerme su montera azul,
Panza arriba me dejaron el alma,
Extranjera y sorda me sonó la charanga.
7
Arena redonda de la mar oscura,
De oleaje tan fiero y retador,
Teñida luego de la sangre en los hilos
De una herida por el hombre engañada
Día a día, ocultada y azul,
Tarde extendida sobre la sucia arena
Empañada y meada con su agrio sudor,
Tarde corroída por dorados clarines
De triunfos inútiles, mal vestidos de luz.
Tendido está el silencio por la arena,
Ya mi viento no huele a mascada quietud,
Como un fresco cansancio de toro se llevan
La idiotez de los hombres hacia la Infinitud.
8
Versos a golpes de mar, sobre la arena,
De vuelta del sol y de las palabras,
Traen olas muy altas enrolladas
Entre las sílabas de la meditación.
Mi barca oscura sobre el mástil prende
La blanca vela de la desesperación.
Si el corto viento la llena absoluto
Más deprisa la vacía mi desilusión.
10
Mariposea el sol en tu vestido,
Y brilla tu hombría torera,
Capote fijo, contra el veloz embiste,
Aquí no pasa nada, si el hombre aprieta,
¡Cuidado con el hombre que agacha su cabeza!
No seas toro tan tonto de buscarle tan fiera.
Cielos malvas se mueven en los castigos,
Caballos como cristales empujan en los derribos,
Un silencio audible cerró de golpe
Las puertas de morir en sacrificio.
El hombre cuando engaña sube los brazos,
Y gritando alborotado pide más masa,
Entonces para el hombre mentir es guasa,
Y es fatal su obstinación de muerte y chanza.
España pasó por las taquillas, pagó muy fácil.
Qué ronca quedó de gritar, la fiera
Ha cambiado de lugar, volcó el abismo
Donde hubo un animal se antepuso el hombre,
Donde había de haber más hombre pusieron sino.
Sigue el peligro en torno,
Suena la música,
Un tiempo endurecido en lentos grises
Toca en la frontera el miedo con muertos límites,
Caen a plomo las soledades. Rodilla en tierra,
Salta y gira el torero,
Rebusca el toro,
España prosigue en fiesta,
Vuelan sus oles,
De multitudes simétricas.
Y cuando el toro muere
¡Mucha más fiesta!
11
Ancestral lucha, espinazo de una raza;
Calcárea lucha de un mar que han pintado de rosa,
Con las brisas cálidas de la pasión en trance,
Fulge la ira como una arena encendida,
Fulge la sangre hasta perderse en el miedo,
Alargada la tarde hasta la noche principia
Por desnudarse,
¡Oh en qué hoyo de silencio se queda el hombre!
Duele la juventud violada, como un tormento duro,
Después flota un raro sopor que la violencia deja,
La abierta herida enorme a la inocencia,
¡Poetas, no nos cantéis jamás vuestras mentiras!
¡Basta de charangas y de fiestas!
Aquí si hay una bestia es muy humana
Y si hay una víctima siempre es la misma,
¡Parad la fiesta!
12
Más allá de los negros lomos fulgentes
De su sudor y su rabia inocente,
Como fino papel con que los versos prenden
La espuma que la mar deja en la orilla,
Caen cedazos de su sangre sobre los lomos,
Montera negra,
Sobre sus ojos negros, desquiciados,
Las nubes huyen,
Huye la tarde con extrañas prisas,
Solo el torero espera,
No se sabe qué de rituales y bagatelas,
Ay aire, qué triste suena el aire,
Qué polvareda ha levantado el hombre con estos toros,
Qué solitaria charanga de pases, de florituras y de adornos,
Con esta sangre,
Cuando el toro pasa
Qué soberbiamente se degüella la tarde,
Y el alma primitiva y pura también del hombre
Se echa en falta,
¡Viva la muerte!
Pero no todo ha sido:
Por los desolladeros queda
Una lágrima ensangrentada de piel inconsolable,
Húmeda como el absoluto mar,
Brisa agridulce de la consumación.
13
La muerte fue escupiendo ásperamente
Su roja y cálida miel
De acabada primavera,
Y en el alma dejó un amargo sabor a vinagre y a hiel,
Nuevamente el mar naufragó en el mar,
Desgarros de la noche sobre las olas
De un rumor muy extraño
Qué densamente se escucha como a solas
Con los pinchos de la muerte sobre su sien.
Y embestía a la luz seriamente,
Para qué llorar después.
Cerremos la noche y sea
El mar quien únicamente llore
Como la bestia a sus bestias,
Desde su ser a su ser.
14
A contrapelo del alma
Caigo muerto sobre la arena de un mar
Seco de aguas
Sin más olas que los aplausos ajenos,
Calofríos de muerte embargan mi caída,
Entro en los anchos vuelos del vacío,
Vomito a chorros mi sangre desterrada,
La luz me nubla con sus estrellas rojas,
Más allá del alma,
No conozco la muerte pero sabré morir
Ni la palabra entiendo pero también te llamo,
¿A quién le grito si entre todos nunca habrá nadie?
Ay soledad, mi amiga, ¿tú también me fallas?
fin