( 2009/ 2019 )
de
La belleza es tu nombre, la escala es mi deseo;
ay, perfección eterna, al instante, en mí, ha puesto,
luz que, tan profunda, de la oscuridad es cuna,
infinita llamarada, postigo del alma;
tus pasos me reclaman, tu ríos hacen mi fuerza,
la mano en el cristal sin olor es su esencia;
ay, perfección eterna, al instante asumida,
Patrística alegría
Oh sonido virginal que de la pureza sales
y armonioso maravillas los sentidos,
trayéndonos la paz, escribiendo
sobre senderos sin mancha
con tu divina sabiduría,
oh luz perpetua que al alma cuidas
y hermosísima concurres con el hombre,
la hermosura es tu valle, la palabra es tu refugio.
Celeste voz
Celeste voz que en los sentidos mueves
los puros deseos del alma encontrados
y plenamente embaucas dulcemente
a la dicha que traes de la inmortal morada,
mi corazón regalas de hermosas melodías
que felizmente encuentras en la eternidad inspiradas.
Qué limpia está mi cruz.
Qué limpia está mi cruz, Señor,
qué poco duele el hombro que la lleva;
sobre una blanda tierra me sostiene
y en la miel de la poesía me deja.
Sóbrame las coronas sin espinas,
la sequedad de mis ojos deslumbrados
en sólo sueños, la suavidad del sueño,
mas fáltame la sed, el hambre, el llanto
de un dolor que mi alma pide a gritos
entre tantas dulzuras en las que yazgo.
Yo quedaría así siempre caído
si tú me dejas de extender tus manos.
Los salmos
En hilera de cipreses palpitan sublimes notas
que más que cantar oran con leves entonaciones,
el hombre es un arcángel cuando le canta a Dios,
Señor que el orbe llenas, los cielos no te contienen,
los salmos sobre los montes, detrás de todas la gentes,
entre hileras de cipreses, se elevan a tu grandeza.
Escribe en mi ser, tras de mis ojos mira,
acógeme en mis manos, con mis palabras habla,
vísteme tu sencillez, tu cordura es la paz,
arrastra mis sentidos a campos que no sienten,
y sé para mi cuerpo su muralla infranqueable,
la luz cuando es divina por sombras es exaltada.
De lo escondido, su fuente
Pasa oscuro y veloz,
con todo su esplendor,
pasa silencioso, mudo,
el más ruidoso
loor.
De lo escondido, su fuente,
de la medida, inmedido;
se llega y queda en poniente,
su amor en
amor metido.
¿ Qué número no ha contado,
ni precisión no ha tenido?,
¿ qué límite no ha rozado,
ni de su fuente ha
bebido?
De lo escondido, su fuente,
de la medida, inmedido;
se llega y queda en poniente,
su amor en
amor metido.
¿ Hay más que pueda entender
a Quien, escondido, me hizo,
y me pensó y me quiso,
aún antes de yo nacer?
Un sendero en las nubes
Un sendero en las nubes más allá del corazón,
por donde se asciende y vuela para encontrar a Dios,
una puerta que vigila otra que se cierra cierta,
una luz que te mira y que siempre te encuentra,
ya tus pasos lo buscan entre selvas ignotas
sendero donde caminan las inaccesibles ondas,
detrás de la ciudad detrás de los valles,
puerta a puerta contigo, desde tu misma calle,
cuán profunda es la vida que trascurre sencilla,
cuántos tesoros guarda, cuántas las vidas.
El Señor de El Pardo
Cristo yacente, enterrado vivo,
vieja madera tallada de un viejo olivo,
de cristal sus heridas y verdes sus hojas,
se ha parado una flecha, en barcarola,
cúmulo de espigas y de puertas abiertas,
por las rendijas del cielo sale a cubierta,
de aquella mar paseada se siente ahora
un aire de incienso excelso, que es su sombra,
no se oyen los ayes que el viento mueve,
pero quita los pecados a quien Él quiere.
Yo recojo
Del gran tormento una oración,
del pensamiento una ilusión,
de la nada su vigor, que no la cansa,
de la vida sus derrotas amorosas que no acaban,
del dolor la herida, de la herida la flor
de la flor la sonrisa que entregamos a Dios
y de todo cuanto existe la enorme soledad,
del espacio el infinito, del tiempo la eternidad.
Mi Dios
Mi Dios me hizo el mundo grande e infinito,
desde que nací me dije el mundo es divino,
¡ Es tanta la riqueza que para mí hizo Dios!
nunca me miréis con lástima pues, si lo que veis es grande,
muchas más cosas y más grandes hizo Dios en mi corazón.
Parad mi corazón
Parad mi corazón que sigue dando vueltas,
de una cosa a otra, de la verdad a la mentira,
parad mi corazón que solo ama en la elipsis del mundo,
que sube por estancias inamovibles y baja por senderos ocultos,
parad mi corazón que tiene perfil de rocas que alegran animalillos
y solo sabe amar, que es un rayo de luz en las tinieblas,
parad mi corazón que está agotado y solamente vive
que quiere las palabras y el hábito de los sueños,
parad, paradle, que estando por la vida
transita como un muerto entre penumbras inconmovibles.
Si pinchas sobre el título Los campos de Dios una música tibetana
ayudará a encontrar el sentimiento de estos poemas.
Música: Harp Music Tibetan - Celestial Relaxing 432 hz Strings Solo Playlist for Study, Concentrate and Yoga
Tan limpio, tan sereno, tan lleno de la luz,
tan renacido y nuevo, tan parecido a Jesús,
Dios, que en las profundidades más altas nunca acabas,
que a mí cada día renuevas y que conmigo hablas,
eres el paraíso, la fuente eterna, la melodía segura
caricia de mi alma y de mi amor eres su cura:
eres la primavera de mis delicias, la sed de amor,
eres mi hartura.
Nada en Ti muere ni en Ti acaba,
¡ Solo Dios!, desde lo eterno el presente alumbra.
¿ V
erdad que existe Dios allá en las cumbres?
Aún no puede haberse acabado del todo,
sobre la rosa, el silente sol, la sal, la soledad
,en la tierra, el trigal, la tarde y el torrente
,en los campos, el pan, la canción y los caminos,
bajo el agua, el cristal y desde la mar
aún llueve Dios levemente.
La paz no es el regalo
No, sin lugar de rosas, tienes la paz,
es dorada colmena de amor colmado;
no, sin pensar en ti, en ti es amado
el suave fulgor que a la vida enlaza
el cada día de todos, en tu templanza;
por más que los tiempos, a todos nos cambien
y nos volvamos valientes en lo fácil,
groseros o soberbios en lo peor,
en nada cambia la dulzura de los tiempos,
la suave mano que en todos participa
el mensaje de paz y de alegría
que es radiante verdad entrando en campos,
llenando su horizonte de poesía,
oculto y esperado el claro día
que nos
devuelve el sol.
¡ Ya viene Dios!
Ya viene mi Dios, ya se acerca,
una música sublime le acompaña,
ya pasa por mi calle en procesión
unido a mis vecinos y a mi alma.
Qué gran misterio es Dios y cuán excelso,
como mañana radiante en Primavera,
sin sombra luz, sin anunciarse, espera,
mi corazón llenado de armonías
en tanta paz celebra que me llega.
Que me llega mi Dios, mi alma viste
de hermosura sencilla, la más íntima,
desde lo más puro de mí pone una brisa
de todo cuanto al vivir lo contraría;
no es lo contrario Dios, sino lo propio,
lo más querido en mí es su grandeza,
para encontrarle olvido mi poesía
pues no soy más que su ser, su alma sólo;
que se vuelva mi Dios para mirarme,
para parar en mí sólo un momento,
si ciego he sido y no lo he visto en todo
que al final de mi vida tenga
su encuentro.
Las doradas nubes del amor
Las dádivas de amor son lisonjeras
y al amor le hacen enrojecer,
como doradas nubes de atardecer
por colinas suaves suben ligeras.
En tanto amor se dan las primaveras
que en las mismas colinas se dejan ver
como rosas hermosas del querer,
que salen risueñas y son primeras.
Es bello el amor por amar belleza,
por que a todo encuentra digno de amar,
concepto es y también naturaleza
pues sabiéndolo todo deja hablar
o de tu silencio saca nobleza,
y hace bello a todo con solo amar.
La música callada
La música callada de este sueño prendido
en las cuatro paredes de mi cuarto de estar;
este estar asumido en la pobreza y ser rico,
llorar de amor y el amor nunca lo haya sabido,
este ser para amar sin que nadie mueva un músculo,
estas paredes mías repletas de mí mismo,
para morir luego, un día que será lejano,
la vida pasará con sus huellas de silencio,
conforme pase el tiempo,
llenándome de olvido.
Los versos calmosos
Ya doran en los campos los rayos de mi Sol,
en la silente estepa se respira el espacio,
en la verde campiña discurre un río pequeño,
que es mi nombre, tan corto, en ti garabateado;
la mar, si queda lejos, está luego a la mano,
si me miran los ojos celestes, amorosos;
sobre los campos corren veloces animales
y el dulce néctar fluye como suave introito,
la simple ceremonia de mi palabra inútil;
huyeron viejos humos que el tiempo había quemado:
otro día, que es nuevo, para nosotros llega,
con qué pequeñas cosas se disfruta el amor
y se hace infinito en nuestro cuarto de estar.
Los trabajos del monte
Trabaja el corazón, la dicha gana,
del hombre, en la razón, su fuerza
viene del mar, en bien se esfuerza,
altura y sol, que bondadoso afana;
trabaja el más allá con un poco de esto,
por consumir su hambre de la dicha infinita
y llega luego a recibir su cita,
relegada la muerte, el alma repone presto;
trabaja la ansiedad, la calma boba
que al sueño más profundo en el sopor ofusca,
despierta al hombre si en la verdad le busca,
y mira con pureza y a su pereza roba;
trabaja el tiempo e inmortal lo hace
naciendo de lo alto, que en lo seguro es,
no es muerte, ni es desgana, no es la hez
si mira al cielo sin que virtud rechace;
trabaja el ser desde gentil substancia,
amigos hace al mundo y a la vida,
une a las gentes y en su unidad ceñida
trasciende el hombre a superior estancia.
Del Amor
No digáis pronto que no existe Dios,
el amor es la juntura de todo lo que existe,
no neguéis tan ciegos su delicada mano,
ni la fuente sonora que ensalza la poesía;
amad y se os abrirán las puertas ocultadas,
los senderos rotos os parecerán caminos,
la luz temblará con sus ondas en vuestros ojos,
quedaréis tan llenos de la palabra amor,
que luego buscaréis en vosotros los versos
que habíais olvidado y que venían de Dios.
De qué es olvidado
De qué es olvidado el corazón hermoso
que atrevido nos ofrece la extrema solución,
la fuente del dorado néctar,
el agua tranquila que mansa corre,
la razón que discurre entre jardines fragantes,
la ilusión de la vida;
de qué es olvidado, si el ayer está tan cerca como el hoy,
y los recuerdos viven atados a la nostalgia;
todo es paz, aunque los vientos venzan a los árboles:
todo se dio sin recibir a cambio,
nada tuvimos si no fue nuestra fe;
de qué es olvidado si parece lejano
y está tan cerca como el hoy.
Los tiempos
Ay, tiempos en los que el hombre olvida
y a la razón dorada la cubre de miseria,
ay, del alma desconsolada que a su razón le priva
la verdad inexpugnable que es principio de la vida.
Descansa alma mía sobre la verdad sin cuento,
consuélate en El pues en su Verdad te animas:
no eches sobre su luz incorrupta tus miserias,
pues en ti hay un halo de esa luz divina,
sobre esa luz, construye tus pasos por el mundo luego,
aférrate a ello y no te separes nunca más de la vida.
El otro
No cesa el río de venir, no se cansa
de bajar y de llegar en su alegre ruido;
ni la montaña a subir su empeño apura
la alta serenidad más y más su altura;
ni el hondo espacio del universo negro
deja de expandirse ni de hundirse luego;
desde el azul, la mirada de mi otro yo dejado,
todavía cercano y rotundo me proyecta
la imagen más perfecta que de mí he tenido,
y me mira también y sin reproches
espera que aúne mi poesía a su naturaleza;
que vuelva a ser de nuevo el ser creado
que vino más de Dios que de la nada;
y no cesa de amarme en su cordura,
me baja por su río cristalino de agua pura,
y a mi verdad la sube a su montaña única,
me expande infinito para soñar lo bueno,
para que esté en mí de nuevo como nuevo,
que vuelva a ser de nuevo el ser creado
que vino más de Dios que de la nada.
La herida
No es el amor glorioso
por sembrar armonías,
ni de rayos ruidosos
es su hermano menor,
que es el amor, ante todo, cauteloso,
quien suturó la carne
antes de ser herida,
y antes de ser vida con su vida amó.
Los pasos de la verdad
Tiembla la luz, se exalta y se enaltece,
el universo es una fiera y en sus cumbres vive,
como leones rugientes se estremecen
al presentir los leves pasos increíbles:
oh grandeza que los astros entienden,
la suave mano que a la vida rige,
su libertad coronada en las cumbres;
la paz que llega agita los corazones,
anuncia y pone alas a sus destinos.
Verdad
Verdad eres montaña oculta,
roca regada por fuente de agua silenciosa,
profunda también tu mirada en la llaneza;
verdad eres la sombra de Dios en cada cosa,
dormida para que el valiente te encuentre,
para que el valiente te defienda,
pues, aunque eres
grande, vulnerable pareces al impío.
Cantarán las
piedras
Las rotas piedras cantarán estremecidas
la Fiesta es su Creador que las visita,
alegres exultan y sacan de sus duras almas
la dicha infinita que clama al redentor,
entienden las piedras que su voz enamora,
se enamora el alma y se hace inmensurable:
en la divina fuente yo bebo sin hartura,
¡ ay, mar tan grande!
que me da más sed que mi sed apura.
Llegar
Llegar, al fin, la frente sudorosa,
el camino largo, grande el silencio,
el mundo es maravilla que nos suena,
timbradas notas llenan el espacio,
empeño es en el alma seguir siendo,
para llegar después y en bien vencer,
tanto vencer o descansar venciendo,
en una eternidad suenan las notas,
címbricas fuentes de la luz sus ondas,
fluidas sombras de eternidad viviendo.
Desde los valles
Inmensos son los valles que surcan esta tierra,
altas sus colinas pero se suben fáciles,
hundidos están sus mares y plácidos los ilumina
un sol lleno de amores donando siempre vida.
Por sus campos ignotos vuela la suave brisa
y en bosques ancestrales anidan ocultos pájaros
que melódicos y armoniosos sus cánticos regalan,
todo es quietud, en paz, todo es belleza,
en paz, habitan los hombres con su alegría a cuestas,
en paz, duermen los sueños de noches iluminadas;
paz, en los jardines y en las verbenas,
paraíso es la patria, fuente de la poesía,
por sus surcos arados la palabra germina,
en pos del infinito lo más pequeño acoge,
y mirando a lo pequeño la inmensidad aproxima.
La verdad puede ser otra
Puedo apostar de nuevo a estar equivocado
por haber dicho de más, mejor fuera callado,
la columna simétrica separa las alta estancia
y hace de nuestra morada nuestra prestancia
por el confín del mundo a grosso modo
yo entendía una cosa equivocado en todo,
puedo apostar de nuevo a estar equivocado
y vivir de manera distinta y con más agrado.
A mi amigo
Aire que al cielo va del cielo vuelve,
camino que yo sigo ahora fue tu camino
que el tiempo no ha borrado, nunca se pierde
lo que en la vida se amó, siempre está vivo.
Los
versos sagrados
Yo quiero rescatar con mi llaneza el sagrado nombre que a todos nos conforta,
yo quiero ser el hombre de la tierra y rescatar los pasos perdidos en las sombras;
yo quiero estar volando, como en un soplo, sobre la tierra volar y sobre el sol,
yo quiero llegar a lo más profundo de todo, yo quiero llegar a Dios.
Todo pasa
Todo pasa deprisa, incluso los recuerdos;
dichoso el hombre que conoce a sus semejantes,
que los tiene por amigos y ve licuar las nubes
efímeras de las cosas del mundo pasar entre los montes;
dichoso quien pone un leve toque de amor en cualquier rostro,
quien sonríe las ocurrencias, quien diariamente aúna,
el que nunca olvida los pasos de los hombres,
pues mira con amor y con amor le miran.
El verdadero Amor
El verdadero amor nunca nació en nosotros,
ni habló nuestro lenguaje, sino el contrario,
no nos sonrió, ni se gustó mirándonos,
no fue río, ni mar, ni calor, ni asombro,
el verdadero amor, como inexistente,
siempre estuvo de nuestro lado.
***
Epílogo
de
Alfonso Colodrón
Simplemente sublimes. Estás sembrado. Sigue así si no te agotas. Que se agoten cielos y tierra antes que enmudezcan tus palabras, se seque tu lengua al aire ventilada, enronquezca tu garganta de gritarle al mundo que es amor, olvidado amor, de predicar la esencia que es sencilla y resplandor.
Hay quien vive cantando y tu vives poetizando. Hay quien vive en efímeros oropeles de pantalla plana, de colores fugaces de palabras de ruido. Pero tú te alimentas de palabras vivas, de realidades sin nombre antes de su bautismo en poesía. Tú bautizas sin pila ni agua bendita, sin casulla ni roquete. Con las teclas en sinfonía a la luz de la luna y de las estrellas, en desvelos de nubes desgarradas, entre calores y heladas... entre ayunos de silencios y palabras...
Amen.
24 de Noviembre de 2009
fin
©José María Torres Morenilla
Música del poema Inefable Esencia: Vox clamantis de Diego Muelas ( 1698-1743)
Prohibida la reproducción total del texto.
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