NUMEN TACTUS

 

 

 

 El poder del tacto
 

 

(Las tres gracias de Torres Morenilla)

 

de

 

José María Torres Morenilla

 

 

 

 

NUMEN TACTUS

 

 

 

 

I

Vuelve hombre amado

a sembrar la tierra

 con la luz que duerme

y duerme tus ansias ,

ahonda el acero en el surco,

siente el latido de ella

bajo el rayo del sol,

sobre tus espaldas

en la hoja reflejará sus luces,

en lo gris echa la simiente,

como rubia nieve,

enjuta y rebosante,

sobre el escaro de sus ondas

crecerá la planta,

desveza mugrones de tus ansias

que brillante la máquina

dejó crecer en tu alma,

 y vuelve a tus siembras

a la vida vuelve.

 

 

II

Vienen los pastores

en la gris montaña,

por senderos quiebros,

vuelven mulas negras

con la verde carga

tras el campesino,

como vienen ellos

así va mi alma.

 

Fundirán los rayos

en la nieve casta

 el sol que se posa,

crujirán los remos

en la mar la barca

al volver, ya noche

en alada espuma

y rozar la playa.

 

Batirán palomas

sobre la campiña

sus cansadas alas,

sobre campos verdes

en aire atrapadas,

los compases últimos

la alegría postrera

de postrera danza.

 

Una luna grande

estará sumisa

mirando la nada

y en la torres gris

sonará más limpia

 la verde campana,

circulares ondas,

sonará callada.

 

 

III

Tu sombra me persigue,

¡qué fuerza!

tu voz me ha llamado

¡qué fuerza!

Tu ayer es hoy

y no puedo resistir

¡qué fuerza!

Caen las horas,

ruedan,

 vuelan,

tus ojos

sobre mi mente

con paso corto,

cual fuente

que hacia mí viene

y eres tú,

son tus ojos.

 

Crespa la mar me recibe,

se fue la brisa

de las olas que van y vienen,

chocan,  ¡ parten

mi soledad!

cual cristal;

rosas,

fuentes,

lagos,

luz

amarga.

 

 

Ruedan silencios

vientos

ecos

cielos

sol

agua

amor

¡ y tú!

¿ tú?

solo es un sueño.

 

 

IV

Yo soy el viento,

tú eres la flor,

yo paso fuerte,

tú dices no,

 si voy despacio

tu dices no

si me detengo

quieta la flor,

beso en tu boca

y dices no,

lloro a tu tallo

me dices no,

subo a la nube

me bebe el sol,

 bajo a la fuente

y oigo que no,

yo soy el viento

tú eres la flor.

 

 

V

Fue aquello soñar

éxtasis primero

derrochar amor

 casi sin saberlo.

 

Sentada a mi lado

jugaba en tus dedos

cual fueran la llama

 que ardiera en mi pecho.

 

Todo era poesía

como campo y cielo

todo era más limpio

como blanco fuego.

 

Esa luz tan tuya

 seguirá viviendo

dentro de mi alma

jugará en mis dedos.

 

Por eso amor mío

seguirá aquel sueño

siendo mi poesía

casi sin saberlo.

 

 

VI

Amor, si me preguntaran

qué fue aquello

yo diría que nada

pero lo viví cerca

lejos de la calma

y llegué a palparlo

en tu bella cara.

 

Amor, si me preguntaran

por aquel tiempo

yo diría que nada,

pero fue distinto

a veces temblabas

cual tiemblan de amor

palomas al alba,

¿ era eso mentir?

no me digas nada.

 

 

VII

No duerme la luna

duerme el agua, sí, del río,

y las flores y los vientos,

la luna al cielo hace un guiño.

 

Suenan músicas esféricas,

cascadas, torrentes, himnos

que al caer sobre la tierra

se convierten en suspiros.

 

Y yo cual sombra cual sueño

estoy en todo contigo,

dormido en tus blancos senos,

como en la flor el rocío.

 

 

VIII

Oh sombra de cristal pura

que todo lo agita,

es un sueño frío y ágil,

son cristales, son agujas para el alma,

ruedan tras de sí las palabras

y las imágenes

cual lágrimas

de fuegos pirotécnicos,

y tú tras la ventana

despeinada y desnuda

¡ no has visto esa luz!

que te desvela, ese fuego

y el corazón en tus dedos

¿ no juega cual rosa del viento?

 

Dónde marchó todo,

qué país queda

qué fuente está seca

que árbol murió

qué cristales hirieron.

Todo se ha perdido.

Cantan las flores

locuras de amor

quemando su aroma,

éxtasis de la soledad

y yo te espero,

aunque estoy muerto

rodeando tus brazos

en sueños,

besando tu sombra,

blanca de cal,

ahondando mi fuego

tu figura como a la brisa

mis salobres sueños,

arderán mis ilusiones,

 

silencio,

 silencio trémulo

y los recuerdos,

tú sigues aquí

en el silencio.

 

 

X

Dame tu mano

que quiero sentir el frío

del áspide,

las púas de sus escamas,

el doloroso instante

que crece por la sangre

y me hará llorar de placer,

dame tu mano que se desliza

y del todo no das

pero nunca la quitas,

me enseñas el mundo,

me llevas por senderos dormidos,

y levantas mis entrañas

vestidas de embajadoras,

se pavonean con cartas de amor

plenipotenciarias,

soy del todo tuyo,

solo falta tu firma,

tu firma me pone firme,

y lo rubrico con besos de acero

 en tu boca mojada.

 

 

XI

Son caballos amarillos que relinchan

tras los dientes de nácar de la montaña

los que llevan en tropel de fuego las campanas

de paz que es menos paz sin alegría.

 

Oh mundo, qué feliz soy al tenerte tras mis ojos,

canto rodado, pie deshecho,

qué feliz soy al quererte

mis sandalias en tus guijarros lamen tus heridas

 

Estoy lleno de mí fluyen los ríos

con fuerza las palabras

como espumas de rimas que derraman

un ser etéreo de opacas nubes.

 

Mis palabras son como fuentes

que de lo que toman manan,

su aire es mi embeleso

subo y acompaño la soledad de los mundos.

 

Enganchado a las azucenas,

¿ qué tendrá que ver con esto, digo,

quién cree en las flores? los lirios...

los lirios solo son delirios.

 

Va todo en torbellino con sus vueltas

mi alma se emborracha de armonía

con los ayes que al fugarse se deslizan

pues el mundo huye a otras metas.

 

Caminos sin veredas para mis huesos,

camino para tropezar y echar los restos,

camino libertario de mis presos

sueños apresados, muertos, ¡ cuernos!.

 

¿ Ay, amor, por ventura queda algo

que no haya dicho a las cuatro esquinas?

Ruiseñor, colina,

por favor corramos las cortinas.

 

 

XII

Habrá de venir la fina avispa,

encorsetada, presidiaria, presumida,

con su aguijón, veneno de poesía

a hinchar la carne que dormita.

 

Mundo, tierra y universo

pueden estar rebosando dentro del seno

de una hermosa mujer que en el lecho

ha puesto sus labios en mi pecho.

 

Esa tierra, pan, ceniza,

aferrada en la lanza de su mano,

ese doler por la boca la sonrisa

que escapa del absurdo a su calvario.

 

 

XIII

A toda luz robada,

mesa estrecha,

dos floreros,

bebe leche la criada

y tío Carlos

 ceniceros.

 

Pintura toda encerrada

en los marcos

 de maderos,

con polvo en la mirada

mira el cuadro

vinagreros.

 

Mi prima, tiesa, alzada

imagina

los saleros

cual la fuente salada

y bosteza

por braceros.

 

( Tras de la tarta helada)

como flor,

zalameros:

volveré el santo de Ada,

dicen dientes

embusteros

 

y los pies dando patadas

en la calle,

a los culeros.

 

 

XIV

Soledad bella estrofa

del verso que no se ha escrito,

melodía sin notas,

olor a muerte y a frío.

 

Cuando voy de tu mano

hasta los campos y el río

siento la ausencia en el llano

de las flores y de los riscos.

 

Tú eres para mí

como pesadilla eterna

camino que no tiene fin

 como agua seca.

 

 

XV

Una mujer ríe,

dos colmillos de oro,

su mano es un cuervo

que atrapa a una rosa,

que es mi amor.

La diosa del lago regresa al fondo,

entre gigantes montañas,

espera que vuelva la noche,

duerme el arte,

duerme la vida,

el cielo está más pálido,

la rosa se marchita

sobre ella baila la diosa de los ojos azules,

vestida de muchos encajes,

arropada en las brisas,

sobre el lago amarillo.

 

 

XVI

Catutu come pétalos,

Osarda duerme en jaula,

¡sin marido!

Catutu quiere ser flor,

Osarda un perro para morderle.

Osiris abre las puertas a Osarda,

Catutu llora y no lo comprende...

 

 

XVII

Una vieja torre de iglesia

mira al cielo ebria,

gentes ocultas, negras,

como sombras, recogen tierra,

horizontes eternos, rubios,

cielos manchados por altos,

voces lejanas, como de cuerdas,

borregos sin lana lloran,

ríos sin agua,

gente sin vida, como muerta.

 

 

XVIII

Hoy te veo triste,

quizá te llamaron fea...

¿ Y lo has creído?

Cuando eres una ola

que camina entre las sombras

luz que se mueve cantando

y despide olor a rosas.

No me llores más, mi niña,

que a tus ojos verdes canto,

me recuerdan en sus lágrimas

al rocío entre los nardos.

¿ Fea tú? Ni en tus dedos

que cuando tengo tus manos

me acarician sus cosquillas

sofocando mis enfados.

No llores más, mi pequeña,

piensa que te estoy mirando

y cuando te veo así

de tu llanto me contagio.

 

 

XIX

Yo la veo ir

las mañanas frías

con la lluvia hielo

a la tienda de mi viejo barrio,

con su falda estrecha,

chaquetón de cuero,

sus cabellos son rizados

y en marcados negros

  en sus ojos verdes

hay más llanto y hambre

que pasión o fuego.

 

Pobre mujer "mala"

de mi viejo barrio

a mí me da pena

de su negro pelo,

restregado a la noche

en la mano tosca que no dejará

ni siquiera un beso.

 

Qué amor brillará

en su frío lecho

si el hombre que acude

a tener su cuerpo

juega con su vida

cual fuera un muñeco.

 

Y la llaman " mala"

y quizás por esto

comenzó algún día

a usar en derecho

eso que escapaba

de los cuchicheos.

 

Pobre mujer mala

de mi barrio viejo,

creen que pagando

ya basta con eso

como si el amor

que ella regala

 valiera dinero...

 

 

XX

Siento en mí como mil vidas

distintas, aferradas a mi cuerpo,

mil seres que luchan sin fatiga

por conquistar la esfera de mis sueños.

 

Distinto soy, en apariencia uno,

mas esta carne y la sangre que le lleva

el calor no es más que un lar de cera

donde arden los sueños de mis mundos.

 

¡ Cómo no comprender así a la gente!

y no ver el todo que rodea

al todo que conmigo siempre vela

alcanzar el uno que le tiene.

 

Siento en mí como mil almas

que llevan mi cuerpo al paraíso,

así como vientos que deslizo

e impulso incontroladas ansias..

 

Distinto en todo soy el mismo,

que os da una mano que no es suya

pues en ella sus dedos estrujan

compases de distintos ritmos.

 

Qué inconquistable soy de mis anhelos,

quién sabrá encontrarme si perdido

soy cansado por este camino

donde salen en ramo los mil cielos.

 

 

XXI

Me llevó una nube

a tu casa alta,

caminé en el aire

porque era alma,

llamé a tu puerta

y era una campana,

 tú, que no me abriste

eras toda agua,

grité con cristales

 y abrí mi garganta,

te pedía un beso

que tú no me dabas,

y besé la nube

y era toda agua,

me llevó una nube

a tu casa alta,

tú no me abriste

eras toda agua,

volví como vine

la cabeza baja

por unos senderos

de esmeraldas blancas

por unos caminos

azules y platas,

sobre aquellos ríos

de cobre y de nácar,

me llevó una nube

a tu casa alta

¡ Y eras tú la nube

porque eres agua!

 

 

XXII

Hay un mundo mejor

que aquel que suena

es el mundo de la noche

el que a primera

vista se esconde,

es el mundo del amor,

porque es del hombre.

 

 

XXIII

Días vendrán gloriosos, de ventura

sobre la frente de ciudades grandes

con filosofía austera y haces

de poética belleza su hermosura.

 

El hombre acudirá a cavar su tierra

con un azadón de plata y de oro

y la tierra preñada de tesoros

desbordante se ofrecerá toda ella.

 

Ese día que esperamos y que esperan

aquellos que vuelcan su pobreza.

 

Unidos de la frente, como espejos,

los unos de los otros separados,

cantaremos el mismo canto,

formaremos un solo cuerpo.

 

 

Venid a mí, animalillos,

que correteáis por el mundo

y yo os aliviaré,

no echaré saliva en vuestros ojos,

ni lameré vuestras heridas,

me bastará con no asesinaros,

dejaros deambular por mi jardín,

dormidos entre mis rosas,

hallar tesoros del oscuro estiércol,

sois la página de la Creación,

sin vosotros no hubiera Creator Imperator,

tan calladitos y autóctonos,

lástima de mí que haya de alimentarme

y convertiros en mi persona,

pero ¿ quién de los otros que os aman

cuando devoran plantas no os muerden?

 

 

Últimos poemas incorporados: Madrid, junio 27, 2023

 

 

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Ilustraciones: dibujos de José María Torres Morenilla

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