S O N E T O S
( 2011-2022)
Agnolo Bronzino
SONETOS
El tiempo de un enamorado
Cuando reí, cuando pasé por fuera,
cuando mejor estuve y fue contigo,
cuando quise morir, y aún prosigo,
cuando perezca al cabo y cuando fuera.
Cuando estando tan solo no tuviera
ni ganas de abrazarte como amigo,
cuando me encuentre mal, como un castigo,
cuando me muera dentro y no me muera.
Cuando me escriba versos de la muerte,
cuando estando ya muerto y acabado
me asome con el alma para verte,
será tiempo de amor si en lo callado
de lo más mío de mí, y por tenerte
clame por ti mi voz de enamorado.
Gozar tu mirada
Donde mira la dicha y como día
a mí viene vestida de ataduras,
crisol azul, torrente de aguas puras
en silencio total, como alegría,
la dicha va en alas de poesía
y veraz se atreve a bajar alturas
con que Amor escribe altos y llanuras,
y así Amor me llega cada día.
Cada día muero en gozo al amarte
y por amar yo siento que soy amado,
no sé si muerto, vivo, o si encontrado
en ti encontré el amor que no en el arte
que no hay arte mayor que el ser gozado
por el gozo de amar solo al mirarte.
El Sol cuando amanece
Ardiente Sol que en la montaña luces
tu disco alegre de radiantes brasas,
canícula estival, tierra que abrasas
con paso inmortal y en rigor conduces;
brillante espejo de tu escudo aduces
lo más de ti que en el albor enlazas,
dorada siembra, irresistible, pasas,
fúlgido fuego de esplendentes luces.
Borra el cielo su azul en cuanto piensas
en tu bella Tierra a la que enamoras,
eres su reloj sin pausa y sin horas,
y en sutiles rayos, en paz, comienzas
a unir tu rostro y tus llamas intensas
con que, enamorado, a tu amada adoras.
Un soneto que no es ni mío
No acabe en mí el agua que el río fluye,
ni la brisa me deje el ojo borrado,
no cante en mí el ruiseñor cantado,
ni calle el mundo que conmigo bulle.
No quede el cielo tal lo han pintado,
ni sea la fiesta que el vivir diluye
la alegre gala que por mí construye,
nada acabe en mí, si no ha empezado.
Nada sea por mí ni por mí sea solo,
siendo que nada soy, y de ahí salí,
no se diga que todo fue por mí
ni quede en mí para quedarme solo.
Sea yo el que perezca y al fin me agote,
y el mundo siga así de bote en bote.
Contra el oficio de escritor
Dudo que en la pulcra verdad quepa mentira
ni que en la ociosa quietud el viento advierta,
que en las calladas palabras se abra una puerta,
que se allegue la paz o se anticipe la ira.
Lo dudo todo, nada sé de la vida,
solo escribo con sudores de mi pluma,
que fluyen como río bañado en bruma,
cantando por cantar, tinta perdida.
El mundo es otra cosa, más parlanchín,
como sacado a la alegría y al conjunto,
en las barras de los bares, charlador junto
a la amistad del momento y al trajín,
el mundo anda y su sonido está a mi lado,
no incomoda mi alma, ni la ha callado.
*
Vivir es la verdad, aunque no dure,
pensar es vivir, y no lo parece,
escribir es usar la vida sin que se apure
el fluido del ser, aunque verdad perece.
La vida
La vida que me enseña amar, tan bella,
que tan profunda exhala lo mejor,
la vida se ha cruzado cual centella,
y me ha dejado en el alféizar una flor.
Yo bebo el elixir de su locura,
de su dorado néctar la belleza,
me embriaga amor con su delicadeza,
prendado quedo della y su hermosura.
Quiero cantar al sol de mis amores,
a la patria ardiente de mis pasiones,
quiero encender conmigo unas canciones
alegres, luminosas, de colores.
Estoy enamorado, ¡ ilusionado!
me gusta esta vida y su premura,
por acabar del todo bien amado
en su fuente luminosa y agua pura.
La llama amorosa
Ya liba de azul el sol dorado derretido
y sobre la mar vuelan las alas de la espuma,
a por la miel van las obreras aguerridas,
en campos del amor bullen premuras.
¿ Dónde estás tú, mi amada, llamada antes
que en la lejana aurora sangrara el sol?
Pues todo ama y es amor, mas yo estoy solo,
la soledad me pesa con su carga repleta
de manzanas mordidas toda la noche entera,
ya llama Primavera y yo no puedo oírla,
echado como estoy sobre la misma espera.
Desengaño amoroso
Cállate corazón, aún poderoso,
gritas, ahogas, asfixias mi grato corazón,
cállate cuando vuelas por paisajes ignotos,
con el presente atado en la desilusión
que fuiste mi tormento por no dejar de amarte,
que apuraste mi tiempo sin nada de tu amor,
que me llevaste mudo, llenado de palabras
que me dolían y duelen de amargo sinsabor,
cállate corazón y escribe solamente
de lo bueno del mundo, del aire o del sol
que son cosas que pasan, furtivas, en un presente
que nunca tuvo nadie y solo tengo yo.
Las ilusiones perdidas
A quienes lloraron sin tener que llorar
a los que levantaron y luego hundieron sin ningún motivo
a todos cuantos han padecido
el dolor insoportable de la humanidad;
a los pocos que honraron y luego los deshonraron,
a los que dejaron perdidos en la oscuridad,
a los pobres que habitaron la tierra desde las puertas,
a los que vistieron viejos y alimentaron mal;
a los niños que heredaron la ruina de la tierra,
a los que huyeron del mundo y el mundo los encontrará,
a los que habitan el desierto poblado por los fantasmas;
a aquellos que se ilusionaban y quebrantaron fatal,
en fin a mis compañeros, del alma y del sonido,
amigos hombres, amigos, ya sabéis lo que es llorar.
Siempre fueron otros
A otros les pegaron y los violaron
con la saña del viento que arremete en las puertas,
les doblaron la cabeza y les cerraron los ojos
con golpes que caían llovidos del infierno,
a otros los llevaron a las tapias mojadas
por el sudor del tiempo de verde oscurecidas
y los dejaron solos frente a los cementerios
y acribillaron, ceñudos, a base de improperios,
a otros los metieron en vagones sellados
con los ojos hundidos y sus manos implorantes,
con ropajes manchados de ignominia y de ultrajes
a un destino fatal perdido en el paisaje,
a otros encadenaron en cuevas muy profundas
y los dejaron solos en literarios trances,
calados hasta los huesos, desnudos y con hambre,
por una palabra dicha o solo por mirarles,
siempre fueron otros los que sufrieron fuera,
otros los desgraciados de momentos temibles
en que la vida pende de un hilo en los pobres,
y nada, de verdad, se hizo por pararles.
El vuelo de la pluma
Vuela pluma de tinta sobre la blanca página,
deletrea en tus signos esas palabras mágicas
que duermen los poetas con privada presunción;
aflorarán los bosques, las lunas de otras noches,
donde la palabra tiene un destello de amor
y amorosamente sácala de sus dudas,
escribas lo que escribas, te sonará mejor,
como hoyos del aire donde se cuela el sol.
Vuela pluma panzona como dardo de Dios
contra la dura roca de la desilusión,
inscribe en su cristal la eternidad en pos
de aquella buenas obras del mundo interior,
los colores soñados serán nuevo color,
cuando la dicha vuela del mismo corazón...
El jardín
No se queja mi jardín cuando lo talan
y la sombra que huye salta al cielo
en el cielo se pierde con las rosas
y cayeron a plomo troncos gruesos.
Un jardín me creció sin darme cuenta
cada parte de él era mi parte,
cada flor no era flor que era mi vida
admirable canción para animarme.
Qué sencilla inarmonía fue creciendo,
rodeándome su guerra de bondades
con su aliento fugaz me saludaba
y a espetadas de su olor supo encontrarme.
Efímero, fugaz y aún corpulento
abriame sus brazos, poderoso,
esquivo en lo oculto y ambicioso
me esperaba, estoy cierto, para amarme.
Me amó un jardín y a mí me hizo suyo,
me exigió los cuidados e hirió con espinas
a veces me avisó muy tenuemente
con perfumes alados de sus bridas.
Qué pensaría, si estando otrora
tan cerca de mis cosas se hizo ajeno
y como ajeno me miró y sin embargo
todo su mundo dio estando enfrente.
Mil veces mil eran sus cosas
y a cada cual distinta eran uno
no llamaré sus nombres, es mi gente,
mi poblado veraz siempre tan puro.
El viento desde fuera le empellaba
daba golpes a sus ramas tan sufridas,
y sonaba mi jardín tan diferente
al silencio tan locuaz que era su vida.
Jamás tendré un jardín, es un milagro,
unir tanta belleza en cada parte,
mi amigo se está perdiendo, ya no vuelve,
el más humilde de todos era el más sabio.
No llegarán los pájaros a su alboroto
ni dormirá en sus ramas el crudo invierno,
tendrán que esperar al nuevo dueño
que levante un jardín, para su asombro.
La vida me dio un jardín sin darme cuenta
por un momento el mundo fue mi consuelo,
amigo mío del alma, lo que es más bueno,
yo sé y él sabe pues me conoce
que me perdí un jardín, lo que más quiero.
Soneto al corazón
Oh tú, mi corazón, feliz te encuentro,
después de tantos años de buscarte,
la vida que pasó en un instante
el infinito apuesta en su contento,
alégrame del todo desde tu adentro,
para beber el aire y para darte,
un plan tan bueno que ha sido la constante
algarabía de amar, amor que siento.
Recaba mis principios en tus finales,
proeza en ti es mantener el tipo,
ríe mis ocurrencias, búscame palabras,
acaba de apurar todos mis males;
a la afrenta, dicha, úneme a tu equipo
de rojos hematíes, y en tu amistad me abras.
El silencio
El silencio es la brisa que se escucha en Otoño,
que nos deja un reflejo de una mar interior,
las ideas, los recuerdos, los calores y los miedos,
el llegar a la nada de la oscura estación.
El silencio está denso, lleva siempre el lamento
de una tierra lejana a la que dije adiós,
tiene tacto de música, de melodía añorada,
de paisajes vividos con el mayor amor.
No desdeña ni olvida, ni del todo calló,
dejó que tu ribera se llenara de cosas,
que te complementaras en el mundo exterior.
Pero estuvo al acecho de volver cuanto antes,
de reemprender el camino de los versos utópicos,
la utopía nunca calla, es la inspiración.
El hombre de perfil
Un hombre de perfil tiene silueta
de montaña herida que se abre al mar,
es como una pregunta aún sin contestar,
una vida ilusionada sin respuesta.
La frente le interroga y en nada cuenta
la mirada oculta de su mundo atrás,
de los años que han pasado por pasar,
la mitad de su vida que también fue afrenta.
Por eso oculta el rostro verdadero,
aquel que mira los paisajes más suyos
y ofrece, de perfil, el recorte de un velero
sobre la mar hundida de sus perdidos sueños.
Se da, pero esconde los años más ilusos,
aquellos que cantaron la inmadurez del tiempo.
Es soneto y no yo, quien bien lo dice
y me hace estar en un mundo mejor,
con palabras dicta un canto mayor,
exacto, conjuntado, que predice.
Es soneto, y no yo, el que bendice
la lengua escueta y superior,
conjunta el pensamiento por señor
de cuanto escriba bien quien lo utilice.
Pasa el tiempo y las palabras quedan,
acompañan certeras como amigas,
hacen de la lectura el bien que heredan,
en un lugar del mundo, enemigas,
la sinrazón y la vacuidad se enredan,
contra ellas su rigor, y así lo digas.
Inconstante Amor
De amor se viste quien está desnudo,
su mundo crece y se yergue al segundo
corrido va, parado en otro mundo,
conquista ágil con ademán muy rudo.
Es un lazo el amor que ata y desata
el bien cambia por mal por ser cambiante
el corazón contrita y en adelante
gozará más de ti si desbarata.
¿ Qué será amor, si escrito tan deprisa
se dice eterno y no dura un instante,
si al acabar empieza y como brisa
en viento huracanado cambia el talante?
No sufras por amor, que no es amante,
y no llorará por ti, el inconstante.
El amor es incansable
No se cansa mi amor de más amar
ni se agota del todo si agotado,
no me deja vivir si ha comenzado,
ni me deja de amar y disfrutar.
Me suspira y como tiembla al mirar
y me ciega y me nubla si mirado,
se me tumba en el lecho, a mi lado,
y no cesa de amar al despertar.
Me suplica y me lleva a amarlo todo,
una brizna en el aire solivianta,
una perdida sombra es su acomodo.
La belleza y la fealdad une y encanta,
más que amor es señor sabelotodo
que me empuja y me pesa como manta.
El amor es libre del todo
Amor no tiene vergüenza ni la conoce
pues solo viste de sí cuando es desnudo
y más parece que dio de lo que pudo
pues solo quiere estar roce con roce.
Si en frescas laderas danza pone una pose
de hacer y deshacer entuertos en un nudo,
aprieta y goza en su cantar muy rudo
y lo grácil vuelve duro en su goce.
La libertad es su mundo y su manera,
no entiende de leyes ni de contiendas,
se da por libre y en cuanto fuera
correspondido vuelve a sabiendas
a repetir, que es lo suyo, no se espera
arrepentimiento de quien no es de enmiendas.
Para el caballero de mi arte
Oh mi señor que de la dicha al veros
enciendes mi alegría en gran tesoro,
oh corazón tan noble, templo de oro,
esposo de verdad, a quien poneros
tan a la vista del mundo, a quien teneros
merecedor de un alma a la que adoro;
espíritu de gozo, a vos imploro
que estéis en la meta de mis senderos.
En ara el barco, de la mar timón,
blanco acero el alma, sobre espigón,
sube a cuanto mira, por caballero.
Para mí no hay sol del mundo entero
como el de mi señor, lira y blasón,
por grande, por sencillo y por sincero.
Ahora empiezo de nuevo
De nuevo vuelvo a ser yo y como nuevo
todas mis cosas pongo en un principio,
solo el verso al final puede ser ripio
pues al principio es grácil el mancebo.
Ahora empiezo joven y me renuevo,
con más brío escribo, contraprincipio,
organizo mi tiempo y en participio
gozo la vida nueva y soy longevo,
El mundo si negó me hizo constante,
mucho más libre soy y más idéntico,
con más soltura digo y por distante
huyo lo desquiciado y lo esperpéntico,
que a ti te encuentro bella y como amante
del arte eres mi musa, mi mundo auténtico.
El goce con que miro
El goce con que miro y me divierto
viene de ti por verte enamorada,
paso mi tiempo en la mujer gozada,
y entro en la mar serena de tu puerto.
Te quiero verde, como el poeta advierto,
con locuras de tu agua meneada
al pasar por mi lado acompañada
de caderas y muslos de tu aserto.
Como mar, como agua, por sediento,
en el frescor de amor viene mi amada,
me ata al yugo del beso que presiento,
bebo sin desmayar, y aún no gozada,
en mí la siento mía, y si me miento
la mentira es verdad cuando es gustada.
Las miradas del amor
No mires más la mar que atolondrada
como marimba suena en cruel cangrejo,
ni el sol que da, del hombre en el pellejo
de soleado ligón, a su amada.
No mires la virtud cuando es prestada,
ni la verdad serena, ni el gracejo
mira más la soledad y el buen consejo
en tiempos de una vida mal llevada.
Si por mirar me miras dulcemente
piensa que otras veces, enamorado,
a ti miré sin ocultar mi mente
yo te dije también, atormentado,
mírame mejor tú, más bellamente,
que me das la vida si soy mirado.
Si tú me miras
¿ Qué es amor si no un gusto que salido
va en busca del amor en otra cosa
y llenado de amor como una rosa
el amor se desborda de corrido?
¿ Y qué es amor si mojado no ha fluido
hacia el hondo trabazón con que se roza
y empujando a la razón como una broza
da su fuego al instante convenido?
Soy tu amor pues me gozo al amarte
y con sufrir tus males y mentiras
y más me gozo, amor, al rodearte
y cuanto más me doy y tú te giras
voime del todo atado al abrazarte
para acabar muriendo si me miras.
El amor es gacela
El amor es gacela y el fiero amante
suele cazar al ojo en primavera,
con las primeras lluvias cuanto fuera
ponérsele a buen tiro el acechante.
El amor es gracioso aunque distante
te dice no cuanto el sí tuviera,
te mira sin mirar y aunque te viera
ciego parece ser en todo instante.
Te quiere amor, y no me lo discutas,
por ti se llena de pura ebriedad,
loco parece, fiera sin piedad,
de cuantas fuerzas hay es de las brutas,
mas llora a todos por cualquier nimiedad
pues ama a todos, hijos de putas.
Regálame el silencio
Regálame el silencio para que escriba,
para que oiga en ti lo que me callas,
para que encuentre música en tus páginas,
para que sepa hablar como tú hablas;
regálame el silencio, quien no se escucha,
que vive solo en ti como con alas,
y con sus alas vuela y no se acaba,
ni se interrumpe solo, solo es el alma;
regálame el silencio, que no has escrito,
nunca dirán tus cosas las palabras,
callas lo que más quieres, y yo callaba
cuando sobré en la vida, y yo sobraba.
El amante arrepentido
Solía soler y por soler yo suelo
creer por mío a quien amado quiero,
mas solo fue creer, por ello muero
sin nada en qué creer, tirado al suelo.
Amor me puso ante los ojos un velo
hecho de gruesa nube aunque ligero
y así no veo y lo que veo difiero,
pues fue mentirme todo en mi consuelo.
Qué ciego estuve, soñador, quejoso,
joven y bello, tierno con mi amada,
desperdicié mi alma en lo abundoso
y qué error mío al repetir llamada,
pues nada regaló al amoroso
aquella que de mí no quiso nada.
Soneto con pie quebrado
Gracias le doy a quien me hizo,
por hacerme delgado y hasta hermoso,
por aquellas mis piernas de goloso,
y por darme el pensamiento de su hechizo.
Gracias por la juventud que memorizo,
por las ganas de vivir antes dichoso,
por la alegría interior y el mundo de coloso
que me dio cabida, amigos y cuanto quiso.
Por todo cuanto fui en buena hora,
y sin querer, alegre disfruté,
entre mis sueños y la realidad sonora.
Por la buena música y la poesía que amé,
por la mujer a la que hice soñadora
y por cuantas cosas acompañan y acompañé.
El amante arrepentido
Si digo que te quiero no me creas,
es porque sin ti ahora yo no vivo,
me olvidé de vivir, por eso escribo
sin saber escribir por que me leas.
Tú no sabes quién eres, aunque me veas
parezco exagerar de amor obsesivo,
eres tan importante que no concibo
más que estar contigo, seas como seas.
Vuelve a mí que hasta el aire se me espesa,
la vista se me nubla y el alma aprieta
un dolor insoportable que me apresa.
Yo te pido perdón, y no es mi treta,
me duele haberte amado sin cabeza,
por eso te digo, ahora, perdona a este poeta.
Aunque de mí vengáis
Aunque de mí vengáis alados cantos
a llevarme al país de los misterios
donde el sonar de vuestros criterios
en bella música cambiéis mis llantos
no haréis trocar en mí por los quebrantos
la plácida estancia de mis amores serios,
ni el hondo sufrir de cautiverios
los que el arte lleva a los desencantos.
Denme la vida los sonares rotos
que en la campiña alada suenan los buenos,
la estancia en paz de los quebrados sotos,
denme los rayos puros y los cielos llenos
del primitivo mundo, salmos y cotos,
que dan al hombre mundos serenos.
Sin hacer nada
Sin la palabra, tan solo con el cuerpo,
en la penumbra de la noche un día
me dí de bruces con melancolía,
crucé mis dedos a modo de anticuerpo;
me cachis en la mar, el mar está solo,
abruptamente verde como un olivo,
seguramente tiembla, de terror vivo
y solo con bramidos espanta el dolo;
sin la palabra, tan solo voy viviendo,
contando las partículas que me hacen
el equilibro exacto, la paz que yacen,
mi solución es vivir hasta muriendo.
El silencio del ser
Qué bien suena el silencio si tú lo llenas
y de tu música fragante, elocuente,
de la alegría del ser y cuanto siente,
el alma eleva a libertades plenas,
y qué bien suena el amor en horas buenas
y solo calla y con su pecho ardiente
el aire llena de paz, brisa silente,
que la virtud camina en aguas serenas.
Una pausa, descanso, en otro mundo,
la paz que encuentra el ser cuando animado
se sienta a meditar y reposado
la luz le llega oscura de lo profundo,
amor se viene a estar y contra el mundo
el mundo anima a ser bueno y callado.
El amor se sienta en el dintel del jardín
Qué fragor tiene la herida de las flores
y mansedumbre de amor callado tienen,
la presencia inhabitable que sostienen
todo el profundo amor que al mundo ponen;
y qué bella es la flor del pensamiento
esa que adorna las risas de las bellas,
que saca luz y belleza a las estrellas,
la que sostiene el poder del Universo;
¡ tengo una flor, por ti tengo un te quiero,
tengo una rosa blanca, guardada y pura,
tengo un perfume a sal, con mi bravura,
por ti se eleva al viento cuanto yo puedo!
El juglar
Yo no quiero cantar sino ponerme,
dejar mi sueño y sangre alborotada,
dejarme mi dolor, dejar mi entraña,
a mí dejarme hablando con el alma;
no quiero hacerme bello ni aún eterno,
sino fugaz en el tiempo y predecible,
solo quiero ser yo y como yo oírme
diciéndome verdades sin más trampa;
no quiero el ejercicio por fortuito,
ni la voz quiero para acallar mi vida,
quiero ser torrente entre mentiras,
auténtico, veraz, el ser posible;
para cantar, por susurrar, callando,
en versos habitarme silencioso
con el tiempo de ser un ser dichoso
sencillamente hablando, conocible.
Mi corazón volando
Mi corazón volando en dulce compañía,
las horas pasa y su dolor atenúa,
la noche cubre con silencio su alegría
y el sopor de las sombras al sueño lo adecua;
no paso, sin pasar de un modo a otro,
ni miro, pues mirar sería imposible,
al callado vivir sereno me acomodo
y al tiempo que discurre en lo indecible;
la dulce compañía es mi desvelo,
su nombre es nada y para mí lo es todo,
mi corazón es modo de llamar a lo que quiero,
volar es para mí leerlo solo.
Una vida escrita
Espero que al vivir en dulce siembra
toda mi duda y el vacilar espante
lo que en mí se llene el bien lo cante,
la dulce sombra alada que remembra.
Tanto de mí como de ti resiembra
el buen amor conjuros de un instante,
es eterno el azar que en adelante
brillará más que el sol sobre mi hembra.
Es la verdad postura que al postrarse
el mundo eleva y a la virtud ensalza,
cancioncillas de amor que amor descalza
y en dulce siega atado y al mostrarse
tanto de mí como de ti nos alza
en dulce sueño para leer y estarse.
Autorretrato
Escribo al ser con santo golosino,
al sol dorado y al néctar de la vida,
escribo al mar, que nunca fue destino,
como si el mar me amara o fuera en ello mi vida.
Y no es así, así no soy y pienso que así soy,
no soy del mar, del mito o de los muertos,
soy un hombre sencillo, tal como voy,
no me llamaron el más allá ni los puertos.
Soy un hombre solo y ahora que lo pienso
solo me encuentro a mí, aún más pequeño,
pues por no ser soy, y fue todo mi empeño,
el pequeño cantor de un mundo inmenso.
Oh tú mi Sol
Oh tú mi sol en campo en mí llevado,
aliento y alma en mi poesía escrito,
oh tú mi bien, excelso tan bendito,
dentro vienes a mí, mi bien amado.
Tan grande como bello e inaudito,
portento en uno a la virtud juntado
el oro que regala tu aro descrito
y el halo de armonía que has lanzado.
Oh sol que repetido haces historia
traes y llevas por campo atrevido
el trono de los dioses en tu gloria,
y a la Tierra llenas encendido
el calor que da vida en tu victoria
sobre las sombras y la luz uncido.
El gran misterio soy yo mismo
Dentro o detrás de mí, en alguna parte,
vive un ser de verdad que a veces siento
es mi yo y no es mi yo, parte incruento,
que generosamente oculta su gran arte.
Mi yo sabe vivir sin mí y aunque reparte
su vida con la mía, no es Dios ni es mi cuento,
sino lo más completo de mí, mi aliento
que de verdad me hace entero y me comparte.
Saber que yo no soy yo en adelante
parece como locura desatada,
pero es el misterio y lo importante.
El no saber de mí me da ganada
una vida que oculta a un ser gigante,
el que a ratos soy, y no es buscada.
El niño que fuimos
Oh rostro esencial lleno de rocío,
que sin saber de nada lo sabe todo,
ay niño primordial jugando con lo mío,
ay virtud esmerada, primicia, mi tesoro.
Bajo la pálida luna, fúlgida, incorruptible,
pasea la luz tan limpia y llena de jazmines,
primicia substancial, parada, límite
de un mundo estrenado lleno de confines.
Oh niño elemental en el jardín jugando,
abierta la ventana que enseña el mundo,
recreando el lugar, para llegar amando
a cuanto habita el tiempo y habitarlo único.
La triste realidad
Es triste realidad apenas eco,
una mentira atroz en desbandada,
un ruido que apenas grita nada,
un mundo que se llena y sigue hueco.
La verdad es más dúctil y en lo seco
mojada está de un agua saturada,
pacífica y excelente, y aunque parada,
no se pudre ni reseca el verdiseco.
¿ Qué es entonces verdad si no es la mente
que nos guía segura hacia la vida,
y al mundo hace vivir entre la gente?
¿ Que no para de ser, y aún perseguida,
no se oculta sino muestra lo evidente,
pues es virtud que hallada es conseguida?
Los abrazos
Cuando la tierra en mí me fue gozosa
y me sacó las fuerzas de la nada,
el vivir para mí fue una gozada
y la ancha tierra dio mirada hermosa.
Oh juventud anclada y poderosa
belleza a razón uniste y gustada
la razón de mi ser recién ganada
amor se hizo y regaló su rosa.
Como la tierra que el sol abraza fuertemente
y sutil y armónica la encuentra enamorada
así mi amor de estreno bellamente
en cosas de amor y amistad gozada
abracé la verdad gustosamente
e hizo bien mi vida cuando abrazada.
Los negros espacios habitados
Como balcón sentado al gran abismo,
que sus ventanas abre al infinito
tan negro el corazón deshace el rito
del alma en las ventanas de uno mismo.
Cruza el oscuro espacio el heroísmo
radiante astro con la humildad del mito,
guerrero esplendente, cielo bendito,
vestido de gloria sin fatalismo.
¡ Oh edades que me cubren y llenan mi memoria
de dioses y de banderas más allá del mundo!
mensaje inmortal unido a la historia
sobre el abismo me ata y en lo profundo
vivir me hace de manera notoria
habitante de vida, verso fecundo.
Victoria en Samotracia
El aire tiene forma, la más leve,
tiene la voz, aliento de poesía,
tiene el lento sonido a melancolía
y las frías alas suaves cuando llueve,
tiene la brisa, esencia de lo breve,
lo más agraz y a modo de osadía,
la duda esculpe, más grave, cuando espía
tus bellos ojos tan fríos como nieve.
Tienes el aire, también eres canción,
en tus andares y en tus meneos con gracia
eres la fuente y mi inspiración.
Por la divina escala sube con audacia
la vida en siglos unida al colofón
de cuanto bello es, victoria en Samotracia.
Soneto del airoso vivir
Estamos los que estamos y seguimos
somos los que somos y nos amamos,
vivimos porque amando deseamos,
y luego de estar vivos ni nos vimos.
Queremos ser y por querer gozamos,
nos gustamos y damos muchos mimos,
venimos a parar donde salimos
y vamos a no ser pues acabamos.
En la vida el sinfín es cosa nuestra,
que está y no está, seguido a nuestra historia,
nacemos cual regalo y como muestra,
si al poco de nacer vamos a gloria,
nunca parose el tiempo, cosa siniestra,
y en un tris tras solo somos memoria.
¡ Viva la vida!
Viva la vida que alegre se nos llena
y ardiente corre como virtud del alma,
su sed de amor, sus ansias, su gran calma,
generosa cumple con alegría sin pena.
Vivan las gentes su armonía tan buena
que por vivos nos viven, el canto ensalma
nuestro cuerpo exaltado que amor empalma
de la vida a la vida, donde el mundo ordena.
Vivir es plenitud, lo más importante,
estar vivos del todo es alegría,
contar por sueños el alma tan constante.
Que no por simples ni amantes de poesía
los alegres vividores en lo pensante
saben sacar partido a su día a día.
(ilustración, rosas de Torres Morenilla)
El amor es alegre y poderoso
Siempre estoy radiante como el sol,
alegre como mañana lisonjera
llevo con fortaleza mi primera
nostalgia amante de aguerrido rol.
Te quiero firme como el español,
en escuadrón resuelta mi bandera
por ser mi amada y aunque no tuviera
el goce tuyo cantaría en bemol.
Te quiero y me gustas sobre todo,
siento que estoy de ti enamorado
llevo con alegría este pecado
de amarte de verdad y cuando a modo
de correspondencia, entusiasmado,
gozo con vista lo que no he gozado.
La fuente
Brota agua gozosa que das la vida
y contra la vida bulles mil mundos,
das a mi sed de amor sueños profundos,
y confortas mi alma en ti bebida.
Si celestial vagáis como salida,
fecundáis alegres soles rotundos,
sonora y callada, cantos fecundos,
los cristales de agua os ven vestida.
Una fuente de gozo sacó mi agua,
luna de crisantemo, hojas de plata,
tras su paso oscuro, fuego que fragua,
dame tu agua, amor, que si amor cata
una fuente tan dulce bajo tu enagua
por beberla mi sueño mi muerte mata.
El árbol del amor
Subí a un árbol hasta tocar el cielo
y mágico ascendía alegre y duro,
ganaba por ganar y no me apuro
por ser tu árbol, amor, subido en celo.
Tan poderoso y ardiente rompí el velo
en la mirada tuya de amor tan puro
encendí en mis ramas más seguro
otro fuego misterioso de tu hielo.
Amada eres frugal y en campo tienes
mis caricias cogidas de tu mano,
quitas mi alma, cuando vas y vienes,
entre árboles y tierra, por lo sano,
besas mi árbol erguido y lo sostienes
ascendido en tu amor y soberano.
A la virtud poética
Serenamente tú por tu lindeza
serena la premura con que miras,
serena la virtud con que me animas,
el mundo lo serena tu pureza,
por esa claridad haces espesa
la nube como blanca en que me miras,
contigo se va el alma y así me animas
unir mi arrobo a tu delicadeza.
El mundo se serena y en aire olvido
llena de claridad el verso amado
y calla por cantar cuanto hayas sido.
El espacio se ensancha y con agrado
celeste el cambio en la virtud ha unido
el mundo más grande a tu ser cantado.
De lo vivido a lo contado
Detrás de mi cogote, en la nuca
se acuna un escritor de mis modismos,
no exagero si digo que en los mismos
vive un ser que en mi mente se acurruca.
De allí salen, detrás de la peluca,
ideas malsanas a modo de verismos,
fatuos me son, también son los abismos,
los canutos del ser de mi casuca.
Siendo corta la testa que ahí escribe
largo os habla del infinito, osado,
y cambia la verdad de su pasado,
pues, en esto de escribir lo que se vive
se hace grande lo corto que revive
y da por hecho lo que no fue dado.
El silencio de la campana
Llené mis campos de fuego tan dorado,
de mi inconsciencia, luz, del ansia ciencia,
hundí dibujos pintados sin docencia,
la humilde rapidez de un fugado.
Arrimé los hombros al verso bien rimado
y clemente quedé ya sin clemencia,
la paciencia me armó, más la impaciencia,
validó de mi fuga lo figurado.
También cambié en tiempos muy cambiados
y te miré furtivo tras la ventana
buscando la desnudez de tus costados.
Me encabritó la noche y más mañana,
más solo me quedé con versos atados
en la mudez del hombre y su campana.
El amor ruge como fiera
La fiera de mi amor está que trina
y pugna por llegar a tus caderas,
hundirse contra ti con ansias fieras
y amarte hasta morir que le empecina.
Me sube con su entraña tan supina
la forma que le crece si tuvieras
el gusto mío salido y así me vieras
llena de complacencia que le empina.
Los barrotes de amor son duras rejas
donde la fiera ruge y se menea
con ansias locas si en su furor te alejas.
No mira el amor tranquilo y se cabrea
si no lo aceptas del todo o si lo dejas,
loco de querer sin que a ti te vea.
Los nuevos tiempos son más altos
Se ha puesto el tiempo su reloj de moda
y lo enseña complacido y orgulloso
que en esto de cambiar es presuroso
y en esto de mostrar es un rapsoda.
Los tiempos cambian, siempre van de boda,
presumen elegantes lo pomposo
son de lo más florido y lo ostentoso,
con silencio acaban en nada toda.
Nos hacen nos deshacen nos alargan,
los moldes de la vida cambian rumbos,
sin que nos den cuentas nos abotargan
Y cuanto fuimos, hasta en los gayumbos,
no solo morimos en lo que embargan
sino que vienen otros con más zumbos.
Corazón a calzón quitado
No me quieras que no me lo merezco,
pégame con dureza en lo más duro,
que he sido infiel a un amor tan puro,
el tuyo, renuncia a mí que así padezco.
Niégame el pan y la sal a cuanto ofrezco,
mi pérfido amor a tu amor seguro
en lo que niegues de eso yo me curo,
si me quieres bien no ames lo que aborrezco.
También soy mentiroso, a veces miento,
te estoy mintiendo ahora lo que digo,
quiéreme mucho más que estoy hambriento
del amor que nunca buscas conmigo,
pues sobra amarte y por sobrado sigo
clamando por tu amor con gran tormento.
Don melón
En carroza de esmeraldas en el huerto
el melón en la tierra meditaba,
su barriga de oro se llenaba
y él tan dulce quedó como tan cierto.
Perfumado como un pan recién abierto,
manjar de lo aquietado condensaba
un tiempo delicioso y se entregaba
jugoso, elemental, contra el desierto.
Tomaron por tonto a él y es mente sola,
sin piernas, sin nariz y sin pernadas
elipsis primordial, solo universo.
Sorpresa que dio la huerta y trae cola,
el primo de los pepinos y confitadas,
si olvida a su familia, hará buen verso.
La dicha de la memoria
Mirar atrás por si la dicha vuelve
y vuelve con dicha dicha esa fuerza,
volver a percibir cuanto se esfuerza
el músculo vital que nos envuelve.
Mirar sin tiempo en cuanto desenvuelve
mientras el tiempo pasa y ayer refuerza
el pasado que fue y otro que almuerza
en presente fugaz que nos devuelve.
No se puede olvidar cuando constante
el tiempo huye tan cauto cual profundo
por la vereda límite de un instante,
si quieres olvidar olvida el mundo
y cuanto de mundo es en tu pensante
y trata de abstraerte solo un segundo.
Poema del vacile
Ay, qué triste se va por ti tormenta,
el aire y su virtud que te han dejado,
reguero de tu verso atormentado,
ese bajar y bajar que hizo afrenta.
Por ti, cuando en el campo el viento cuenta
quietud de mar en su paisaje alado,
todo queda atrás y en el cielo airado
deja paso a dicha cuando se asienta.
Oh mirada fugaz que tuvo el mundo,
tan joven y locuaz llena de vida,
ay campo del lugar, lo más fecundo,
por quien si miro atrás y va perdida
la luz de ocaso que en mi poema hundo
¡ ay chorros de la luz, tan nuevo herida!
Las virtudes del campo
La grandeza del camino al que llenan
mil bichejos y mil ramajes juntos,
campechano y leal en los conjuntos,
manera natural, que nos serenan.
El ruidillo del agua donde penan
mil silencios del universo adjuntos,
también colores de la tierra en puntos
que brillan en arroyo y desordenan.
El viento amigo que es virtud que ensalza
su vuelo de oro, polvo del camino,
la danza virginal, limpia y descalza.
Los olores de la sierra que el destino
eterno fluye de la virtud que calza
y la vida que se vive con noble sino.
El inexorable tránsito del poeta
Qué pronto pasa el verso y pasa el día
en papel ahumado vuelve a olvido,
el verso muere pues lo que fue ha sido,
como arena en manos de Poesía,
nada queda del mundo y así sería
si no es por el momento en que leído
también el mundo vuelve cuando ido,
mas nunca vuelva ayer ni volvería.
Rola la luna y el universo rola,
todo lo que se mueve tiende a llevado,
después de transitar en una ola,
nada queda luego ni aún lo amado
que inexorable el tiempo va a su bola
rodando sin parar, nunca ha parado.
Como el agua se viene amor
El agua parece irse y bien regresa
y siendo otra el mismo río parece
como mi mal, como mi bien, se mece
en viaje de ida y vuelta por la fresa.
Baja el agua su canción y sopesa,
la pulcra melodía empequeñece
mas llega amor y el corazón perece
que el mal de amor agranda y lo mal pesa.
Ay aguas, cuando venís por los recodos
limpias y bien nacidas vuestras fuentes,
canciones todas de sutiles modos,
Cantadme al entregar y entre mis gentes
hacedme suspirar y amar a todos
como aguas de pureza y limpias mentes.
El buen matrimonio
Del hombre la mujer parte su coro
y en ara a la verdad la da tenida
con suerte rara el hombre en la vida
encuentra una mujer como de oro.
Por su bien le trabaja y con decoro
su casa alegre y limpia da acogida
a una paz bulliciosa bien mecida
en la lumbre de amor de su tesoro.
Siempre es fiesta en el hombre enamorado
si una mujer hermosa así lo quiere,
para sentirse el más afortunado.
Quien así tiene y el bien prefiere,
no hay día umbroso, ni haber malhadado
para un hombre que a mujer buena se uniere.
Tan cerca como de mí mismo
Voy a hablarte con razón y con mi peso,
desnuda pongo en ti toda palabra,
por fin mi corazón tu cielo abra
y alcance en la verdad vivir por eso.
Si no di mi trabajo ni embeleso,
ni tuve en cuenta el vivir del que labra
el buen espíritu; que la armonía reabra
mi nuevo hacer por ti solo con seso.
Tan cerca estabas que no estabas del todo,
tan próximo a mí que en mí te conjuntabas,
mas no por ello de mí como escapabas
y nunca te advertí ni estando en modo
que era esencia tuya que a mí dejabas;
que al fin trabaje yo codo con codo.
Vuelve amor
Engullido de amor y sus fatigas,
cansado espero a vuelta con la vida,
a la fortuna la di por perdida,
si por amor escribo las cantigas.
El amor nos unió por las barrigas
mas pronto, por yo no sé qué parida
nos desunió y nos dejó en la partida,
quedados separados y como higas.
Si para atrás volvieran los amores
revivieran lo mucho que han querido,
vendría lo que se había perdido,
que en esto de volver a los candores
un amor tan joven y consentido
renace con más fuego y más fulgores.
Soneto valeroso
Ponle más corazón, sin miedo, ponte,
la vida es de valientes y de osados,
de aquellos que los miedos son ganados,
los que afrontan como único horizonte
Si en la manera el goce te confronte
( breve es el placer para enamorados),
levántate con tu alma a tus costados
con dolor tu valentía remonte.
Quien por menos o más serenamente
oye las enseñanzas de la vida,
torna por paz lo que le fue atenida
y en segundos se va placidamente
con el vigor de la virtud seguida,
pues nada valdrá temor finalmente.
Me tomo la libertad
La libertad es modo y es manera
no sé si tan profunda cual se viste,
pues libertad es aquello que desviste
a los que libertad miran por fuera.
Por dentro ata y el paso lo aligera,
mas quema dentro y su frescor insiste
dándome más libertad si ello asiste
a tenerme más libre de lo que era.
Con libertad yo creo en mis cosas
que sencillas y naturales hacen mi mundo,
me doy por libre aunque ando sobre losas,
otra es la libertad en lo profundo,
cauce de mi vida, poesía y prosas,
del ser y el no ser de mi trasmundo.
El escritor
Oh sombras del país que no conozco,
aliento húmedo de barros sin barrera,
cálidas alas de nube y primavera,
rincones solos en que paseo mis ojos.
Oh luna encendida brillándome en el rostro,
extracto de un jardín, aséptica en su esfera,
limpieza que aún dura y en su lugar me espera,
para vivir mi vida, para gozar mi gozo.
Carámbanos y nieves sortean la cuartilla,
paisajes de cristal y de los fríos pausados,
picachos en los montes, riachuelos en la orilla,
donde me encuentro a gusto entre versos trabados,
ignorando a mi ser, en soledad que ensilla
un brioso corcel, sobre el hacer, montados.
Palabras
Palabras que en el amor escribe la pureza,
bailan como solas con alegría interior,
que van del mundo al aire, del aire por el cielo
se pierden y se callan como la vieja canción,
fragantes como el agua, corrientes en el pueblo,
que de la divina fuente son la inspiración,
palabras que nos unen y nos llevan atados
como lágrimas que lloran nuestro alrededor,
que son hoyas hundidas, miradas realzadas,
paradas, cristalinas, calientes como amor,
palabra, las palabras, la sangre de poetas,
estrellas de la armonía, unidas a la flor
que las dejo a solas y solas están perdidas
sobre el mundo en el aire, sobre el aire el adiós.
El tiempo trae dolor
Me duele el alma si al nacer los días
los campos verdes con árboles se mueven,
los cielos grises que los amores llueven,
la fatídica luz última y últimas vías.
Me duele amar las dulces melodías
que nos dejan sin mar, sin campos y nos lleven
a la soledad inmensa en que nos nieven
los blandos pasos del arte y las poesías.
Me duele también el ser, por consecuente,
por cuanto quiso ser y no lo pudo,
por el paso del tiempo y un presente
que nunca está del todo y por lo rudo
que de amor tiene el trémulo creyente
que pasó y pasa de todo y va desnudo.
El espejo
En un mundo de cristal, hecho a medida,
transparente y luminoso al mismo tiempo,
va pasando lo que mueve en esta vida
o quedose parado en contratiempo.
Nos leemos y preguntamos por el tiempo
en el mapa virtual gris de su herida
y locuaz nos repite, en pasatiempo,
la tragedia mordaz como vivida.
Oh lunática ilusión de cristal hecha,
planicie exacta o curva, de este mundo,
primavera fatal, rota, deshecha,
que a la virtud anula en lo profundo
y solo muestra el rostro del que pecha
sin inmutarle el dolor de su trasmundo.
La mirada ante el espejo
¿ Qué son las cadenas si no son pasos
que en la vida nos damos sin medida,
sin rumbo, el oropel, penosa vida
de gusto atado a otro gusto, escasos?
¿ Y qué son hechos si no son los casos
en que porfiamos sin mente, ni sabida,
la buena lección del orden resumida,
y vamos de risa en risa cual payasos?
La vida que a un golpe se nos va, ya no es,
nos quedamos solos ante el espejo
y pasa nuestro mal en su reflejo,
no hay tiempo para un nuevo traspiés,
de pronto entendemos el consejo,
pero el mundo va de duro y del revés.
Estando en mí
Estando en mí y sobre mí cubierto
junté los años y a la vida regalé a mi abrigo,
los paisajes rotos se han venido conmigo
y el mismo sol de entre ellos he abierto.
Tanta fue la dicha y su bien tan cierto
que el tiempo pasado como aire consigo
reunirlos a todos como en paisaje amigo,
aunque dentro de mí ya se hayan muerto.
Estando en mí la vida llegó asiduamente,
furor de hojas rotas, caídas en la cabeza,
tiempo feroz que separaba últimamente,
que me lleva de la vida a la muerte y aún me besa
fatal, sutil, con su frialdad, sobre mi frente
un ruido de hojas caídas que no cesa.
Matar el gusanillo del tiempo
Voy a llegar tarde de todos modos
por más que quiera correr y el tiempo vuele
se adelanta mi dolor donde más duele
la vida, inexorable, nos lleva a todos.
Se secarán las fuentes, olerán los lodos
el viento árido y fuerte como más suele
lamerá las raíces del pelele,
todo es pasivo e inútil sin acomodos.
El tiempo ni se estira ni se acaba
sencillamente pasa y nos arrolla
nos deja heridos en donde más gustaba.
Pasaba, pasó y gustó y nuestra olla
se queda absorta, parada si recaba
nada puede hacer ya, nadie la apoya.
El museo de la vida
No quita poesía un solo grano,
ni la virtud adorna con su túnica,
no canta mi estrella como única,
ni cambia el mundo su vivir más sano.
Así los tiempos grandes de su mano
se hacen paz en esta guerra púnica,
vacían los yelmos en soledad tribúnica,
y en gran espacio se abren a lo vano.
El mundo no ha cambiado desde mundo,
su guerra es hambre y su virtud ganancia,
tiene rostro de ser lo más profundo,
mas a poco que rasques su prestancia
sale su fiera de rostro iracundo
hiriendo el aire en negra intolerancia.
Sonetos esenciales
Soneto es en la esencia y en la mirada,
quizás por su actitud irrevocable,
rincón de amor y miedo insuperable,
presencia de una voz que fue llamada.
Condensa los vocablos y es pensada
esta esencia del verso que hace amable,
pues es bueno lo poco y razonable,
medida es generosa y bien rimada.
Tiene número, arcana es su figura,
en moldes de lo clásico es valioso,
no opone a rigor poesía pura,
Y si cuesta al principio, es gozoso
el bien que pronto deja a la locura
de hacer de amor un acto cuidadoso.
No sé si son catorce o son más versos
Soneto es el modo en el que hablo,
augusto, exacto, en su bondad medido,
antiguo arcángel con canas enaltecido,
veraz razón escrita la que entablo;
por mi verdad, al discurrir, el vocablo
con gravedad me pinto esclarecido,
digo locuaz y acabaré pulido,
objeto de mis versos en un retablo.
Como copos de la nieve que cayendo
ponen lomas de armiño inmaculado
así el discurrir poemas construyendo
en libertad, sin oponer, heme cantado
mas ahora al uso en plenitud escribiendo
sonetos digo para acabar sentado.
Flor que brota sobre oscuros lodos
Oh dicta la razón claras sus cosas,
tan claras dicta y forman un riachuelo
como aguas van cara a cara del cielo,
en la quietud del mundo brotan brozas.
Por esta la razón no salen rosas,
que son locura hermosa puesta en celo,
salen matemáticas y ponen velo
a la estricta verdad sin ser hermosas.
Yo quiero la belleza en esta vida,
la que mejora el tiempo y sus modos
y a ti te hace por ello muy querida.
Por bella, por mujer, por ser de todos
la ínclita razón de amor unida
y flor que brota sobre oscuros lodos.
Yo soy de aquellos que ayer dijeron:
el Sol gira en torno a la Tierra, y aún lo digo,
también que amor es lo importante, y me prosigo,
nunca gané más que cuando otros perdieron,
del siglo más pasado y quienes perecieron
la semilla en mí dejaron y no consigo
salirme de ella pues que a mi semilla sigo,
impertérrito y terreno, que así me hicieron.
Mas otros hay que solo a muertos ganan,
contra la muerte hunden espadas vencedoras,
tajadas dan a enemigos en muertas horas,
y no ser de esos ni de los que se ufanan
me parece más de hombres que de señoras,
pues también soy de los que fobia afanan
Por un mar de razones solo te quiero
Por tu bien, por el aire enrarecido,
por la costumbre y el modo de seguirte,
por tu candor, tu palabra y no herirte
me abro a ti con mi pecho dolorido.
Son tus cosas aquellas que no han sido,
el modo tuyo el hacer y el vivirte,
por eso quiero y no sé cómo decirte
lo que me une a ti más de lo unido.
Así te expongo, a tiempo, en unas letras,
sacadas a virtud de no entenderme,
las extiendo en mi mar y por sus tretas
y en acabado el ser y por ponerme,
debajo de razón y sus poetas,
te escribo sin mirarte por no verme.
Calles de París, Juan Gris
La calle del cubismo
Unos trozos de papel en la calle
una calle de papel por la acera
una acera urdida como tuera,
una tuera saliendo en bocacalle.
El silencio rozado de su entalle,
una anciana que la cierra portera,
un sol que fue y ya no es lo que era,
y la noche que le borra el detalle.
,
La calle golpeada de coches y de gentes
quedó pronto varada a su aire,
llenando para nada en sus fuentes,
qué urdimbre de restos apiló el desaire
en la calle dejados por durmientes
y la oscuridad que la cruza al socaire.
Sonetillo de corrido
A veces vuelo y a veces voy de abrigo,
me pierdo más cuando sufro lo menos,
si abigarradamente no consigo
besar la belleza en sus grandes senos;
porque el amor es más de lo que digo,
ya sea por obra o acabar más buenos
cambian los versos, en lo que prosigo,
si a lo impensable y nuevo son ajenos
me queda un mundo por soltar mi rima;
en esto de escribir y su destreza,
más corre el viejo que el joven anima
y que en llegando a meta sin pereza
con más soltura el viejo se aproxima
a decir lo que dicta sutileza.
Te amo en asonante y sin catorce costados
No es con sonetos como amé de veras
ni es mi verdad amarte con sonetos,
que mis versos los llevo de amuletos
y todo lo que quiero es que me quieras.
Te amo con tal fuerza porque tú fueras
mi vivir, que escribir no fueron retos
ni decirme o llevarte en mis secretos
más allá de la tumba y me leyeras.
Te amo sin consonantes ni catorce costados,
ni con la vida a cuestas, ni la verdad suprema,
te amo para que tú quieras, de mi alma sacados,
esos locos de amor que no fueron un poema
sino la sangre y mi vida en mis sueños juntados,
para ti, hermosa mía, con mi clara y mi yema.
Soneto a la muerte
La muerte para mí no tiene hartura
ni es mi tormento verla solapada,
como amiga del hombre es como nada,
como amiga de dioses la más pura.
Por la costumbre de irme en la natura
temiéndola en mi ser como malvada
me aparté de afrontarla en mi morada
y ya es hora la encuentre en mi aventura.
¡ Muérete muerte de una vez por todas!
que si a los hombres en llanto conmueves
a la verdad no encuentres con tus podas.
Reviva el lecho en que el amor no mueves,
ni por ti, ni en cuanto en el mundo rodas,
ni a verdad ni a poesía te lleves.
Soneto en contra mía
Por mí y contra mí, solo de parte,
en parte estoy conmigo y separado,
por fin de mí ya estoy acostumbrado
a ser de mí y contra mí por arte.
Estoy de mí cansado y en un aparte
contra mí vuelvo mi aire desairado,
pero es por mí que estando en este estado
vuelva hacia mí y cambie en el encarte.
Por una parte me amo en gran manera,
cuanto mío es de mí lo doy ganado,
pero por otra a mí me tengo fuera
y no es lo mío estar donde fui echado,
ni es lo mío sobrar y aunque lo fuera
lo cierto es que me siento duplicado.
José María Torres Morenilla
Iniciado: Madrid, febrero 9, 2011
Última revisión: Madrid, noviembre 20, 2024
Ilustración de José María Torres Morenilla, Unas casas de París" de Juan Gris y Venus y Cupido de Alegoría de Agnolo Bronzino, "
Prohibida la reproducción total ni la parcial sin citar al autor.
© José María Torres Morenilla